Fisterra

    Manejo del dolor oncológico

    ¿De qué hablamos?


    El dolor oncológico es aquel relacionado con el tumor primario, su extensión o cualquier tratamiento administrado a consecuencia de estos (CIE-11, 2022). Se trata de un síntoma frecuente con gran impacto en la calidad de vida de los pacientes con cáncer y se ha considerado un predictor independiente de supervivencia (Neufeld NJ, 2017).

    Su prevalencia varía ampliamente en función del tipo de cáncer, su localización, el estadio de la enfermedad y las terapias empleadas. En general, se estima que el dolor estará presente en un 55% de pacientes que reciben tratamiento antitumoral activo y en más del 66% en estadios avanzados (Paice JA, 2023). A pesar de la disponibilidad de tratamientos eficaces, hasta un 50% de pacientes con dolor oncológico presentan un control inadecuado.

    El paciente oncológico presentará múltiples síntomas, a menudo asociados entre sí, por lo que el esfuerzo terapéutico se enfocará hacia un control global.

    Clasificación del dolor
    • Según su duración:
      • Agudo: de inicio brusco y corta duración.
      • Crónico: persistente, más de un mes.
    • Según su mecanismo fisiopatológico:
      • Dolor somático: se origina en estructuras somáticas superficiales o profundas: piel, mucosas, tejido subcutáneo, conjuntivo, músculos, huesos, articulaciones, vasos, pleura y peritoneo parietal. Es localizado y secundario a estímulos mecánicos, térmicos o químicos.
      • Dolor visceral: originado en estructuras viscerales del aparato respiratorio, circulatorio, digestivo y genitourinario. Suele ser mal definido, vago, impreciso y con frecuencia referido, manifestándose en lugares alejados al órgano afectado. Puede asociar náuseas, vómitos y sudoración.
      • Dolor neuropático: causado por lesión directa de estructuras nerviosas, ya sea por invasión tumoral, como consecuencia de la quimioterapia o por infecciones en pacientes debilitados. Se describe como sensación desagradable, quemante o punzante, acorchamiento, hormigueo, tirantez, prurito o presión. Asociado frecuentemente a cambios sensoriales, motores y autonómicos.
      • Dolor mixto: coexistencia de varios de los mecanismos anteriores.
    • Según su curso:
      • Continuo o basal: persistente a lo largo del día, pudiendo existir momentos de mayor o menor intensidad sin llegar a desaparecer nunca.
      • Irruptivo: exacerbación transitoria del dolor que aparece espontáneamente o bien con un desencadenante concreto, predecible o impredecible, a pesar de existir un dolor basal bien controlado.
      • Incidental: desencadenado al realizar alguna actividad concreta.
      • Espontáneo: no se identifica un factor desencadenante.

    ¿Cómo se diagnostica?

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    ¿Cómo se trata?

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    Bibliografía

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    Más en la red

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    Autora

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Manejo del dolor oncológico

    Fecha de revisión: 09/09/2024
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    El dolor oncológico es aquel relacionado con el tumor primario, su extensión o cualquier tratamiento administrado a consecuencia de estos (CIE-11, 2022). Se trata de un síntoma frecuente con gran impacto en la calidad de vida de los pacientes con cáncer y se ha considerado un predictor independiente de supervivencia (Neufeld NJ, 2017).

    Su prevalencia varía ampliamente en función del tipo de cáncer, su localización, el estadio de la enfermedad y las terapias empleadas. En general, se estima que el dolor estará presente en un 55% de pacientes que reciben tratamiento antitumoral activo y en más del 66% en estadios avanzados (Paice JA, 2023). A pesar de la disponibilidad de tratamientos eficaces, hasta un 50% de pacientes con dolor oncológico presentan un control inadecuado.

    El paciente oncológico presentará múltiples síntomas, a menudo asociados entre sí, por lo que el esfuerzo terapéutico se enfocará hacia un control global.

    Clasificación del dolor
    • Según su duración:
      • Agudo: de inicio brusco y corta duración.
      • Crónico: persistente, más de un mes.
    • Según su mecanismo fisiopatológico:
      • Dolor somático: se origina en estructuras somáticas superficiales o profundas: piel, mucosas, tejido subcutáneo, conjuntivo, músculos, huesos, articulaciones, vasos, pleura y peritoneo parietal. Es localizado y secundario a estímulos mecánicos, térmicos o químicos.
      • Dolor visceral: originado en estructuras viscerales del aparato respiratorio, circulatorio, digestivo y genitourinario. Suele ser mal definido, vago, impreciso y con frecuencia referido, manifestándose en lugares alejados al órgano afectado. Puede asociar náuseas, vómitos y sudoración.
      • Dolor neuropático: causado por lesión directa de estructuras nerviosas, ya sea por invasión tumoral, como consecuencia de la quimioterapia o por infecciones en pacientes debilitados. Se describe como sensación desagradable, quemante o punzante, acorchamiento, hormigueo, tirantez, prurito o presión. Asociado frecuentemente a cambios sensoriales, motores y autonómicos.
      • Dolor mixto: coexistencia de varios de los mecanismos anteriores.
    • Según su curso:
      • Continuo o basal: persistente a lo largo del día, pudiendo existir momentos de mayor o menor intensidad sin llegar a desaparecer nunca.
      • Irruptivo: exacerbación transitoria del dolor que aparece espontáneamente o bien con un desencadenante concreto, predecible o impredecible, a pesar de existir un dolor basal bien controlado.
      • Incidental: desencadenado al realizar alguna actividad concreta.
      • Espontáneo: no se identifica un factor desencadenante.

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    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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    Fecha de revisión: 09/09/2024

    ¿De qué hablamos?


    El dolor oncológico es aquel relacionado con el tumor primario, su extensión o cualquier tratamiento administrado a consecuencia de estos (CIE-11, 2022). Se trata de un síntoma frecuente con gran impacto en la calidad de vida de los pacientes con cáncer y se ha considerado un predictor independiente de supervivencia (Neufeld NJ, 2017).

    Su prevalencia varía ampliamente en función del tipo de cáncer, su localización, el estadio de la enfermedad y las terapias empleadas. En general, se estima que el dolor estará presente en un 55% de pacientes que reciben tratamiento antitumoral activo y en más del 66% en estadios avanzados (Paice JA, 2023). A pesar de la disponibilidad de tratamientos eficaces, hasta un 50% de pacientes con dolor oncológico presentan un control inadecuado.

    El paciente oncológico presentará múltiples síntomas, a menudo asociados entre sí, por lo que el esfuerzo terapéutico se enfocará hacia un control global.

    Clasificación del dolor
    • Según su duración:
      • Agudo: de inicio brusco y corta duración.
      • Crónico: persistente, más de un mes.
    • Según su mecanismo fisiopatológico:
      • Dolor somático: se origina en estructuras somáticas superficiales o profundas: piel, mucosas, tejido subcutáneo, conjuntivo, músculos, huesos, articulaciones, vasos, pleura y peritoneo parietal. Es localizado y secundario a estímulos mecánicos, térmicos o químicos.
      • Dolor visceral: originado en estructuras viscerales del aparato respiratorio, circulatorio, digestivo y genitourinario. Suele ser mal definido, vago, impreciso y con frecuencia referido, manifestándose en lugares alejados al órgano afectado. Puede asociar náuseas, vómitos y sudoración.
      • Dolor neuropático: causado por lesión directa de estructuras nerviosas, ya sea por invasión tumoral, como consecuencia de la quimioterapia o por infecciones en pacientes debilitados. Se describe como sensación desagradable, quemante o punzante, acorchamiento, hormigueo, tirantez, prurito o presión. Asociado frecuentemente a cambios sensoriales, motores y autonómicos.
      • Dolor mixto: coexistencia de varios de los mecanismos anteriores.
    • Según su curso:
      • Continuo o basal: persistente a lo largo del día, pudiendo existir momentos de mayor o menor intensidad sin llegar a desaparecer nunca.
      • Irruptivo: exacerbación transitoria del dolor que aparece espontáneamente o bien con un desencadenante concreto, predecible o impredecible, a pesar de existir un dolor basal bien controlado.
      • Incidental: desencadenado al realizar alguna actividad concreta.
      • Espontáneo: no se identifica un factor desencadenante.

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    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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