Vértigo posicional paroxístico benigno
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¿De qué hablamos?
El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es un síndrome vestibular episódico de breve duración, desencadenado por los movimientos de la cabeza, y secundario al desplazamiento de las otoconias o partículas de calcio del oído interno que se encuentran flotando libremente en el interior de los conductos semicirculares. Se manifiesta con una intensa sensación de giro de objetos, acompañada de un movimiento ocular involuntario llamado nistagmo, cuya dirección depende del conducto semicircular del oído interno estimulado (Von Brevern M, 2015).
Suele resolverse de forma espontánea, pero puede convertirse en un problema crónico y recidivante con importantes efectos sobre la calidad de vida de los pacientes. Afecta con más frecuencia al conducto semicircular posterior (CSP) (90%) seguido del horizontal (CSH) (7%), pueden estar varios conductos afectados al mismo tiempo, el CSP y el CSH (2%) o, en ocasiones, localizarse en el conducto anterior (CSA) (3%). No se asocia a hipoacusia (Dorresteijn PM, 2014).
Es la principal causa de vértigo en la consulta de atención primaria y representa hasta el 25% de los pacientes que consultan por vértigo. Su incidencia se estima entre 11-64 casos por 100.000 habitantes, con un incremento del 38% en cada década de la vida. Es más frecuente en mayores de 60 años que en menores de 40. La prevalencia es del 2,4% y es más frecuente en mujeres (3:1). La forma idiopática o primaria es más común entre los 50 y los 70 años (Hilton M, 2014) y es 2-3 veces más frecuente en las mujeres que en los hombres, pero no se encuentran diferencias de género cuando su etiología es postraumática o por neuritis vestibular (Kim JS, 2014).
En mayores de 65 años puede pasar desapercibido y manifestarse solo con inestabilidad en la marcha. Para su diagnóstico es imprescindible la realización de las pruebas diagnósticas (Amor-Dorado JC, 2003; Bhattacharyya N, 2017).
El 50% de los casos diagnosticados de VPPB son de causa idiopática (primaria). Entre las secundarias, las más frecuentes son la postraumática (18%) y la infecciosa (laberintitis vírica) (16%). Además, se ha relacionado con osteopenia y déficit de vitamina D (Chen J, 2021), insuficiencia vertebrobasilar, enfermedad de Menière (Kutlubaev MA, 2021), reposo en cama prolongado, después de una estapedectomía, ototoxicidad, laberintitis luética y otitis media crónica. También se ha asociado a etiología isquémica (Amor Dorado JC, 2003; Amor-Dorado JC, 2004; Amor-Dorado JC, 2008).
¿Cómo se diagnostica?
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¿Cuál es el diagnóstico diferencial?
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¿Cuándo derivar a ORL?
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¿Cómo se trata?
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¿Cómo evoluciona?
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Bibliografía
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Autores
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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