Fisterra

    Deterioro cognitivo leve

    ¿De qué hablamos?


    El deterioro cognitivo leve (DCL) corresponde a un estadio intermedio entre el estado cognitivo normal y la demencia. Supone una condición distinta al deterioro progresivo normal del envejecimiento que se considera una pérdida similar al de otras personas de la misma edad. Debe cumplir los siguientes criterios (Assaf G, 2018; Sanford AM, 2017; Albert MS, 2011):

    • Cambio en el estado cognitivo con respecto a su situación previa objetivado por el paciente, persona conocedora o la observación del clínico.
    • Deterioro en al menos una de las seis áreas de conocimiento (memoria y aprendizaje, habilidades sociales, función ejecutiva, atención, lenguaje o habilidades visoespaciales) para lo que corresponde a su edad y nivel educacional.
    • Conservación de la función cognitiva general (funciones mentales que intervienen en el proceso de la toma de decisiones, organización de ideas, pensamiento abstracto, planificación y realización de planes).
    • Ausencia de afectación significativa en las actividades de la vida diaria.
    • Ausencia de demencia: deterioro en al menos dos de las siguientes funciones cognitivas: memoria, lenguaje, percepción visoespacial, función ejecutiva o comportamiento. El deterioro debe ser lo suficientemente importante como para alterar de forma significativa las actividades de la vida diaria, laborales o sociales y éste no puede explicarse por otras causas como el delirio o enfermedades psiquiátricas.

    El DCL se ha clasificado en (Jongsiriyanyong S, 2018; Petersen RC, 2016; Sanford AM, 2017):

    • Tipo amnésico: afecta de forma característica al área de la memoria, sobre todo la episódica (capacidad para aprender y retener información nueva). Es la más frecuente y la que de forma más habitual evoluciona a enfermedad de Alzheimer (EA). En ocasiones también pueden alterarse otras áreas cognitivas: DCL tipo amnésico de múltiples dominios.
    • Tipo no amnésico: predomina el deterioro en cualquiera de las otras zonas cognitivas más que en la memoria, de forma aislada o de varias a la vez (DCL tipo no amnésico de múltiples dominios). En estos casos la evolución puede ser a otras formas de demencia en función del área más afectada: demencia frontotemporal, afasia progresiva primaria o demencia por cuerpos de Lewy.

    La prevalencia estimada del DCL varía mucho según la definición utilizada (Ward A, 2012). Se sitúa entre el 3-22% de las personas mayores de 65 años y entre el 8-15% de ellas progresa a demencia cada año.

    El principal factor de riesgo para su desarrollo es la edad (Petersen RC, 2016; Assaf G, 2018; Sanford AM, 2017). Se ha relacionado con otras enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Huntington o con la infección por VIH. Otras condiciones que han podido relacionarse con el DCL son: sedentarismo, nivel educativo bajo, existencia de factores de riesgo vascular como hipertensión arterial (HTA), hiperlipemia, diabetes mellitus, cardiopatía isquémica o ictus, la presencia del genotipo apolipoproteína E (APOE-4), antecedentes familiares de deterioro cognitivo, depresión o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Deckers K, 2017; Jongsiriyanyong S, 2018; Petersen RC, 2018; Sanford AM, 2017).

    Por el momento y sobre todo por problemas metodológicos, no ha podido relacionarse de forma clara con niveles bajos de vitamina D (Etgen T, 2012), ni con el síndrome metabólico (Assuncao N, 2018), y aunque algunos autores señalan un posible efecto protector de la dieta mediterránea en el DCL y en la EA, se necesitan más estudios a largo plazo para confirmar estos hallazgos (Singh B, 2014; Lourida I, 2013), así como también para determinar el efecto protector que se ha observado en algunos estudios en pacientes que tocan instrumentos musicales (Walsh S, 2021).

    A pesar de que la FDA en 2012 alertara de la posibilidad de que las estatinas pudieran favorecer el deterioro cognitivo, estos hallazgos no han podido demostrarse de forma concluyente. Se necesitan estudios mejor diseñados y a más largo plazo para determinar conclusiones definitivas acerca del efecto de estos fármacos a nivel cognitivo (Ott BR, 2015; Swiger KJ, 2013). Tampoco ha podido demostrarse su posible beneficio en la prevención de todos los tipos de demencia (Chu CS, 2018).

    ¿Cuáles son sus manifestaciones clínicas?

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    ¿Cómo se diagnostica?

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    ¿Cómo evoluciona?

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    ¿Cuál es su tratamiento?

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    Bibliografía

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    Más en la red

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    Autoras

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Deterioro cognitivo leve

    Fecha de revisión: 22/03/2021
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    El deterioro cognitivo leve (DCL) corresponde a un estadio intermedio entre el estado cognitivo normal y la demencia. Supone una condición distinta al deterioro progresivo normal del envejecimiento que se considera una pérdida similar al de otras personas de la misma edad. Debe cumplir los siguientes criterios (Assaf G, 2018; Sanford AM, 2017; Albert MS, 2011):

    • Cambio en el estado cognitivo con respecto a su situación previa objetivado por el paciente, persona conocedora o la observación del clínico.
    • Deterioro en al menos una de las seis áreas de conocimiento (memoria y aprendizaje, habilidades sociales, función ejecutiva, atención, lenguaje o habilidades visoespaciales) para lo que corresponde a su edad y nivel educacional.
    • Conservación de la función cognitiva general (funciones mentales que intervienen en el proceso de la toma de decisiones, organización de ideas, pensamiento abstracto, planificación y realización de planes).
    • Ausencia de afectación significativa en las actividades de la vida diaria.
    • Ausencia de demencia: deterioro en al menos dos de las siguientes funciones cognitivas: memoria, lenguaje, percepción visoespacial, función ejecutiva o comportamiento. El deterioro debe ser lo suficientemente importante como para alterar de forma significativa las actividades de la vida diaria, laborales o sociales y éste no puede explicarse por otras causas como el delirio o enfermedades psiquiátricas.

    El DCL se ha clasificado en (Jongsiriyanyong S, 2018; Petersen RC, 2016; Sanford AM, 2017):

    • Tipo amnésico: afecta de forma característica al área de la memoria, sobre todo la episódica (capacidad para aprender y retener información nueva). Es la más frecuente y la que de forma más habitual evoluciona a enfermedad de Alzheimer (EA). En ocasiones también pueden alterarse otras áreas cognitivas: DCL tipo amnésico de múltiples dominios.
    • Tipo no amnésico: predomina el deterioro en cualquiera de las otras zonas cognitivas más que en la memoria, de forma aislada o de varias a la vez (DCL tipo no amnésico de múltiples dominios). En estos casos la evolución puede ser a otras formas de demencia en función del área más afectada: demencia frontotemporal, afasia progresiva primaria o demencia por cuerpos de Lewy.

    La prevalencia estimada del DCL varía mucho según la definición utilizada (Ward A, 2012). Se sitúa entre el 3-22% de las personas mayores de 65 años y entre el 8-15% de ellas progresa a demencia cada año.

    El principal factor de riesgo para su desarrollo es la edad (Petersen RC, 2016; Assaf G, 2018; Sanford AM, 2017). Se ha relacionado con otras enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Huntington o con la infección por VIH. Otras condiciones que han podido relacionarse con el DCL son: sedentarismo, nivel educativo bajo, existencia de factores de riesgo vascular como hipertensión arterial (HTA), hiperlipemia, diabetes mellitus, cardiopatía isquémica o ictus, la presencia del genotipo apolipoproteína E (APOE-4), antecedentes familiares de deterioro cognitivo, depresión o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Deckers K, 2017; Jongsiriyanyong S, 2018; Petersen RC, 2018; Sanford AM, 2017).

    Por el momento y sobre todo por problemas metodológicos, no ha podido relacionarse de forma clara con niveles bajos de vitamina D (Etgen T, 2012), ni con el síndrome metabólico (Assuncao N, 2018), y aunque algunos autores señalan un posible efecto protector de la dieta mediterránea en el DCL y en la EA, se necesitan más estudios a largo plazo para confirmar estos hallazgos (Singh B, 2014; Lourida I, 2013), así como también para determinar el efecto protector que se ha observado en algunos estudios en pacientes que tocan instrumentos musicales (Walsh S, 2021).

    A pesar de que la FDA en 2012 alertara de la posibilidad de que las estatinas pudieran favorecer el deterioro cognitivo, estos hallazgos no han podido demostrarse de forma concluyente. Se necesitan estudios mejor diseñados y a más largo plazo para determinar conclusiones definitivas acerca del efecto de estos fármacos a nivel cognitivo (Ott BR, 2015; Swiger KJ, 2013). Tampoco ha podido demostrarse su posible beneficio en la prevención de todos los tipos de demencia (Chu CS, 2018).

    ¿Cuáles son sus manifestaciones clínicas?

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    ¿Cuál es su tratamiento?

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    Bibliografía

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    Fecha de revisión: 22/03/2021

    ¿De qué hablamos?


    El deterioro cognitivo leve (DCL) corresponde a un estadio intermedio entre el estado cognitivo normal y la demencia. Supone una condición distinta al deterioro progresivo normal del envejecimiento que se considera una pérdida similar al de otras personas de la misma edad. Debe cumplir los siguientes criterios (Assaf G, 2018; Sanford AM, 2017; Albert MS, 2011):

    • Cambio en el estado cognitivo con respecto a su situación previa objetivado por el paciente, persona conocedora o la observación del clínico.
    • Deterioro en al menos una de las seis áreas de conocimiento (memoria y aprendizaje, habilidades sociales, función ejecutiva, atención, lenguaje o habilidades visoespaciales) para lo que corresponde a su edad y nivel educacional.
    • Conservación de la función cognitiva general (funciones mentales que intervienen en el proceso de la toma de decisiones, organización de ideas, pensamiento abstracto, planificación y realización de planes).
    • Ausencia de afectación significativa en las actividades de la vida diaria.
    • Ausencia de demencia: deterioro en al menos dos de las siguientes funciones cognitivas: memoria, lenguaje, percepción visoespacial, función ejecutiva o comportamiento. El deterioro debe ser lo suficientemente importante como para alterar de forma significativa las actividades de la vida diaria, laborales o sociales y éste no puede explicarse por otras causas como el delirio o enfermedades psiquiátricas.

    El DCL se ha clasificado en (Jongsiriyanyong S, 2018; Petersen RC, 2016; Sanford AM, 2017):

    • Tipo amnésico: afecta de forma característica al área de la memoria, sobre todo la episódica (capacidad para aprender y retener información nueva). Es la más frecuente y la que de forma más habitual evoluciona a enfermedad de Alzheimer (EA). En ocasiones también pueden alterarse otras áreas cognitivas: DCL tipo amnésico de múltiples dominios.
    • Tipo no amnésico: predomina el deterioro en cualquiera de las otras zonas cognitivas más que en la memoria, de forma aislada o de varias a la vez (DCL tipo no amnésico de múltiples dominios). En estos casos la evolución puede ser a otras formas de demencia en función del área más afectada: demencia frontotemporal, afasia progresiva primaria o demencia por cuerpos de Lewy.

    La prevalencia estimada del DCL varía mucho según la definición utilizada (Ward A, 2012). Se sitúa entre el 3-22% de las personas mayores de 65 años y entre el 8-15% de ellas progresa a demencia cada año.

    El principal factor de riesgo para su desarrollo es la edad (Petersen RC, 2016; Assaf G, 2018; Sanford AM, 2017). Se ha relacionado con otras enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Huntington o con la infección por VIH. Otras condiciones que han podido relacionarse con el DCL son: sedentarismo, nivel educativo bajo, existencia de factores de riesgo vascular como hipertensión arterial (HTA), hiperlipemia, diabetes mellitus, cardiopatía isquémica o ictus, la presencia del genotipo apolipoproteína E (APOE-4), antecedentes familiares de deterioro cognitivo, depresión o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Deckers K, 2017; Jongsiriyanyong S, 2018; Petersen RC, 2018; Sanford AM, 2017).

    Por el momento y sobre todo por problemas metodológicos, no ha podido relacionarse de forma clara con niveles bajos de vitamina D (Etgen T, 2012), ni con el síndrome metabólico (Assuncao N, 2018), y aunque algunos autores señalan un posible efecto protector de la dieta mediterránea en el DCL y en la EA, se necesitan más estudios a largo plazo para confirmar estos hallazgos (Singh B, 2014; Lourida I, 2013), así como también para determinar el efecto protector que se ha observado en algunos estudios en pacientes que tocan instrumentos musicales (Walsh S, 2021).

    A pesar de que la FDA en 2012 alertara de la posibilidad de que las estatinas pudieran favorecer el deterioro cognitivo, estos hallazgos no han podido demostrarse de forma concluyente. Se necesitan estudios mejor diseñados y a más largo plazo para determinar conclusiones definitivas acerca del efecto de estos fármacos a nivel cognitivo (Ott BR, 2015; Swiger KJ, 2013). Tampoco ha podido demostrarse su posible beneficio en la prevención de todos los tipos de demencia (Chu CS, 2018).

    ¿Cuáles son sus manifestaciones clínicas?

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