Fisterra

    Polimedicación y medicación inapropiada

    ¿De qué hablamos?


    La mayoría de los estudios define polimedicación como el consumo de cinco o más fármacos diarios, sean prescritos por un profesional o de venta libre en farmacias, aunque no hay consenso al respecto (Masnoon N, 2017). Es conveniente diferenciar entre los conceptos de polimedicación apropiada e inapropiada (Rankin A, 2018), ya que si definimos la polifarmacia únicamente como un criterio numérico supone una limitación para la realización de estudios aplicables a la práctica clínica. La evaluación de la polimedicación no se realizará sólo en términos numéricos, ya que el objetivo es hacer una valoración de si los medicamentos prescritos son los adecuados. Es conveniente por tanto definir los siguientes términos:

    • Polimedicación apropiada: es la prescripción más adecuada para las patologías que presenta el paciente y que demostraron un balance beneficio/riesgo favorable.
    • Polimedicación inapropiada: medicamentos que deben evitarse, porque son ineficaces o por presentar un riesgo demasiado alto existiendo una alternativa más segura.

    La prescripción potencialmente inapropiada (PPI) abarca los medicamentos potencialmente inapropiados y las potenciales omisiones de prescripción que serían beneficiosas para el paciente.

    Ligado a la definición de polimedicación y la valoración de adecuación de la prescripción está la estrategia de deprescripción a seguir en cada paciente, considerando ésta como parte normal del proceso de una buena prescripción.

    La deprescripción se define como el proceso planificado y supervisado de reducción de dosis o interrupción de la medicación que podría estar causando daño o que ya no está proporcionando beneficio (Woodward M, 2003; Thompson W, 2013), y teniendo en cuenta el estado funcional y la esperanza de vida en un paciente concreto (Scott IA, 2015).

    Epidemiología:

    Existe una gran variabilidad en los datos de prevalencia de la polimedicación, probablemente secundario a la escasa homogeneidad en los estudios. La prevalencia de la polimedicación en España, en adultos de 65 o más años, se estima en un 27,3% (IC 95%: 26,2-28,3) y en un 0,9% (IC 95% de 0,7-1,1) en aquellos pacientes con 11 o más prescripciones (Gutiérrez-Valencia M, 2019). Se encontraron importantes variaciones en la prevalencia entre distintas comunidades autónomas siendo Andalucía, Galicia y Navarra las más altas, lo que podría ser debido a variables sociodemográficas y a diferencias entre los sistemas de salud. Esta prevalencia es inferior a otros estudios de alcance regional y a algunos de los europeos (Morin M, 2018) en los que se estiman prevalencias más altas (44-49%). En un estudio poblacional uniprovincial se encontró que el 58,1% de los pacientes cumplen al menos un criterio de PPI (Cruz-Esteve I, 2017).

    Los factores asociados a polimedicación son multimorbilidad, dependencia para las actividades básicas de la vida diaria, peor autopercepción de salud, obesidad, viudedad y múltiples contactos con el sistema sanitario (Gutiérrez-Valencia M, 2019).

    Se han encontrado varias consecuencias derivadas de la polimedicación (Morin M, 2018; Mohamed MR, 2020; Leelakanoka N, 2019) entre las que destacan el aumento del riesgo de mortalidad, de ingresos hospitalarios y de mayor riesgo de eventos adversos clínicos (tabla 1).

    Tabla 1. Consecuencias de la polimedicación.
    Consecuencias clínicas
    • Mayor riesgo de eventos adversos medicamentosos, más frecuentes en el paciente geriátrico.
    • Menor adherencia al tratamiento.
    • Mayor riesgo de delirium, malnutrición, caídas e ingresos hospitalarios.
    • Mayor riesgo de complicaciones postoperatorias, toxicidad por quimioterapia y deterioro físico y funcional en pacientes mayores oncológicos.
    • Aumento del riesgo de mortalidad.
    Consecuencias económicas
    • Aumento en el consumo de recursos sanitarios.
    • Mayor gasto económico del paciente.
    Consecuencias éticas
    • Pérdida de confianza en la asistencia sanitaria.
    • Ausencia de beneficio de determinados tratamientos.
    • Pérdida de autonomía del paciente.

    Se ha demostrado una asociación entre polimedicación y fragilidad (Gutiérrez-Valencia M, 2018), entendiendo por paciente frágil aquel que conserva su independencia de manera inestable y se encuentra en riesgo de pérdida funcional.

    Se ha descrito también una relación entre la demencia y la polimedicación cuya causalidad es desconocida (Leelakanoka N, 2019).

    ¿Cómo se valora?

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    ¿Cómo lo manejamos?

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    Bibliografía

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    Autores

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Polimedicación y medicación inapropiada

    Fecha de revisión: 07/09/2020
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    La mayoría de los estudios define polimedicación como el consumo de cinco o más fármacos diarios, sean prescritos por un profesional o de venta libre en farmacias, aunque no hay consenso al respecto (Masnoon N, 2017). Es conveniente diferenciar entre los conceptos de polimedicación apropiada e inapropiada (Rankin A, 2018), ya que si definimos la polifarmacia únicamente como un criterio numérico supone una limitación para la realización de estudios aplicables a la práctica clínica. La evaluación de la polimedicación no se realizará sólo en términos numéricos, ya que el objetivo es hacer una valoración de si los medicamentos prescritos son los adecuados. Es conveniente por tanto definir los siguientes términos:

    • Polimedicación apropiada: es la prescripción más adecuada para las patologías que presenta el paciente y que demostraron un balance beneficio/riesgo favorable.
    • Polimedicación inapropiada: medicamentos que deben evitarse, porque son ineficaces o por presentar un riesgo demasiado alto existiendo una alternativa más segura.

    La prescripción potencialmente inapropiada (PPI) abarca los medicamentos potencialmente inapropiados y las potenciales omisiones de prescripción que serían beneficiosas para el paciente.

    Ligado a la definición de polimedicación y la valoración de adecuación de la prescripción está la estrategia de deprescripción a seguir en cada paciente, considerando ésta como parte normal del proceso de una buena prescripción.

    La deprescripción se define como el proceso planificado y supervisado de reducción de dosis o interrupción de la medicación que podría estar causando daño o que ya no está proporcionando beneficio (Woodward M, 2003; Thompson W, 2013), y teniendo en cuenta el estado funcional y la esperanza de vida en un paciente concreto (Scott IA, 2015).

    Epidemiología:

    Existe una gran variabilidad en los datos de prevalencia de la polimedicación, probablemente secundario a la escasa homogeneidad en los estudios. La prevalencia de la polimedicación en España, en adultos de 65 o más años, se estima en un 27,3% (IC 95%: 26,2-28,3) y en un 0,9% (IC 95% de 0,7-1,1) en aquellos pacientes con 11 o más prescripciones (Gutiérrez-Valencia M, 2019). Se encontraron importantes variaciones en la prevalencia entre distintas comunidades autónomas siendo Andalucía, Galicia y Navarra las más altas, lo que podría ser debido a variables sociodemográficas y a diferencias entre los sistemas de salud. Esta prevalencia es inferior a otros estudios de alcance regional y a algunos de los europeos (Morin M, 2018) en los que se estiman prevalencias más altas (44-49%). En un estudio poblacional uniprovincial se encontró que el 58,1% de los pacientes cumplen al menos un criterio de PPI (Cruz-Esteve I, 2017).

    Los factores asociados a polimedicación son multimorbilidad, dependencia para las actividades básicas de la vida diaria, peor autopercepción de salud, obesidad, viudedad y múltiples contactos con el sistema sanitario (Gutiérrez-Valencia M, 2019).

    Se han encontrado varias consecuencias derivadas de la polimedicación (Morin M, 2018; Mohamed MR, 2020; Leelakanoka N, 2019) entre las que destacan el aumento del riesgo de mortalidad, de ingresos hospitalarios y de mayor riesgo de eventos adversos clínicos (tabla 1).

    Tabla 1. Consecuencias de la polimedicación.
    Consecuencias clínicas
    • Mayor riesgo de eventos adversos medicamentosos, más frecuentes en el paciente geriátrico.
    • Menor adherencia al tratamiento.
    • Mayor riesgo de delirium, malnutrición, caídas e ingresos hospitalarios.
    • Mayor riesgo de complicaciones postoperatorias, toxicidad por quimioterapia y deterioro físico y funcional en pacientes mayores oncológicos.
    • Aumento del riesgo de mortalidad.
    Consecuencias económicas
    • Aumento en el consumo de recursos sanitarios.
    • Mayor gasto económico del paciente.
    Consecuencias éticas
    • Pérdida de confianza en la asistencia sanitaria.
    • Ausencia de beneficio de determinados tratamientos.
    • Pérdida de autonomía del paciente.

    Se ha demostrado una asociación entre polimedicación y fragilidad (Gutiérrez-Valencia M, 2018), entendiendo por paciente frágil aquel que conserva su independencia de manera inestable y se encuentra en riesgo de pérdida funcional.

    Se ha descrito también una relación entre la demencia y la polimedicación cuya causalidad es desconocida (Leelakanoka N, 2019).

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    Fecha de revisión: 07/09/2020

    ¿De qué hablamos?


    La mayoría de los estudios define polimedicación como el consumo de cinco o más fármacos diarios, sean prescritos por un profesional o de venta libre en farmacias, aunque no hay consenso al respecto (Masnoon N, 2017). Es conveniente diferenciar entre los conceptos de polimedicación apropiada e inapropiada (Rankin A, 2018), ya que si definimos la polifarmacia únicamente como un criterio numérico supone una limitación para la realización de estudios aplicables a la práctica clínica. La evaluación de la polimedicación no se realizará sólo en términos numéricos, ya que el objetivo es hacer una valoración de si los medicamentos prescritos son los adecuados. Es conveniente por tanto definir los siguientes términos:

    • Polimedicación apropiada: es la prescripción más adecuada para las patologías que presenta el paciente y que demostraron un balance beneficio/riesgo favorable.
    • Polimedicación inapropiada: medicamentos que deben evitarse, porque son ineficaces o por presentar un riesgo demasiado alto existiendo una alternativa más segura.

    La prescripción potencialmente inapropiada (PPI) abarca los medicamentos potencialmente inapropiados y las potenciales omisiones de prescripción que serían beneficiosas para el paciente.

    Ligado a la definición de polimedicación y la valoración de adecuación de la prescripción está la estrategia de deprescripción a seguir en cada paciente, considerando ésta como parte normal del proceso de una buena prescripción.

    La deprescripción se define como el proceso planificado y supervisado de reducción de dosis o interrupción de la medicación que podría estar causando daño o que ya no está proporcionando beneficio (Woodward M, 2003; Thompson W, 2013), y teniendo en cuenta el estado funcional y la esperanza de vida en un paciente concreto (Scott IA, 2015).

    Epidemiología:

    Existe una gran variabilidad en los datos de prevalencia de la polimedicación, probablemente secundario a la escasa homogeneidad en los estudios. La prevalencia de la polimedicación en España, en adultos de 65 o más años, se estima en un 27,3% (IC 95%: 26,2-28,3) y en un 0,9% (IC 95% de 0,7-1,1) en aquellos pacientes con 11 o más prescripciones (Gutiérrez-Valencia M, 2019). Se encontraron importantes variaciones en la prevalencia entre distintas comunidades autónomas siendo Andalucía, Galicia y Navarra las más altas, lo que podría ser debido a variables sociodemográficas y a diferencias entre los sistemas de salud. Esta prevalencia es inferior a otros estudios de alcance regional y a algunos de los europeos (Morin M, 2018) en los que se estiman prevalencias más altas (44-49%). En un estudio poblacional uniprovincial se encontró que el 58,1% de los pacientes cumplen al menos un criterio de PPI (Cruz-Esteve I, 2017).

    Los factores asociados a polimedicación son multimorbilidad, dependencia para las actividades básicas de la vida diaria, peor autopercepción de salud, obesidad, viudedad y múltiples contactos con el sistema sanitario (Gutiérrez-Valencia M, 2019).

    Se han encontrado varias consecuencias derivadas de la polimedicación (Morin M, 2018; Mohamed MR, 2020; Leelakanoka N, 2019) entre las que destacan el aumento del riesgo de mortalidad, de ingresos hospitalarios y de mayor riesgo de eventos adversos clínicos (tabla 1).

    Tabla 1. Consecuencias de la polimedicación.
    Consecuencias clínicas
    • Mayor riesgo de eventos adversos medicamentosos, más frecuentes en el paciente geriátrico.
    • Menor adherencia al tratamiento.
    • Mayor riesgo de delirium, malnutrición, caídas e ingresos hospitalarios.
    • Mayor riesgo de complicaciones postoperatorias, toxicidad por quimioterapia y deterioro físico y funcional en pacientes mayores oncológicos.
    • Aumento del riesgo de mortalidad.
    Consecuencias económicas
    • Aumento en el consumo de recursos sanitarios.
    • Mayor gasto económico del paciente.
    Consecuencias éticas
    • Pérdida de confianza en la asistencia sanitaria.
    • Ausencia de beneficio de determinados tratamientos.
    • Pérdida de autonomía del paciente.

    Se ha demostrado una asociación entre polimedicación y fragilidad (Gutiérrez-Valencia M, 2018), entendiendo por paciente frágil aquel que conserva su independencia de manera inestable y se encuentra en riesgo de pérdida funcional.

    Se ha descrito también una relación entre la demencia y la polimedicación cuya causalidad es desconocida (Leelakanoka N, 2019).

    ¿Cómo se valora?

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