Fisterra

    Vacunación contra el SARS-CoV-2

    Introducción


    Los coronavirus se han aislado en diferentes animales y humanos desde hace muchos años. Se trata de virus envueltos que contienen una sola hebra de ARN de sentido positivo. Los viriones tienen una estructura mayoritariamente esférica y disponen de una glicoproteína con forma de espícula pronunciada (S) incrustada en la envoltura vírica. Otras proteínas estructurales incluyen las de la envoltura (E), matriz (M) y nucleocápside (N). La familia Coronaviridae incluye cuatro géneros (alfa-, beta-, delta- y gammacoronavirus), así como varios subgéneros y especies. El análisis filogenético sobre los genomas del coronavirus ha revelado que el SARS-CoV-2, coronavirus pandémico, es un nuevo miembro del género betacoronavirus.

    En los adultos el cuadro clínico es muy variable. Se ha visto que una proporción significativa de individuos presenta síntomas leves e incluso puede cursar la enfermedad (COVID-19) de manera asintomática. Los síntomas suelen manifestarse como cuadro clínico de tos y fiebre, pero pueden incluir cefalea, pérdida de olfato, obstrucción nasal, letargo, mialgia, rinorrea, dolor de garganta, diarrea y vómitos, entre otros. En algunos individuos se producirá progresión de la enfermedad, fallo multiorgánico y muerte, siendo la edad y las comorbilidades relacionadas con la inmunodepresión los factores de riesgo más importantes.

    Desde el punto de vista del mecanismo de transmisión, el SARS-CoV-2 se transmite principalmente de persona a persona a través de aerosoles respiratorios, contacto humano directo y fómites contaminados con las secreciones de una persona infectada. Las estimaciones del número básico de reproducción [R0] se situaban inicialmente entre 2 y 3, aunque una estimación reciente llegaba hasta 5,7. La transmisión perinatal ha sido notificada, a pesar de que actualmente no se ha confirmado.

    La figura 1 muestra las primeras fases de sospecha (diciembre 2019) e identificación del SARS-CoV-2 (enero 2020) hasta la declaración por parte de las autoridades sanitarias internacionales de "Emergencia de Salud Pública de importancia internacional" el 30 de enero de 2020.
    Figura 1
    Fuente: Elaboración propia.

    La figura 2 muestra la curva epidémica de casos de COVID-19 en la población de 60 y más años en España, notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) a través de la plataforma informática vía Web SiViES (Sistema de Vigilancia de España), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología (CNE). La figura muestra la evolución entre marzo 2020 y diciembre 2022.
    Figura 2
    Fuente: Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.

    Al tratarse de una enfermedad no conocida hasta ese momento y para la que no existían herramientas de inmunoprevención, la estrategia inicial sostenida a escala internacional fue la de interrumpir la cadena de transmisión del virus mediante la restricción de los movimientos de la población, así como la implementación de medidas no farmacológicas (higiene de manos y uso obligatorio de las mascarillas). La llegada de las primeras vacunas en diciembre de 2020 y las elevadas coberturas de vacunación poblacional redujeron de manera significativa la carga de la enfermedad en términos de hospitalización y defunciones, no siendo posible conseguir la interrupción de la circulación del virus en la comunidad por no ser capaz de actuar sobre la colonización faríngea.

    El 5 de mayo de 2023 la OMS declaró el fin de la Emergencia Sanitaria Internacional manifestando su acuerdo con el asesoramiento prestado por el Comité COVID-19 que se había creado en su momento. A partir de ese momento se determina que la COVID-19 es ahora un problema de salud establecido y persistente que ya no constituye una emergencia de salud pública desde el punto de vista internacional. A nivel nacional, el 5 de julio del mismo año se publicó el Nuevo marco estratégico integrado en la vigilancia y control de las infecciones respiratorias agudas por parte del Ministerio de Sanidad, cuyos ejes principales son:
    • Medidas de prevención y control dirigidas a la población más vulnerable.
    • Vigilancia de COVID-19 dentro del Sistema de Vigilancia Centinela de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA).
    • Secuenciación de muestras clínicas.
    • Utilización de fuentes de información complementarias para la vigilancia de IRAS (análisis de aguas residuales, monitorización del exceso de mortalidad por todas las causas y análisis de la incapacidad temporal).
    • Consideraciones de salud laboral.
    • Promoción de la vacunación frente a COVID-19 y otros microorganismos causantes de infección respiratoria.
    • Fortalecimiento de las capacidades de Salud Pública.

    Programa de vacunación frente al SARS-CoV-2

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    Características de las vacunas

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    Inmunogenicidad, eficacia, efectividad y persistencia

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    Recomendación de vacunación: población general y grupos de riesgo

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    Tolerancia y reactogenicidad de las vacunas

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    Bibliografía

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    Más en la red

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    Autoras

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Vacunación contra el SARS-CoV-2

    Fecha de revisión: 22/11/2023
    • Guía
    Índice de contenidos

    Introducción


    Los coronavirus se han aislado en diferentes animales y humanos desde hace muchos años. Se trata de virus envueltos que contienen una sola hebra de ARN de sentido positivo. Los viriones tienen una estructura mayoritariamente esférica y disponen de una glicoproteína con forma de espícula pronunciada (S) incrustada en la envoltura vírica. Otras proteínas estructurales incluyen las de la envoltura (E), matriz (M) y nucleocápside (N). La familia Coronaviridae incluye cuatro géneros (alfa-, beta-, delta- y gammacoronavirus), así como varios subgéneros y especies. El análisis filogenético sobre los genomas del coronavirus ha revelado que el SARS-CoV-2, coronavirus pandémico, es un nuevo miembro del género betacoronavirus.

    En los adultos el cuadro clínico es muy variable. Se ha visto que una proporción significativa de individuos presenta síntomas leves e incluso puede cursar la enfermedad (COVID-19) de manera asintomática. Los síntomas suelen manifestarse como cuadro clínico de tos y fiebre, pero pueden incluir cefalea, pérdida de olfato, obstrucción nasal, letargo, mialgia, rinorrea, dolor de garganta, diarrea y vómitos, entre otros. En algunos individuos se producirá progresión de la enfermedad, fallo multiorgánico y muerte, siendo la edad y las comorbilidades relacionadas con la inmunodepresión los factores de riesgo más importantes.

    Desde el punto de vista del mecanismo de transmisión, el SARS-CoV-2 se transmite principalmente de persona a persona a través de aerosoles respiratorios, contacto humano directo y fómites contaminados con las secreciones de una persona infectada. Las estimaciones del número básico de reproducción [R0] se situaban inicialmente entre 2 y 3, aunque una estimación reciente llegaba hasta 5,7. La transmisión perinatal ha sido notificada, a pesar de que actualmente no se ha confirmado.

    La figura 1 muestra las primeras fases de sospecha (diciembre 2019) e identificación del SARS-CoV-2 (enero 2020) hasta la declaración por parte de las autoridades sanitarias internacionales de "Emergencia de Salud Pública de importancia internacional" el 30 de enero de 2020.
    Figura 1
    Fuente: Elaboración propia.

    La figura 2 muestra la curva epidémica de casos de COVID-19 en la población de 60 y más años en España, notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) a través de la plataforma informática vía Web SiViES (Sistema de Vigilancia de España), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología (CNE). La figura muestra la evolución entre marzo 2020 y diciembre 2022.
    Figura 2
    Fuente: Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.

    Al tratarse de una enfermedad no conocida hasta ese momento y para la que no existían herramientas de inmunoprevención, la estrategia inicial sostenida a escala internacional fue la de interrumpir la cadena de transmisión del virus mediante la restricción de los movimientos de la población, así como la implementación de medidas no farmacológicas (higiene de manos y uso obligatorio de las mascarillas). La llegada de las primeras vacunas en diciembre de 2020 y las elevadas coberturas de vacunación poblacional redujeron de manera significativa la carga de la enfermedad en términos de hospitalización y defunciones, no siendo posible conseguir la interrupción de la circulación del virus en la comunidad por no ser capaz de actuar sobre la colonización faríngea.

    El 5 de mayo de 2023 la OMS declaró el fin de la Emergencia Sanitaria Internacional manifestando su acuerdo con el asesoramiento prestado por el Comité COVID-19 que se había creado en su momento. A partir de ese momento se determina que la COVID-19 es ahora un problema de salud establecido y persistente que ya no constituye una emergencia de salud pública desde el punto de vista internacional. A nivel nacional, el 5 de julio del mismo año se publicó el Nuevo marco estratégico integrado en la vigilancia y control de las infecciones respiratorias agudas por parte del Ministerio de Sanidad, cuyos ejes principales son:
    • Medidas de prevención y control dirigidas a la población más vulnerable.
    • Vigilancia de COVID-19 dentro del Sistema de Vigilancia Centinela de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA).
    • Secuenciación de muestras clínicas.
    • Utilización de fuentes de información complementarias para la vigilancia de IRAS (análisis de aguas residuales, monitorización del exceso de mortalidad por todas las causas y análisis de la incapacidad temporal).
    • Consideraciones de salud laboral.
    • Promoción de la vacunación frente a COVID-19 y otros microorganismos causantes de infección respiratoria.
    • Fortalecimiento de las capacidades de Salud Pública.

    Programa de vacunación frente al SARS-CoV-2

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    Inmunogenicidad, eficacia, efectividad y persistencia

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    Recomendación de vacunación: población general y grupos de riesgo

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    Tolerancia y reactogenicidad de las vacunas

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    Bibliografía

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    Más en la red

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    Autoras

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Vacunación contra el SARS-CoV-2

    Fecha de revisión: 22/11/2023

    Introducción


    Los coronavirus se han aislado en diferentes animales y humanos desde hace muchos años. Se trata de virus envueltos que contienen una sola hebra de ARN de sentido positivo. Los viriones tienen una estructura mayoritariamente esférica y disponen de una glicoproteína con forma de espícula pronunciada (S) incrustada en la envoltura vírica. Otras proteínas estructurales incluyen las de la envoltura (E), matriz (M) y nucleocápside (N). La familia Coronaviridae incluye cuatro géneros (alfa-, beta-, delta- y gammacoronavirus), así como varios subgéneros y especies. El análisis filogenético sobre los genomas del coronavirus ha revelado que el SARS-CoV-2, coronavirus pandémico, es un nuevo miembro del género betacoronavirus.

    En los adultos el cuadro clínico es muy variable. Se ha visto que una proporción significativa de individuos presenta síntomas leves e incluso puede cursar la enfermedad (COVID-19) de manera asintomática. Los síntomas suelen manifestarse como cuadro clínico de tos y fiebre, pero pueden incluir cefalea, pérdida de olfato, obstrucción nasal, letargo, mialgia, rinorrea, dolor de garganta, diarrea y vómitos, entre otros. En algunos individuos se producirá progresión de la enfermedad, fallo multiorgánico y muerte, siendo la edad y las comorbilidades relacionadas con la inmunodepresión los factores de riesgo más importantes.

    Desde el punto de vista del mecanismo de transmisión, el SARS-CoV-2 se transmite principalmente de persona a persona a través de aerosoles respiratorios, contacto humano directo y fómites contaminados con las secreciones de una persona infectada. Las estimaciones del número básico de reproducción [R0] se situaban inicialmente entre 2 y 3, aunque una estimación reciente llegaba hasta 5,7. La transmisión perinatal ha sido notificada, a pesar de que actualmente no se ha confirmado.

    La figura 1 muestra las primeras fases de sospecha (diciembre 2019) e identificación del SARS-CoV-2 (enero 2020) hasta la declaración por parte de las autoridades sanitarias internacionales de "Emergencia de Salud Pública de importancia internacional" el 30 de enero de 2020.
    Figura 1
    Fuente: Elaboración propia.

    La figura 2 muestra la curva epidémica de casos de COVID-19 en la población de 60 y más años en España, notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) a través de la plataforma informática vía Web SiViES (Sistema de Vigilancia de España), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología (CNE). La figura muestra la evolución entre marzo 2020 y diciembre 2022.
    Figura 2
    Fuente: Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.

    Al tratarse de una enfermedad no conocida hasta ese momento y para la que no existían herramientas de inmunoprevención, la estrategia inicial sostenida a escala internacional fue la de interrumpir la cadena de transmisión del virus mediante la restricción de los movimientos de la población, así como la implementación de medidas no farmacológicas (higiene de manos y uso obligatorio de las mascarillas). La llegada de las primeras vacunas en diciembre de 2020 y las elevadas coberturas de vacunación poblacional redujeron de manera significativa la carga de la enfermedad en términos de hospitalización y defunciones, no siendo posible conseguir la interrupción de la circulación del virus en la comunidad por no ser capaz de actuar sobre la colonización faríngea.

    El 5 de mayo de 2023 la OMS declaró el fin de la Emergencia Sanitaria Internacional manifestando su acuerdo con el asesoramiento prestado por el Comité COVID-19 que se había creado en su momento. A partir de ese momento se determina que la COVID-19 es ahora un problema de salud establecido y persistente que ya no constituye una emergencia de salud pública desde el punto de vista internacional. A nivel nacional, el 5 de julio del mismo año se publicó el Nuevo marco estratégico integrado en la vigilancia y control de las infecciones respiratorias agudas por parte del Ministerio de Sanidad, cuyos ejes principales son:
    • Medidas de prevención y control dirigidas a la población más vulnerable.
    • Vigilancia de COVID-19 dentro del Sistema de Vigilancia Centinela de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA).
    • Secuenciación de muestras clínicas.
    • Utilización de fuentes de información complementarias para la vigilancia de IRAS (análisis de aguas residuales, monitorización del exceso de mortalidad por todas las causas y análisis de la incapacidad temporal).
    • Consideraciones de salud laboral.
    • Promoción de la vacunación frente a COVID-19 y otros microorganismos causantes de infección respiratoria.
    • Fortalecimiento de las capacidades de Salud Pública.

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    Bibliografía

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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