Fisterra

    Prevención primaria del duelo complicado: información para los familiares y entorno social próximo del doliente principal

    Información para los familiares y entorno social próximo del doliente principal


    Cuando vivimos de cerca el duelo que está afectando a una persona querida, debemos tener en cuenta que, muchas veces, nosotros también estamos afectados por la pérdida y haciendo nuestro propio duelo, y a esto debemos añadir la impotencia que nos crea el no poder ayudarle para evitar su dolor.

    Casi siempre pensamos que puede haber algo mágico y que además sea rápido, pero no es posible, por eso la ayuda a las personas en duelo hay que plantearla como ayuda de largo recorrido.

    Seguro que en este camino, que va a ser el proceso del duelo de esa persona cercana, te vas a hacer muchas preguntas, pero sobre todo, te preguntarás qué es lo que puedes hacer, de qué modo le puedes apoyar. Vamos a ir tocando varios aspectos que te pueden orientar:

    ¿Cuál es la mejor actitud para ayudar?

    En líneas generales, podemos decir que la mejor manera de ayudar a una persona en duelo es acompañarle en su camino, interesarnos por sus necesidades y respetar el tiempo que precise para recorrerlo.

    La comprensión y cercanía emocional, favorecen la libre expresión de sentimientos. Compartir sentimientos, recuerdos, a veces llantos, proporciona gran alivio y no es, para nada, negativo; todo lo contrario de lo que muchas veces se piensa. Volver a comentar y compartir los recuerdos proporciona alivio emocional al doliente y es la mejor manera de que estos sean cada vez menos dolorosos.

    Cuando se acompaña, no siempre es necesario hablar. La compañía en silencio es mejor que la soledad.

    ¿Se puede evitar el sufrimiento?

    El dolor que cada persona siente por la pérdida de un ser querido, no se lo puedes evitar. Tampoco lo hará una pastilla, ni la ayuda de un especialista, aunque lo puedan aliviar. Pero lo que sin duda resulta muy importante es la compañía y compartir sus lágrimas, si las sientes.

    ¿Qué tiempo se necesita para recuperar la “normalidad”?

    Hay que olvidarse del reloj y los calendarios porque no hay un tiempo de resolución como objetivo. Resulta comprensible que, a veces, te sientas impaciente porque parece que la persona en duelo no avanza, que siempre está con lo mismo, con su tristeza, con su vida centrada en el pasado... A pesar de todo, no es conveniente apremiar ni presionar, porque con esto lo único que consigues es que oculte sus sentimientos cuando esté contigo.

    Recuerda que el ritmo de recuperación y el tiempo que se necesita para superar la situación de duelo o, al menos, para conseguir un estado más satisfactorio, no es el mismo en todas las personas afectadas por la misma pérdida. Lo más habitual es que a las personas más cercanas al fallecido, les cueste más recuperar la “normalidad”.

    ¿Qué se debe evitar?

    Evita siempre los tópicos, las frases hechas, los juicios de valor, los consejos no pedidos: “tienes que ser fuerte”, “es lo mejor que le podía pasar”, “sigue adelante con tu vida”, “olvídalo”, “Dios lo quiso así”, “sé cómo te sientes”, “lo que tienes que hacer es…” Son mensajes bien intencionados pero pueden resultar molestos y dolorosos, porque transmiten un alejamiento emocional con la persona que sufre y despiertan en ella sentimientos de incomprensión y enfado.

    También existe una creencia muy extendida que dice que “el tiempo lo cura todo”. El tiempo ayuda, pero el tiempo por sí mismo no conduce a la resolución del duelo. Lo que ayuda es lo que se haga durante ese tiempo, es decir, el ir asumiendo la nueva realidad sin la persona perdida y aprender a vivir, buscando nuevos motivos para que la vida resulte atractiva.

    Se dice más, y se ayuda más, con una mirada, una sonrisa, un apretón de manos o con un abrazo que con una frase hecha. Un abrazo a tiempo puede ser la mejor de las medicinas.

    ¿Qué pasa cuando veo que está llorando? ¿Quiere decir que está peor? ¿Qué se puede hacer en estos casos?

    Es frecuente que a lo largo del camino del duelo, los estados de ánimo varíen, a veces en relación a los aniversarios, fiestas, cumpleaños, vacaciones... Otras veces ni se sabe. Esto no indica que se encuentre peor, simplemente es parte del proceso.

    Tampoco el llanto indica que se encuentra peor, es sólo un modo natural de aliviar la tensión emocional. Se dice que los dolores del alma que el cuerpo no llora en forma de lágrimas, los llorará en forma de dolor y enfermedad.

    No hay que reprimir el llanto, ni tener miedo a compartirlo, porque si es sincero, es bueno para quienes lo comparten.

    ¿Cómo debo relacionarme?

    Conviene mantener el contacto a lo largo del tiempo, y no limitarse sólo a las primeras semanas. Son preferibles las visitas cortas y frecuentes, que las prolongadas y muy espaciadas en el tiempo.

    Las personas en duelo tienden, en muchas ocasiones, al aislamiento, por eso es conveniente saber ofrecerles ayuda y anticiparse a sus necesidades.

    Pasados unos meses, hay que animar a que participe en cualquier iniciativa que suponga la reincorporación a las relaciones con la familia, con sus amistades, las actividades sociales y/o religiosas que mantenía antes… y a proyectos de futuro.

    Algunas precauciones

    En las primeras fases del duelo, cuando el sufrimiento es muy intenso, el deseo de proteger y evitar este dolor hace que se tomen decisiones, a veces precipitadas, como cambios de domicilio, viajes para olvidar, desprenderse de objetos del ser querido, venta de propiedades (vender el piso para ir a vivir con los hijos o hijas…), una nueva pareja, un embarazo sustitutivo... Conviene durante unos meses evitar la toma de decisiones importantes, sobre todo si son irreversibles, ya que podemos estar influenciados por el impacto emocional de la pérdida y esto puede llevarnos a tomar decisiones que, valoradas en condiciones normales, nos parecerían inadecuadas.

    ¿Cuándo debo preocuparme e insistir para que pida ayuda?

    La gran mayoría de los duelos se resuelven dentro de la normalidad. Solamente entre un 10 y un 20% se acaban complicando pero, en la mayoría de estos casos, había unos predictores de riesgo que ya indicaban que el duelo podía complicarse. Estos predictores tienen en cuenta los antecedentes de la persona en duelo, su relación con la persona fallecida, las causas de la muerte, el apoyo sociofamiliar que tenga…
    Posiblemente, sobre todo al principio, te pueden asustar manifestaciones de dolor que suelen ser muy intensas, como una enorme ansiedad, o estar profundamente triste, con una gran pena, confusión o enfado, incluso con el ser querido fallecido. Puede haber conflictos con la familia o dificultades para aceptar lo que ha ocurrido, puede comenzar o aumentar una conducta adictiva… pero conviene dar un tiempo para ver cómo evolucionan. Sobre todo, es importante ver el grado en que estas manifestaciones le impiden a la persona, reincorporarse a su vida en todos los aspectos. En cualquier caso, si existen dudas en torno a lo que está ocurriendo, conviene animarle a que lo consulte con su médico de familia.

    Autores

    Víctor Landa Petralanda Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (1)
    Jesús Ángel García García Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (2)
    Mónica Moyano Lorenzo Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (3)
    Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad del País Vasco
    Belén Molina González Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (4)
    Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad del País Vasco

    (1) Centro de Salud de Basauri/Ariz. OSI Barrualde-Galdakao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.
    (2) Centro de Salud Kueto-Sestao. PALEQUI (equipo consultor de cuidados paliativos). OSI Barakaldo-Sestao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.
    (3) Unidad de Cuidados Paliativos. Hospital San Juan de Dios. Santurtzi. Bizkaia. España.
    (4) Centro de Salud de Zuazo. OSI Barakaldo-Sestao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.

    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Prevención primaria del duelo complicado: información para los familiares y entorno social próximo del doliente principal

    Fecha de revisión: 06/02/2017
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    Información para los familiares y entorno social próximo del doliente principal


    Cuando vivimos de cerca el duelo que está afectando a una persona querida, debemos tener en cuenta que, muchas veces, nosotros también estamos afectados por la pérdida y haciendo nuestro propio duelo, y a esto debemos añadir la impotencia que nos crea el no poder ayudarle para evitar su dolor.

    Casi siempre pensamos que puede haber algo mágico y que además sea rápido, pero no es posible, por eso la ayuda a las personas en duelo hay que plantearla como ayuda de largo recorrido.

    Seguro que en este camino, que va a ser el proceso del duelo de esa persona cercana, te vas a hacer muchas preguntas, pero sobre todo, te preguntarás qué es lo que puedes hacer, de qué modo le puedes apoyar. Vamos a ir tocando varios aspectos que te pueden orientar:

    ¿Cuál es la mejor actitud para ayudar?

    En líneas generales, podemos decir que la mejor manera de ayudar a una persona en duelo es acompañarle en su camino, interesarnos por sus necesidades y respetar el tiempo que precise para recorrerlo.

    La comprensión y cercanía emocional, favorecen la libre expresión de sentimientos. Compartir sentimientos, recuerdos, a veces llantos, proporciona gran alivio y no es, para nada, negativo; todo lo contrario de lo que muchas veces se piensa. Volver a comentar y compartir los recuerdos proporciona alivio emocional al doliente y es la mejor manera de que estos sean cada vez menos dolorosos.

    Cuando se acompaña, no siempre es necesario hablar. La compañía en silencio es mejor que la soledad.

    ¿Se puede evitar el sufrimiento?

    El dolor que cada persona siente por la pérdida de un ser querido, no se lo puedes evitar. Tampoco lo hará una pastilla, ni la ayuda de un especialista, aunque lo puedan aliviar. Pero lo que sin duda resulta muy importante es la compañía y compartir sus lágrimas, si las sientes.

    ¿Qué tiempo se necesita para recuperar la “normalidad”?

    Hay que olvidarse del reloj y los calendarios porque no hay un tiempo de resolución como objetivo. Resulta comprensible que, a veces, te sientas impaciente porque parece que la persona en duelo no avanza, que siempre está con lo mismo, con su tristeza, con su vida centrada en el pasado... A pesar de todo, no es conveniente apremiar ni presionar, porque con esto lo único que consigues es que oculte sus sentimientos cuando esté contigo.

    Recuerda que el ritmo de recuperación y el tiempo que se necesita para superar la situación de duelo o, al menos, para conseguir un estado más satisfactorio, no es el mismo en todas las personas afectadas por la misma pérdida. Lo más habitual es que a las personas más cercanas al fallecido, les cueste más recuperar la “normalidad”.

    ¿Qué se debe evitar?

    Evita siempre los tópicos, las frases hechas, los juicios de valor, los consejos no pedidos: “tienes que ser fuerte”, “es lo mejor que le podía pasar”, “sigue adelante con tu vida”, “olvídalo”, “Dios lo quiso así”, “sé cómo te sientes”, “lo que tienes que hacer es…” Son mensajes bien intencionados pero pueden resultar molestos y dolorosos, porque transmiten un alejamiento emocional con la persona que sufre y despiertan en ella sentimientos de incomprensión y enfado.

    También existe una creencia muy extendida que dice que “el tiempo lo cura todo”. El tiempo ayuda, pero el tiempo por sí mismo no conduce a la resolución del duelo. Lo que ayuda es lo que se haga durante ese tiempo, es decir, el ir asumiendo la nueva realidad sin la persona perdida y aprender a vivir, buscando nuevos motivos para que la vida resulte atractiva.

    Se dice más, y se ayuda más, con una mirada, una sonrisa, un apretón de manos o con un abrazo que con una frase hecha. Un abrazo a tiempo puede ser la mejor de las medicinas.

    ¿Qué pasa cuando veo que está llorando? ¿Quiere decir que está peor? ¿Qué se puede hacer en estos casos?

    Es frecuente que a lo largo del camino del duelo, los estados de ánimo varíen, a veces en relación a los aniversarios, fiestas, cumpleaños, vacaciones... Otras veces ni se sabe. Esto no indica que se encuentre peor, simplemente es parte del proceso.

    Tampoco el llanto indica que se encuentra peor, es sólo un modo natural de aliviar la tensión emocional. Se dice que los dolores del alma que el cuerpo no llora en forma de lágrimas, los llorará en forma de dolor y enfermedad.

    No hay que reprimir el llanto, ni tener miedo a compartirlo, porque si es sincero, es bueno para quienes lo comparten.

    ¿Cómo debo relacionarme?

    Conviene mantener el contacto a lo largo del tiempo, y no limitarse sólo a las primeras semanas. Son preferibles las visitas cortas y frecuentes, que las prolongadas y muy espaciadas en el tiempo.

    Las personas en duelo tienden, en muchas ocasiones, al aislamiento, por eso es conveniente saber ofrecerles ayuda y anticiparse a sus necesidades.

    Pasados unos meses, hay que animar a que participe en cualquier iniciativa que suponga la reincorporación a las relaciones con la familia, con sus amistades, las actividades sociales y/o religiosas que mantenía antes… y a proyectos de futuro.

    Algunas precauciones

    En las primeras fases del duelo, cuando el sufrimiento es muy intenso, el deseo de proteger y evitar este dolor hace que se tomen decisiones, a veces precipitadas, como cambios de domicilio, viajes para olvidar, desprenderse de objetos del ser querido, venta de propiedades (vender el piso para ir a vivir con los hijos o hijas…), una nueva pareja, un embarazo sustitutivo... Conviene durante unos meses evitar la toma de decisiones importantes, sobre todo si son irreversibles, ya que podemos estar influenciados por el impacto emocional de la pérdida y esto puede llevarnos a tomar decisiones que, valoradas en condiciones normales, nos parecerían inadecuadas.

    ¿Cuándo debo preocuparme e insistir para que pida ayuda?

    La gran mayoría de los duelos se resuelven dentro de la normalidad. Solamente entre un 10 y un 20% se acaban complicando pero, en la mayoría de estos casos, había unos predictores de riesgo que ya indicaban que el duelo podía complicarse. Estos predictores tienen en cuenta los antecedentes de la persona en duelo, su relación con la persona fallecida, las causas de la muerte, el apoyo sociofamiliar que tenga…
    Posiblemente, sobre todo al principio, te pueden asustar manifestaciones de dolor que suelen ser muy intensas, como una enorme ansiedad, o estar profundamente triste, con una gran pena, confusión o enfado, incluso con el ser querido fallecido. Puede haber conflictos con la familia o dificultades para aceptar lo que ha ocurrido, puede comenzar o aumentar una conducta adictiva… pero conviene dar un tiempo para ver cómo evolucionan. Sobre todo, es importante ver el grado en que estas manifestaciones le impiden a la persona, reincorporarse a su vida en todos los aspectos. En cualquier caso, si existen dudas en torno a lo que está ocurriendo, conviene animarle a que lo consulte con su médico de familia.

    Autores

    Víctor Landa Petralanda Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (1)
    Jesús Ángel García García Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (2)
    Mónica Moyano Lorenzo Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (3)
    Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad del País Vasco
    Belén Molina González Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (4)
    Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad del País Vasco

    (1) Centro de Salud de Basauri/Ariz. OSI Barrualde-Galdakao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.
    (2) Centro de Salud Kueto-Sestao. PALEQUI (equipo consultor de cuidados paliativos). OSI Barakaldo-Sestao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.
    (3) Unidad de Cuidados Paliativos. Hospital San Juan de Dios. Santurtzi. Bizkaia. España.
    (4) Centro de Salud de Zuazo. OSI Barakaldo-Sestao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.

    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Prevención primaria del duelo complicado: información para los familiares y entorno social próximo del doliente principal

    Fecha de revisión: 06/02/2017

    Información para los familiares y entorno social próximo del doliente principal


    Cuando vivimos de cerca el duelo que está afectando a una persona querida, debemos tener en cuenta que, muchas veces, nosotros también estamos afectados por la pérdida y haciendo nuestro propio duelo, y a esto debemos añadir la impotencia que nos crea el no poder ayudarle para evitar su dolor.

    Casi siempre pensamos que puede haber algo mágico y que además sea rápido, pero no es posible, por eso la ayuda a las personas en duelo hay que plantearla como ayuda de largo recorrido.

    Seguro que en este camino, que va a ser el proceso del duelo de esa persona cercana, te vas a hacer muchas preguntas, pero sobre todo, te preguntarás qué es lo que puedes hacer, de qué modo le puedes apoyar. Vamos a ir tocando varios aspectos que te pueden orientar:

    ¿Cuál es la mejor actitud para ayudar?

    En líneas generales, podemos decir que la mejor manera de ayudar a una persona en duelo es acompañarle en su camino, interesarnos por sus necesidades y respetar el tiempo que precise para recorrerlo.

    La comprensión y cercanía emocional, favorecen la libre expresión de sentimientos. Compartir sentimientos, recuerdos, a veces llantos, proporciona gran alivio y no es, para nada, negativo; todo lo contrario de lo que muchas veces se piensa. Volver a comentar y compartir los recuerdos proporciona alivio emocional al doliente y es la mejor manera de que estos sean cada vez menos dolorosos.

    Cuando se acompaña, no siempre es necesario hablar. La compañía en silencio es mejor que la soledad.

    ¿Se puede evitar el sufrimiento?

    El dolor que cada persona siente por la pérdida de un ser querido, no se lo puedes evitar. Tampoco lo hará una pastilla, ni la ayuda de un especialista, aunque lo puedan aliviar. Pero lo que sin duda resulta muy importante es la compañía y compartir sus lágrimas, si las sientes.

    ¿Qué tiempo se necesita para recuperar la “normalidad”?

    Hay que olvidarse del reloj y los calendarios porque no hay un tiempo de resolución como objetivo. Resulta comprensible que, a veces, te sientas impaciente porque parece que la persona en duelo no avanza, que siempre está con lo mismo, con su tristeza, con su vida centrada en el pasado... A pesar de todo, no es conveniente apremiar ni presionar, porque con esto lo único que consigues es que oculte sus sentimientos cuando esté contigo.

    Recuerda que el ritmo de recuperación y el tiempo que se necesita para superar la situación de duelo o, al menos, para conseguir un estado más satisfactorio, no es el mismo en todas las personas afectadas por la misma pérdida. Lo más habitual es que a las personas más cercanas al fallecido, les cueste más recuperar la “normalidad”.

    ¿Qué se debe evitar?

    Evita siempre los tópicos, las frases hechas, los juicios de valor, los consejos no pedidos: “tienes que ser fuerte”, “es lo mejor que le podía pasar”, “sigue adelante con tu vida”, “olvídalo”, “Dios lo quiso así”, “sé cómo te sientes”, “lo que tienes que hacer es…” Son mensajes bien intencionados pero pueden resultar molestos y dolorosos, porque transmiten un alejamiento emocional con la persona que sufre y despiertan en ella sentimientos de incomprensión y enfado.

    También existe una creencia muy extendida que dice que “el tiempo lo cura todo”. El tiempo ayuda, pero el tiempo por sí mismo no conduce a la resolución del duelo. Lo que ayuda es lo que se haga durante ese tiempo, es decir, el ir asumiendo la nueva realidad sin la persona perdida y aprender a vivir, buscando nuevos motivos para que la vida resulte atractiva.

    Se dice más, y se ayuda más, con una mirada, una sonrisa, un apretón de manos o con un abrazo que con una frase hecha. Un abrazo a tiempo puede ser la mejor de las medicinas.

    ¿Qué pasa cuando veo que está llorando? ¿Quiere decir que está peor? ¿Qué se puede hacer en estos casos?

    Es frecuente que a lo largo del camino del duelo, los estados de ánimo varíen, a veces en relación a los aniversarios, fiestas, cumpleaños, vacaciones... Otras veces ni se sabe. Esto no indica que se encuentre peor, simplemente es parte del proceso.

    Tampoco el llanto indica que se encuentra peor, es sólo un modo natural de aliviar la tensión emocional. Se dice que los dolores del alma que el cuerpo no llora en forma de lágrimas, los llorará en forma de dolor y enfermedad.

    No hay que reprimir el llanto, ni tener miedo a compartirlo, porque si es sincero, es bueno para quienes lo comparten.

    ¿Cómo debo relacionarme?

    Conviene mantener el contacto a lo largo del tiempo, y no limitarse sólo a las primeras semanas. Son preferibles las visitas cortas y frecuentes, que las prolongadas y muy espaciadas en el tiempo.

    Las personas en duelo tienden, en muchas ocasiones, al aislamiento, por eso es conveniente saber ofrecerles ayuda y anticiparse a sus necesidades.

    Pasados unos meses, hay que animar a que participe en cualquier iniciativa que suponga la reincorporación a las relaciones con la familia, con sus amistades, las actividades sociales y/o religiosas que mantenía antes… y a proyectos de futuro.

    Algunas precauciones

    En las primeras fases del duelo, cuando el sufrimiento es muy intenso, el deseo de proteger y evitar este dolor hace que se tomen decisiones, a veces precipitadas, como cambios de domicilio, viajes para olvidar, desprenderse de objetos del ser querido, venta de propiedades (vender el piso para ir a vivir con los hijos o hijas…), una nueva pareja, un embarazo sustitutivo... Conviene durante unos meses evitar la toma de decisiones importantes, sobre todo si son irreversibles, ya que podemos estar influenciados por el impacto emocional de la pérdida y esto puede llevarnos a tomar decisiones que, valoradas en condiciones normales, nos parecerían inadecuadas.

    ¿Cuándo debo preocuparme e insistir para que pida ayuda?

    La gran mayoría de los duelos se resuelven dentro de la normalidad. Solamente entre un 10 y un 20% se acaban complicando pero, en la mayoría de estos casos, había unos predictores de riesgo que ya indicaban que el duelo podía complicarse. Estos predictores tienen en cuenta los antecedentes de la persona en duelo, su relación con la persona fallecida, las causas de la muerte, el apoyo sociofamiliar que tenga…
    Posiblemente, sobre todo al principio, te pueden asustar manifestaciones de dolor que suelen ser muy intensas, como una enorme ansiedad, o estar profundamente triste, con una gran pena, confusión o enfado, incluso con el ser querido fallecido. Puede haber conflictos con la familia o dificultades para aceptar lo que ha ocurrido, puede comenzar o aumentar una conducta adictiva… pero conviene dar un tiempo para ver cómo evolucionan. Sobre todo, es importante ver el grado en que estas manifestaciones le impiden a la persona, reincorporarse a su vida en todos los aspectos. En cualquier caso, si existen dudas en torno a lo que está ocurriendo, conviene animarle a que lo consulte con su médico de familia.

    Autores

    Víctor Landa Petralanda Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (1)
    Jesús Ángel García García Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (2)
    Mónica Moyano Lorenzo Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (3)
    Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad del País Vasco
    Belén Molina González Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (4)
    Máster en Cuidados Paliativos por la Universidad del País Vasco

    (1) Centro de Salud de Basauri/Ariz. OSI Barrualde-Galdakao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.
    (2) Centro de Salud Kueto-Sestao. PALEQUI (equipo consultor de cuidados paliativos). OSI Barakaldo-Sestao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.
    (3) Unidad de Cuidados Paliativos. Hospital San Juan de Dios. Santurtzi. Bizkaia. España.
    (4) Centro de Salud de Zuazo. OSI Barakaldo-Sestao. Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Bizkaia. España.

    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
    © Descargado el 15/10/2024 18:20:42 Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright © . Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.