Fisterra

    Yodo y embarazo

    ¿De qué hablamos?


    La glándula tiroides requiere yodo para sintetizar hormonas tiroideas, las cuales son esenciales para el desarrollo cerebral pre y posnatal, así como para el metabolismo de las células durante toda la vida (Vila L, 2019). Además, recientemente se ha demostrado que el yodo es un agente antioxidante y protector frente a infecciones bacterianas y virales (De la Vieja A, 2018).

    Los adultos que viven en áreas de déficit de yodo tienen mayor probabilidad de tener trastornos por déficit de yodo que serían, entre otros, el bocio, los nódulos tiroideos y el hipertiroidismo (Consorcio EUthyroid, 2018). La deficiencia de yodo es uno de los problemas de salud pública más fácilmente prevenibles que afectan a mayor número de personas en el mundo (WHO, 1986). La excreción urinaria de yodo es el mejor parámetro para conocer el estado nutricional de yodo. En las mujeres embarazadas debe estar entre 150 y 250 mg/ml. Se estudia a nivel poblacional.

    El yodo se encuentra en alimentos en cantidad variable, aunque en general el contenido es escaso, excepto en los alimentos marinos, que son la fuente más rica en yodo (pescados, mariscos y algas). La cantidad de yodo en alimentos vegetales depende de la tierra de cultivo, de la estación del año y del uso de ciertos fertilizantes. Los alimentos pierden un alto porcentaje al cocinarlos, por eso se suele recomendar cocinar con poca sal y añadir la sal al terminar (Alarcón D, 2006). Una dieta saludable suele proporcionar un consumo diario de yodo que no supera el 50% de la ingesta recomendada (Lisco G, 2023).

    Los lácteos de origen animal han contribuido en gran manera a la nutrición de yodo de la población por diferentes motivos (higiene de las ubres en las vacas, adición de pienso yodado a los animales, etc.), pero el patrón de consumo en la población es muy variable y el contenido de yodo de los lácteos también, por lo que no deberían ser la única clave en la prevención de déficit de yodo (Vila L, 2019). Las leches de origen vegetal no contienen yodo de forma natural y, por lo general, no están enriquecidas con yodo. Las mujeres en edad fértil que consumen leche de origen vegetal en lugar de leche de vaca tienen concentraciones de yodo en orina más bajas que las mujeres que consumen leche de vaca (Lundquist H, 2024).

    La deficiencia de yodo puede prevenirse de manera fácil y económica mediante el suministro de sal yodada a la población general, ya avalado por la OMS desde 1986 (WHO, 1986). Esta acción es segura, eficaz y coste-efectiva (Santos JAR, 2019; WHO, 2014). En todos estos años, si bien la situación a escala mundial ha mejorado, aún dista de ser ideal (Iodine Global Network, 2023).

    Recientemente se ha publicado la Declaración de Cracovia, una iniciativa paneuropea basada en el proyecto EUthyroid (http://euthyroid.eu), cuyo objetivo es una Europa sin déficit de yodo mediante la promoción universal de la yodación de la sal universal (Vila L, 2018). Además de la promoción de la yodación universal, esta declaración busca evaluar periódicamente la patología tiroidea, los cambios en la incidencia y participar en las campañas informativas a la población general sobre la importancia del consumo de sal yodada (EUthyroid, 2018).

    En España el acuerdo es el enriquecimiento de la sal de mesa con yodo para que tenga una concentración de 60 ppm, algo elevado comparativamente a otros países, lo que facilita cumplir la premisa de “poca sal, pero que sea yodada”, para evitar la controversia de consumo de sal con respecto a la prevención y el tratamiento de la hipertensión (Vila L, 2016).

    ¿Son necesarios los suplementos de yodo en el embarazo?

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    Bibliografía

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Yodo y embarazo

    Fecha de revisión: 27/03/2025
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    La glándula tiroides requiere yodo para sintetizar hormonas tiroideas, las cuales son esenciales para el desarrollo cerebral pre y posnatal, así como para el metabolismo de las células durante toda la vida (Vila L, 2019). Además, recientemente se ha demostrado que el yodo es un agente antioxidante y protector frente a infecciones bacterianas y virales (De la Vieja A, 2018).

    Los adultos que viven en áreas de déficit de yodo tienen mayor probabilidad de tener trastornos por déficit de yodo que serían, entre otros, el bocio, los nódulos tiroideos y el hipertiroidismo (Consorcio EUthyroid, 2018). La deficiencia de yodo es uno de los problemas de salud pública más fácilmente prevenibles que afectan a mayor número de personas en el mundo (WHO, 1986). La excreción urinaria de yodo es el mejor parámetro para conocer el estado nutricional de yodo. En las mujeres embarazadas debe estar entre 150 y 250 mg/ml. Se estudia a nivel poblacional.

    El yodo se encuentra en alimentos en cantidad variable, aunque en general el contenido es escaso, excepto en los alimentos marinos, que son la fuente más rica en yodo (pescados, mariscos y algas). La cantidad de yodo en alimentos vegetales depende de la tierra de cultivo, de la estación del año y del uso de ciertos fertilizantes. Los alimentos pierden un alto porcentaje al cocinarlos, por eso se suele recomendar cocinar con poca sal y añadir la sal al terminar (Alarcón D, 2006). Una dieta saludable suele proporcionar un consumo diario de yodo que no supera el 50% de la ingesta recomendada (Lisco G, 2023).

    Los lácteos de origen animal han contribuido en gran manera a la nutrición de yodo de la población por diferentes motivos (higiene de las ubres en las vacas, adición de pienso yodado a los animales, etc.), pero el patrón de consumo en la población es muy variable y el contenido de yodo de los lácteos también, por lo que no deberían ser la única clave en la prevención de déficit de yodo (Vila L, 2019). Las leches de origen vegetal no contienen yodo de forma natural y, por lo general, no están enriquecidas con yodo. Las mujeres en edad fértil que consumen leche de origen vegetal en lugar de leche de vaca tienen concentraciones de yodo en orina más bajas que las mujeres que consumen leche de vaca (Lundquist H, 2024).

    La deficiencia de yodo puede prevenirse de manera fácil y económica mediante el suministro de sal yodada a la población general, ya avalado por la OMS desde 1986 (WHO, 1986). Esta acción es segura, eficaz y coste-efectiva (Santos JAR, 2019; WHO, 2014). En todos estos años, si bien la situación a escala mundial ha mejorado, aún dista de ser ideal (Iodine Global Network, 2023).

    Recientemente se ha publicado la Declaración de Cracovia, una iniciativa paneuropea basada en el proyecto EUthyroid (http://euthyroid.eu), cuyo objetivo es una Europa sin déficit de yodo mediante la promoción universal de la yodación de la sal universal (Vila L, 2018). Además de la promoción de la yodación universal, esta declaración busca evaluar periódicamente la patología tiroidea, los cambios en la incidencia y participar en las campañas informativas a la población general sobre la importancia del consumo de sal yodada (EUthyroid, 2018).

    En España el acuerdo es el enriquecimiento de la sal de mesa con yodo para que tenga una concentración de 60 ppm, algo elevado comparativamente a otros países, lo que facilita cumplir la premisa de “poca sal, pero que sea yodada”, para evitar la controversia de consumo de sal con respecto a la prevención y el tratamiento de la hipertensión (Vila L, 2016).

    ¿Son necesarios los suplementos de yodo en el embarazo?

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    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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    Fecha de revisión: 27/03/2025

    ¿De qué hablamos?


    La glándula tiroides requiere yodo para sintetizar hormonas tiroideas, las cuales son esenciales para el desarrollo cerebral pre y posnatal, así como para el metabolismo de las células durante toda la vida (Vila L, 2019). Además, recientemente se ha demostrado que el yodo es un agente antioxidante y protector frente a infecciones bacterianas y virales (De la Vieja A, 2018).

    Los adultos que viven en áreas de déficit de yodo tienen mayor probabilidad de tener trastornos por déficit de yodo que serían, entre otros, el bocio, los nódulos tiroideos y el hipertiroidismo (Consorcio EUthyroid, 2018). La deficiencia de yodo es uno de los problemas de salud pública más fácilmente prevenibles que afectan a mayor número de personas en el mundo (WHO, 1986). La excreción urinaria de yodo es el mejor parámetro para conocer el estado nutricional de yodo. En las mujeres embarazadas debe estar entre 150 y 250 mg/ml. Se estudia a nivel poblacional.

    El yodo se encuentra en alimentos en cantidad variable, aunque en general el contenido es escaso, excepto en los alimentos marinos, que son la fuente más rica en yodo (pescados, mariscos y algas). La cantidad de yodo en alimentos vegetales depende de la tierra de cultivo, de la estación del año y del uso de ciertos fertilizantes. Los alimentos pierden un alto porcentaje al cocinarlos, por eso se suele recomendar cocinar con poca sal y añadir la sal al terminar (Alarcón D, 2006). Una dieta saludable suele proporcionar un consumo diario de yodo que no supera el 50% de la ingesta recomendada (Lisco G, 2023).

    Los lácteos de origen animal han contribuido en gran manera a la nutrición de yodo de la población por diferentes motivos (higiene de las ubres en las vacas, adición de pienso yodado a los animales, etc.), pero el patrón de consumo en la población es muy variable y el contenido de yodo de los lácteos también, por lo que no deberían ser la única clave en la prevención de déficit de yodo (Vila L, 2019). Las leches de origen vegetal no contienen yodo de forma natural y, por lo general, no están enriquecidas con yodo. Las mujeres en edad fértil que consumen leche de origen vegetal en lugar de leche de vaca tienen concentraciones de yodo en orina más bajas que las mujeres que consumen leche de vaca (Lundquist H, 2024).

    La deficiencia de yodo puede prevenirse de manera fácil y económica mediante el suministro de sal yodada a la población general, ya avalado por la OMS desde 1986 (WHO, 1986). Esta acción es segura, eficaz y coste-efectiva (Santos JAR, 2019; WHO, 2014). En todos estos años, si bien la situación a escala mundial ha mejorado, aún dista de ser ideal (Iodine Global Network, 2023).

    Recientemente se ha publicado la Declaración de Cracovia, una iniciativa paneuropea basada en el proyecto EUthyroid (http://euthyroid.eu), cuyo objetivo es una Europa sin déficit de yodo mediante la promoción universal de la yodación de la sal universal (Vila L, 2018). Además de la promoción de la yodación universal, esta declaración busca evaluar periódicamente la patología tiroidea, los cambios en la incidencia y participar en las campañas informativas a la población general sobre la importancia del consumo de sal yodada (EUthyroid, 2018).

    En España el acuerdo es el enriquecimiento de la sal de mesa con yodo para que tenga una concentración de 60 ppm, algo elevado comparativamente a otros países, lo que facilita cumplir la premisa de “poca sal, pero que sea yodada”, para evitar la controversia de consumo de sal con respecto a la prevención y el tratamiento de la hipertensión (Vila L, 2016).

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