Trastornos de ansiedad
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¿De qué hablamos?
La ansiedad puede definirse como una respuesta anticipatoria de un daño o desgracia futura, acompañada de un sentimiento de disforia desagradable, síntomas somáticos de tensión o conductas evitativas (Ministerio de Sanidad y Consumo, 2008).
Es un motivo de consulta muy frecuente en atención primaria y es el problema de salud mental más prevalente. La mayoría de las veces se presenta con síntomas muy inespecíficos, que se pueden enmascarar somáticamente y en casi la mitad de los casos no es diagnosticado correctamente (Roberge P, 2015; Wittchen HU, 2011). Algunos estudios indican que puede llegar a estar presente en un 20-40% de los usuarios de AP (Sempere E, 2017).
Cierto grado de ansiedad es necesario para la vida y la supervivencia del ser humano. Sin embargo, cuando pierde su función de adaptación al medio deja de ser beneficiosa y se convierte en un problema e incluso en enfermedad, que suele deteriorar la vida de la persona precisando con frecuencia atención médica (Sempere E, 2017).
Los síntomas pueden ser (Ferre F, 2011):
- Emocionales: la ansiedad se manifiesta por una sensación de inquietud psíquica, nerviosismo, desasosiego, vivencias amenazantes, aprensión, sentirse atrapado o al borde de un peligro, miedo o pánico, temores difusos, inseguridad, sensación de vacío, presentimientos de la nada y disolución del yo.
- Cognitivos: los síntomas cognitivos se traducen en preocupaciones excesivas sobre circunstancias reales o imaginarias del presente o del futuro inmediato (expectación aprensiva), anticipación del peligro, o de que algo va a pasar, hipervigilancia.
- Conductuales: aparece inquietud psicomotora, tendencia al llanto como consecuencia de sentimientos de impotencia, así como una exageración de la respuesta de alarma.
- Motores: temblores, sobresalto, sacudidas musculares, cefaleas, cansancio fácil, incapacidad para relajarse.
- Somáticos: debido a hiperactivación autonómica aparecen síntomas cardiovasculares, respiratorios, sensoriales, digestivos, vegetativos (febrícula, sofocaciones, escalofríos, oleadas de calor, sudoración, sequedad de mucosas, manos frías y húmedas, poliuria, tenesmo).
Los trastornos de ansiedad son susceptibles de valoración y ordenamiento según criterios diagnósticos operativos que pueden utilizarse tanto en la investigación como en la clínica. Las dos clasificaciones más importantes son DSM-5 (Manual de diagnóstico y estadística de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association) y la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud) (tabla 1).
Tabla 1. Clasificación de los trastornos de ansiedad según el DSM-5 y la CIE-10 (American Psychiatric Association, 2014; Organización Panamericana de la Salud, 2010). | |
DSM-5 | CIE-10 |
Trastornos de ansiedad | Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos |
Trastorno de ansiedad por separación | |
Mutismo selectivo | |
Trastornos de ansiedad fóbica: | |
Agorafobia |
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Trastorno de ansiedad social | Fobia social |
Fobia específica | Fobias específicas (aisladas) |
Otros trastornos de ansiedad fóbica | |
Trastorno de ansiedad fóbica sin especificación | |
Trastorno de pánico | Trastorno de pánico |
Trastorno de ansiedad generalizada | Trastorno de ansiedad generalizada |
Trastorno mixto ansioso-depresivo | |
Otro trastorno mixto de ansiedad | |
Otros trastornos de ansiedad especificada | |
Otros trastornos de ansiedad no especificado | |
Trastorno obsesivo-compulsivo | |
Reacciones a estrés grave y trastornos de adaptación | |
Trastornos disociativos (de conversión) | |
Trastornos somatomorfos | |
Otros trastornos neuróticos |
Los cambios más relevantes del DSM-5 respecto al DSM-IV en relación a los trastornos de ansiedad (American Psychiatric Association, 2014; Tortella-Feliu M, 2014):
- El trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por estrés postraumático, aunque sigue considerándose su estrecha relación con los trastornos por ansiedad, ya no se incluyen en este apartado.
- El trastorno de ansiedad por separación y el mutismo selectivo, antes incluidos en los trastornos con inicio habitual en la infancia, la niñez o la adolescencia, se incluyen dentro de esta entidad, ya que se considera que pueden tener su inicio más allá de los 18 años.
- El trastorno por angustia y la agorafobia se erigen como diagnósticos independientes que se codifican por separado.
¿Cómo se diagnostica?
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¿Cómo se trata?
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Bibliografía
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Autores
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Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.