Fisterra

    Disfunción de la articulación temporomandibular

    ¿De qué hablamos?


    La disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), también conocida como trastorno temporomandibular (TTM), síndrome de Costen o compromiso de la articulación temporomandibular (CAT), se considera la causa más frecuente de dolor orofacial crónico de causa no dental, así como la segunda causa de dolor musculoesquelético más común después del dolor crónico de espalda. Se caracteriza por la presencia de dolor preauricular con irradiación temporal y maxilar, de carácter crónico. Corresponde a un grupo heterogéneo de alteraciones que involucran factores orgánicos, psicosociales y psicológicos que afectan al aparato masticatorio y reducen la calidad de vida de los pacientes (Iodice G, 2019; Mehta NR, 2019).

    Afecta preferentemente al sexo femenino (4:1), sobre todo entre 20-40 años; y se estima que entre el 40 y el 75% de la población presenta al menos un signo de TTM (movimiento anormal de mandíbula, chasquidos o ruidos con la movilización, hipersensibilidad a la palpación) y hasta un 33% al menos un síntoma como dolor facial y/o dolor articular (Tsai V, 2018; Zakrzewska JM, 2015).

    En ocasiones el paciente es valorado por cefaleas crónicas, sin criterios migrañosos, refractarias a tratamiento. Un síntoma frecuente en estos pacientes es la presencia de acúfenos (Zakrzewska JM, 2015; Omidvar S, 2019).

    Su etiología suele ser multifactorial, en muchos casos idiopática, lo que la convierte en una patología de diagnóstico difícil (Zakrzewska JM, 2015). En la literatura se han reportado factores de riesgo que incluyen la crepitación mandibular, la edad avanzada, la mala higiene oral, así como los traumatismos faciales y el antecedente de uso de ortodoncia (Iodice G, 2019). En España se ha observado el aumento de la prevalencia de el TTM en las últimas décadas, así como el aumento del riesgo en personas que viven en zonas rurales en contra de personas que viven en zonas urbanas (OR 1,55) (Montero J, 2018).

    En general se asume que el dolor puede tener un origen muscular (causa miogénica) o articular (causa artrítica o artrósica). Puede deberse a mala mordida (pérdida de piezas dentarias o mala colocación de las mismas), traumatismo mandibular y hábitos parafuncionales (bruxismo). La maloclusión dentaria provocaría un desequilibrio de la articulación, compensada por los tejidos blandos circundantes, incluidos los músculos de la masticación, lo que provocaría una tensión excesiva en la zona y cefalea. Estos hechos pueden ocasionar una distorsión y, en última instancia, cambios degenerativos en la ATM, con dolor que se irradia a región preauricular y frontomaxilar ipsilateral. Si los cambios articulares son suficientemente graves podrían llegar a provocar luxación y bloqueo articular. Sin embargo, hasta la fecha, el tratamiento ortodóncico de la maloclusión dentaria no ha podido demostrar, de forma concluyente, la mejoría del TTM o de su prevención (Luther F, 2010). Otras posibles causas de TTM pueden ser las enfermedades del tejido conectivo y la artritis reumatoide. Se ha propuesto el análisis de anticuerpos inespecíficos como son los ANA y el factor reumatoide como prueba de screening en determinados grupos de paciente con patología de la ATM (Kim JR, 2018).

    En algunos casos, la disfunción anatómica es insuficiente para explicar su etiología, por lo que pueden estar asociados factores psicógenos: depresión, ansiedad, estrés postraumático, desórdenes de personalidad o una historia de abuso del hábito masticatorio (por ejemplo, consumo de chicle) (Zakrzewska JM, 2015; Kindler S, 2012; Celic R, 2006). Se ha observado que la asociación entre los factores psicógenos y la patología temporomandibular agrava los síntomas y la calidad de vida de estos pacientes (Luther F, 2010).

    ¿Cómo se diagnostica?

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    ¿Cómo se trata?

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    Bibliografía

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Disfunción de la articulación temporomandibular

    Fecha de revisión: 08/07/2019
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    La disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), también conocida como trastorno temporomandibular (TTM), síndrome de Costen o compromiso de la articulación temporomandibular (CAT), se considera la causa más frecuente de dolor orofacial crónico de causa no dental, así como la segunda causa de dolor musculoesquelético más común después del dolor crónico de espalda. Se caracteriza por la presencia de dolor preauricular con irradiación temporal y maxilar, de carácter crónico. Corresponde a un grupo heterogéneo de alteraciones que involucran factores orgánicos, psicosociales y psicológicos que afectan al aparato masticatorio y reducen la calidad de vida de los pacientes (Iodice G, 2019; Mehta NR, 2019).

    Afecta preferentemente al sexo femenino (4:1), sobre todo entre 20-40 años; y se estima que entre el 40 y el 75% de la población presenta al menos un signo de TTM (movimiento anormal de mandíbula, chasquidos o ruidos con la movilización, hipersensibilidad a la palpación) y hasta un 33% al menos un síntoma como dolor facial y/o dolor articular (Tsai V, 2018; Zakrzewska JM, 2015).

    En ocasiones el paciente es valorado por cefaleas crónicas, sin criterios migrañosos, refractarias a tratamiento. Un síntoma frecuente en estos pacientes es la presencia de acúfenos (Zakrzewska JM, 2015; Omidvar S, 2019).

    Su etiología suele ser multifactorial, en muchos casos idiopática, lo que la convierte en una patología de diagnóstico difícil (Zakrzewska JM, 2015). En la literatura se han reportado factores de riesgo que incluyen la crepitación mandibular, la edad avanzada, la mala higiene oral, así como los traumatismos faciales y el antecedente de uso de ortodoncia (Iodice G, 2019). En España se ha observado el aumento de la prevalencia de el TTM en las últimas décadas, así como el aumento del riesgo en personas que viven en zonas rurales en contra de personas que viven en zonas urbanas (OR 1,55) (Montero J, 2018).

    En general se asume que el dolor puede tener un origen muscular (causa miogénica) o articular (causa artrítica o artrósica). Puede deberse a mala mordida (pérdida de piezas dentarias o mala colocación de las mismas), traumatismo mandibular y hábitos parafuncionales (bruxismo). La maloclusión dentaria provocaría un desequilibrio de la articulación, compensada por los tejidos blandos circundantes, incluidos los músculos de la masticación, lo que provocaría una tensión excesiva en la zona y cefalea. Estos hechos pueden ocasionar una distorsión y, en última instancia, cambios degenerativos en la ATM, con dolor que se irradia a región preauricular y frontomaxilar ipsilateral. Si los cambios articulares son suficientemente graves podrían llegar a provocar luxación y bloqueo articular. Sin embargo, hasta la fecha, el tratamiento ortodóncico de la maloclusión dentaria no ha podido demostrar, de forma concluyente, la mejoría del TTM o de su prevención (Luther F, 2010). Otras posibles causas de TTM pueden ser las enfermedades del tejido conectivo y la artritis reumatoide. Se ha propuesto el análisis de anticuerpos inespecíficos como son los ANA y el factor reumatoide como prueba de screening en determinados grupos de paciente con patología de la ATM (Kim JR, 2018).

    En algunos casos, la disfunción anatómica es insuficiente para explicar su etiología, por lo que pueden estar asociados factores psicógenos: depresión, ansiedad, estrés postraumático, desórdenes de personalidad o una historia de abuso del hábito masticatorio (por ejemplo, consumo de chicle) (Zakrzewska JM, 2015; Kindler S, 2012; Celic R, 2006). Se ha observado que la asociación entre los factores psicógenos y la patología temporomandibular agrava los síntomas y la calidad de vida de estos pacientes (Luther F, 2010).

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    La disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), también conocida como trastorno temporomandibular (TTM), síndrome de Costen o compromiso de la articulación temporomandibular (CAT), se considera la causa más frecuente de dolor orofacial crónico de causa no dental, así como la segunda causa de dolor musculoesquelético más común después del dolor crónico de espalda. Se caracteriza por la presencia de dolor preauricular con irradiación temporal y maxilar, de carácter crónico. Corresponde a un grupo heterogéneo de alteraciones que involucran factores orgánicos, psicosociales y psicológicos que afectan al aparato masticatorio y reducen la calidad de vida de los pacientes (Iodice G, 2019; Mehta NR, 2019).

    Afecta preferentemente al sexo femenino (4:1), sobre todo entre 20-40 años; y se estima que entre el 40 y el 75% de la población presenta al menos un signo de TTM (movimiento anormal de mandíbula, chasquidos o ruidos con la movilización, hipersensibilidad a la palpación) y hasta un 33% al menos un síntoma como dolor facial y/o dolor articular (Tsai V, 2018; Zakrzewska JM, 2015).

    En ocasiones el paciente es valorado por cefaleas crónicas, sin criterios migrañosos, refractarias a tratamiento. Un síntoma frecuente en estos pacientes es la presencia de acúfenos (Zakrzewska JM, 2015; Omidvar S, 2019).

    Su etiología suele ser multifactorial, en muchos casos idiopática, lo que la convierte en una patología de diagnóstico difícil (Zakrzewska JM, 2015). En la literatura se han reportado factores de riesgo que incluyen la crepitación mandibular, la edad avanzada, la mala higiene oral, así como los traumatismos faciales y el antecedente de uso de ortodoncia (Iodice G, 2019). En España se ha observado el aumento de la prevalencia de el TTM en las últimas décadas, así como el aumento del riesgo en personas que viven en zonas rurales en contra de personas que viven en zonas urbanas (OR 1,55) (Montero J, 2018).

    En general se asume que el dolor puede tener un origen muscular (causa miogénica) o articular (causa artrítica o artrósica). Puede deberse a mala mordida (pérdida de piezas dentarias o mala colocación de las mismas), traumatismo mandibular y hábitos parafuncionales (bruxismo). La maloclusión dentaria provocaría un desequilibrio de la articulación, compensada por los tejidos blandos circundantes, incluidos los músculos de la masticación, lo que provocaría una tensión excesiva en la zona y cefalea. Estos hechos pueden ocasionar una distorsión y, en última instancia, cambios degenerativos en la ATM, con dolor que se irradia a región preauricular y frontomaxilar ipsilateral. Si los cambios articulares son suficientemente graves podrían llegar a provocar luxación y bloqueo articular. Sin embargo, hasta la fecha, el tratamiento ortodóncico de la maloclusión dentaria no ha podido demostrar, de forma concluyente, la mejoría del TTM o de su prevención (Luther F, 2010). Otras posibles causas de TTM pueden ser las enfermedades del tejido conectivo y la artritis reumatoide. Se ha propuesto el análisis de anticuerpos inespecíficos como son los ANA y el factor reumatoide como prueba de screening en determinados grupos de paciente con patología de la ATM (Kim JR, 2018).

    En algunos casos, la disfunción anatómica es insuficiente para explicar su etiología, por lo que pueden estar asociados factores psicógenos: depresión, ansiedad, estrés postraumático, desórdenes de personalidad o una historia de abuso del hábito masticatorio (por ejemplo, consumo de chicle) (Zakrzewska JM, 2015; Kindler S, 2012; Celic R, 2006). Se ha observado que la asociación entre los factores psicógenos y la patología temporomandibular agrava los síntomas y la calidad de vida de estos pacientes (Luther F, 2010).

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