Métodos barrera
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¿De qué hablamos?
(Navarro Martín JA, 2014)
Se denominan “métodos barrera” a aquellos que impiden que el semen penetre por el cérvix y, por tanto, se produzca la fertilización. Este bloqueo puede ser mecánico (obstrucción al paso del semen) o químico (acción espermicida).
Dadas sus características, no precisan la intervención médica (salvo en el cálculo de las medidas del diafragma y de los capuchones cervicales) y se dispensan sin receta. Esto permite que las campañas para su difusión y utilización se encuadren con otros agentes de salud.
Aunque no todos los métodos barrera están comercializados en nuestro país, se puede acceder a ellos vía Internet. Los métodos disponibles son: el preservativo masculino, el preservativo femenino, el diafragma, el capuchón cervical y los espermicidas, entre los que se encuentra la esponja vaginal.
Así mismo, la OMS (WHO, 2004) y la Sociedad Española de Contracepción (SEC, 2018) indican que algunos métodos barrera (preservativo masculino y femenino) son instrumentos de protección contra las ETS y deben ser recomendados también con ese fin.
Preservativo masculino
Los preservativos masculinos pueden ser de látex (con un espesor entre 0,3-0,8 mm), de poliuretano o de elastómeros sintéticos. Cuando se comercializaron los preservativos de no látex, en 1990, su utilización se asociaba con más frecuencia con la rotura y el deslizamiento. Sin embargo, con los materiales actuales empleados en su fabricación parece que se han conseguido unas tasas de rotura y deslizamiento similares a los de látex (Gallo MF, 2006) si bien son necesarios más estudios para poder comparar la eficacia entre los preservativos de látex y los de no látex. En cuanto a la aceptabilidad, hay una proporción mayor de usuarios que prefieren los de no látex, transmiten mejor el calor y la sensación es más natural. También se ha utilizado el intestino de cordero, pero no se recomienda como método de prevención de las ETS.
En la línea de prevención de ETS y buscando llegar al colectivo de hombres con sexo con hombres, la FDA ha aprobado en febrero del 2022 un nuevo preservativo: el “One Male condom” una funda de látex de caucho natural, indicado específicamente para relaciones sexuales anales.
Preservativo femenino
El preservativo femenino está fabricado con poliuretano. Mide 7,8 cm de diámetro y 17 cm de longitud. Cubre completamente la vagina y tiene dos aros flexibles: uno que se coloca en el cérvix y otro en la parte externa de los labios mayores. Se puede colocar hasta 8 horas antes de la relación sexual.
Es el único método de barrera femenino que protege, no solo del embarazo, sino de las ETS. Sin embargo, no es un método muy extendido (Vallejo-Medina P, 2019) y puede resultar difícil de colocar (Fenwick SE, 2021). Las investigaciones futuras deberían explorar otras perspectivas de este método, incluso entre la comunidad LGBTIQ+. Los datos disponibles de protección del preservativo femenino frente al embarazo y las ETS son similares al masculino, pero se necesitan más estudios comparativos para llegar a esta conclusión (Gallo MF, 2012).
Diafragma y capuchón cervical
El diafragma y el capuchón cervical se utilizan siempre impregnados con un espermicida (FSRH, 2012). El diafragma se coloca en la cara anterior de la vagina, desde la parte posterior del cérvix hasta la sínfisis del pubis; el capuchón cervical solo ocluye el cérvix (es más que pequeño que el diafragma). Tanto el diafragma como el capuchón cervical se fabrican en distintos tamaños y es preciso que un profesional sanitario explore a la mujer para calcular la talla adecuada. Recientemente se ha comercializado un nuevo método barrera, Lea´s Shield, fabricado con silicona, que tiene el tamaño parecido al del diafragma pero que, a diferencia de éste, se sujeta con la musculatura vaginal en vez de con la sínfisis del pubis; se fabrica en una única talla y no es preciso ninguna medición previa para su utilización.
Una revisión reciente que compara los nuevos capuchones y diafragmas con los antiguos no han detectado diferencias en cuanto a la eficacia, si bien se asocian menos con las infecciones de orina (Lindh I, 2021).
Espermicidas
En cuanto a los espermicidas, tienen dos componentes: un producto tóxico para el esperma y un “vehículo” que permite su administración. El más utilizado actualmente es el nonoxinol-9, que si bien inicialmente se consideraba que podía tener un efecto espermicida sobre el HIV, a fecha de hoy no lo ha demostrado (Wilkinson D, 2002; Musekiwa A, 2020); es más, podría ser perjudicial en mujeres de riesgo de ETS porque aumenta la frecuencia de las lesiones genitales (Obiero J, 2012).
Por otra parte, en los estudios in vitro se necesita menos dosis de cloruro de benzalconio (Pharmatex®) y cloruro de miristalconio que los derivados que contienen nonoxinol-9 y parece que se toleran mejor (Alfaiate MI, 2021). En España no están aprobadas estas sustancias (BOE, 2016).
Recientemente se está estudiando un gel con ácido láctico para aplicar al diafragma, cuyos resultados preliminares parecen prometedores (Thurman A, 2019). Ya está disponible para su compra (Contragel® verde, Caya®).
La búsqueda es hacia un producto que sea a la vez espermicida y microbicida, pero a fecha de hoy todavía no está elaborado. Existen estudios prometedores con la utilización de péptidos antimicrobianos y aunque son muchos los que están en desarrollo, el denominado LL-37 es posiblemente el más prometedor (Thanphaichitr N, 2016).
La tasa de fallos llega a ser hasta del 28% a los seis meses de utilización. La formulación más aceptada es el gel, por encima de los óvulos vaginales y de los “films”.
Se denominan “métodos barrera” a aquellos que impiden que el semen penetre por el cérvix y, por tanto, se produzca la fertilización. Este bloqueo puede ser mecánico (obstrucción al paso del semen) o químico (acción espermicida).
Dadas sus características, no precisan la intervención médica (salvo en el cálculo de las medidas del diafragma y de los capuchones cervicales) y se dispensan sin receta. Esto permite que las campañas para su difusión y utilización se encuadren con otros agentes de salud.
Aunque no todos los métodos barrera están comercializados en nuestro país, se puede acceder a ellos vía Internet. Los métodos disponibles son: el preservativo masculino, el preservativo femenino, el diafragma, el capuchón cervical y los espermicidas, entre los que se encuentra la esponja vaginal.
Así mismo, la OMS (WHO, 2004) y la Sociedad Española de Contracepción (SEC, 2018) indican que algunos métodos barrera (preservativo masculino y femenino) son instrumentos de protección contra las ETS y deben ser recomendados también con ese fin.
Preservativo masculino
Los preservativos masculinos pueden ser de látex (con un espesor entre 0,3-0,8 mm), de poliuretano o de elastómeros sintéticos. Cuando se comercializaron los preservativos de no látex, en 1990, su utilización se asociaba con más frecuencia con la rotura y el deslizamiento. Sin embargo, con los materiales actuales empleados en su fabricación parece que se han conseguido unas tasas de rotura y deslizamiento similares a los de látex (Gallo MF, 2006) si bien son necesarios más estudios para poder comparar la eficacia entre los preservativos de látex y los de no látex. En cuanto a la aceptabilidad, hay una proporción mayor de usuarios que prefieren los de no látex, transmiten mejor el calor y la sensación es más natural. También se ha utilizado el intestino de cordero, pero no se recomienda como método de prevención de las ETS.
En la línea de prevención de ETS y buscando llegar al colectivo de hombres con sexo con hombres, la FDA ha aprobado en febrero del 2022 un nuevo preservativo: el “One Male condom” una funda de látex de caucho natural, indicado específicamente para relaciones sexuales anales.
Preservativo masculino
El preservativo femenino está fabricado con poliuretano. Mide 7,8 cm de diámetro y 17 cm de longitud. Cubre completamente la vagina y tiene dos aros flexibles: uno que se coloca en el cérvix y otro en la parte externa de los labios mayores. Se puede colocar hasta 8 horas antes de la relación sexual.
Es el único método de barrera femenino que protege, no solo del embarazo, sino de las ETS. Sin embargo, no es un método muy extendido (Vallejo-Medina P, 2019) y puede resultar difícil de colocar (Fenwick SE, 2021). Las investigaciones futuras deberían explorar otras perspectivas de este método, incluso entre la comunidad LGBTIQ+. Los datos disponibles de protección del preservativo femenino frente al embarazo y las ETS son similares al masculino, pero se necesitan más estudios comparativos para llegar a esta conclusión (Gallo MF, 2012).
Preservativo femenino
El diafragma y el capuchón cervical se utilizan siempre impregnados con un espermicida (FSRH, 2012). El diafragma se coloca en la cara anterior de la vagina, desde la parte posterior del cérvix hasta la sínfisis del pubis; el capuchón cervical solo ocluye el cérvix (es más que pequeño que el diafragma). Tanto el diafragma como el capuchón cervical se fabrican en distintos tamaños y es preciso que un profesional sanitario explore a la mujer para calcular la talla adecuada. Recientemente se ha comercializado un nuevo método barrera, Lea´s Shield, fabricado con silicona, que tiene el tamaño parecido al del diafragma pero que, a diferencia de éste, se sujeta con la musculatura vaginal en vez de con la sínfisis del pubis; se fabrica en una única talla y no es preciso ninguna medición previa para su utilización.
Una revisión reciente que compara los nuevos capuchones y diafragmas con los antiguos no han detectado diferencias en cuanto a la eficacia, si bien se asocian menos con las infecciones de orina (Lindh I, 2021).
Diafragma
En cuanto a los espermicidas, tienen dos componentes: un producto tóxico para el esperma y un “vehículo” que permite su administración. El más utilizado actualmente es el nonoxinol-9, que si bien inicialmente se consideraba que podía tener un efecto espermicida sobre el HIV, a fecha de hoy no lo ha demostrado (Wilkinson D, 2002; Musekiwa A, 2020); es más, podría ser perjudicial en mujeres de riesgo de ETS porque aumenta la frecuencia de las lesiones genitales (Obiero J, 2012).
Por otra parte, en los estudios in vitro se necesita menos dosis de cloruro de benzalconio (Pharmatex®) y cloruro de miristalconio que los derivados que contienen nonoxinol-9 y parece que se toleran mejor (Alfaiate MI, 2021). En España no están aprobadas estas sustancias (BOE, 2016).
Recientemente se está estudiando un gel con ácido láctico para aplicar al diafragma, cuyos resultados preliminares parecen prometedores (Thurman A, 2019). Ya está disponible para su compra (Contragel® verde, Caya®).
La búsqueda es hacia un producto que sea a la vez espermicida y microbicida, pero a fecha de hoy todavía no está elaborado. Existen estudios prometedores con la utilización de péptidos antimicrobianos y aunque son muchos los que están en desarrollo, el denominado LL-37 es posiblemente el más prometedor (Thanphaichitr N, 2016).
La tasa de fallos llega a ser hasta del 28% a los seis meses de utilización. La formulación más aceptada es el gel, por encima de los óvulos vaginales y de los “films”.
Espermicidas
¿Cuál es la frecuencia de su utilización?
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¿Se consideran métodos anticonceptivos eficaces?
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¿Cuáles son sus indicaciones?
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Recomendaciones sobre la utilización correcta de los métodos barrera
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¿Cuáles son los posibles efectos secundarios?
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Bibliografía
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Más en la red
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Autora
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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