Litiasis biliar
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¿De qué hablamos?
La litiasis biliar es una de las patologías más frecuentes del aparato digestivo y la colecistectomía una de las intervenciones quirúrgicas abdominales más habituales (Stinton LM, 2012). Los cálculos de la vesícula biliar se dan en un 10-20% de los individuos en las poblaciones occidentales, siendo la incidencia mayor en mujeres. El 80% de los portadores se mantendrán asintomáticos (EASL, 2016).
Los cálculos biliares se pueden clasificar en dos categorías principales, basándose en su composición principal. Habitualmente están formados por bilirrubinato cálcico, colesterol, mucina y ácidos grasos (Stinton LM, 2012; Ibrahim M, 2018):
- Cálculos de colesterol (constituyen el 75%). Son el resultado de procesos de hipersecreción de colesterol en la vesícula, hipomotilidad vesicular y acumulación de mucina.
-
Cálculos de pigmento:
- Negro (10-15%): resultado de procesos de hemólisis crónica, formados principalmente por bilirrubinato cálcico.
- Marrón (5-10%): causados por infección secundaria a obstrucción de los conductos biliares. Más frecuentes en poblaciones asiáticas por infestación de helmintos.
La base para el desarrollo de litiasis biliar es multifactorial, incluyendo infecciones, susceptibilidad genética y estilos de vida modificables. Múltiples estudios señalan un posible aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular en estos pacientes, sobre todo en jóvenes (Olaiya MT, 2013). Los principales factores de riesgo para el desarrollo de litiasis biliar son (Stinton LM, 2012; Figueirido JC, 2017; Ibrahim M, 2018; Di Ciaula A, 2018):
- Edad, más frecuente a partir de los 40 años, siendo la mayor incidencia entre los 40 y los 69 años.
- Etnia, nativos americanos y mexicanos.
- Sexo femenino, donde el riesgo es duplica al de los hombres durante la edad fértil. Se atribuye a los estados hormonales, embarazo (hasta un 10%), uso de anticonceptivos orales y terapia hormonal sustitutiva con estrógenos, dado que estos aumentan la producción de colesterol.
- Historia familiar de litiasis biliar.
- IMC elevado y perímetro de cintura (conforme aumentan, lo hace también el riesgo que las litiasis sean sintomáticas).
- Diabetes mellitus, dislipemia y síndrome metabólico.
- Dieta rica en proteínas animales, carbohidratos y colesterol.
- Nutrición parenteral total.
- Pérdida de peso rápida, como la secundaria cirugía bariátrica.
- Trastornos hemolíticos.
- Fármacos: octeotrido, ceftriaxona, tiazidas, entre otros.
- Enfermedades crónicas: cirrosis, enfermedad de Crohn, malabsorción, fibrosis quística, entre otros.
El empleo generalizado de la ecografía abdominal para el estudio del dolor abdominal, la enfermedad pélvica y la alteración de las enzimas hepáticas, ha provocado la identificación accidental de litiasis biliar en muchos pacientes con ausencia de los síntomas típicos de esta enfermedad (Schmidt M, 2012).
¿Cuáles son sus síntomas?
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¿Cómo se diagnostica?
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¿Cómo se trata?
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Bibliografía
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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