Pruebas funcionales tiroideas
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¿De qué hablamos?
La patología tiroidea está constituida por un grupo de trastornos de prevalencia elevada, más frecuente en el sexo femenino y cuando existen antecedentes familiares. Las manifestaciones clínicas son variadas y de instauración lenta, generalmente inespecíficas, por lo que es frecuente que el diagnóstico sea casual (Garber JR, 2012; Vaidya B, 2014).
El tiroides se encarga de producir las hormonas tiroideas: T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina). El estímulo para la secreción de hormona tiroidea proviene de la TSH (hormona estimulante del tiroides) hipofisaria, que a su vez viene regulada por la TRH hipotalámica (hormona liberadora de tirotropina). Las cantidades de T3 y T4 circulantes van a ejercer inhibición tanto de la secreción de TSH como de su estimulación por la TRH a través de un mecanismo de feedback negativo.
La T3 es producida en un 20-25% en la glándula tiroidea, el resto proviene de la desyodación de la T4 en los tejidos periféricos.
En sangre las hormonas tiroideas se encuentran ligadas a proteínas transportadoras, siendo la TBG (globulina transportadora de tiroxina) la más importante.
El estudio de la función tiroidea incluye anamnesis y exploración física detalladas que orienten acerca de la sospecha diagnóstica y del tipo de estudios a realizar.
¿Qué determinaciones son útiles?
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¿Cuándo solicitar pruebas tiroideas?
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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