Linfocitosis
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¿De qué hablamos?
Los linfocitos son un grupo de células blancas que forman parte del sistema inmune, interviniendo en la respuesta humoral y celular del cuerpo frente a proteínas y a patógenos extraños. Se define linfocitosis como la presencia de más de 4x10³/µL en adolescentes y adultos y superior a 8000/µL en niños pequeños (Mims MP, 2018). Representan alrededor del 20 al 40% del WBC (recuento total de glóbulos blancos). La linfocitosis relativa es un aumento en el WBC de más del 40%, con un recuento absoluto de glóbulos blancos normal (Hamad H, 2024).
La fórmula leucocitaria se analiza generalmente con métodos automatizados que pueden completarse con la observación al microscopio. En su interpretación deben considerarse los valores absolutos de cada tipo celular (los porcentuales tienen menor significación).
Ante el hallazgo de una linfocitosis debemos hacer el diagnóstico diferencial entre: trastorno infeccioso, trastorno reactivo o linfoproliferativo.
Podemos hablar de tres tipos de linfocitosis:
- Hereditarias: poco frecuentes. Destaca la enfermedad BENTA (expansión de células B con factor nuclear kappa-B [NFkB] y anergia de células T). Linfocitosis policlonal y esplenomegalia que comienza en la infancia (Buchbinder D, 2015; Béziat V, 2019). De herencia autosómica dominante. Se ha descrito desarrollo de neoplasia de células B en etapas posteriores de la vida.
- Agudas o reactivas, que normalmente se resuelven en un plazo menor de dos meses, suelen ser secundarias a otros procesos y con linfocitos de morfología policlonal. La mayoría de los casos corresponden a síndromes mononucleósicos que afectan generalmente a pacientes jóvenes y a otras enfermedades virales y bacterianas. También pueden estar relacionadas con otros factores, como ciertos medicamentos, estrés, timoma, etc.
- Las linfocitosis clonales, suelen ser crónicas, aunque también pueden ser agudas, que suelen corresponder a síndromes linfoproliferativos tipo B crónicos que son más frecuentes en adultos y ancianos. Existen expansiones clonales no malignas de linfocitos T y B que pueden mantenerse estables con el tiempo, pero en ocasiones pueden evolucionar a formas malignas.
- Anemia (de trastorno crónico por infección o enfermedad inflamatoria, infiltración de médula ósea, hemolítica o aplasia eritrocítica pura).
- Aumento de neutrófilos y-o monocitos: infecciones, inflamación, medicamentos, estrés.
- Aumento de eosinófilos y basófilos: hipersensibilidad a medicamentos, infecciones, inflamación.
Actitud clínica ante una linfocitosis
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Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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