Fisterra

    Infección urinaria con sonda vesical

    ¿De qué hablamos?


    En nuestro medio es muy frecuente encontrar pacientes sondados por múltiples razones diagnósticas y terapéuticas. La prevalencia de pacientes con sonda urinaria en el ámbito comunitario se ha cifrado entre el 0,02-0,07%, ascendiendo hasta un 20% en pacientes institucionalizados en residencias de ancianos y al 15-25% en pacientes hospitalizados en unidades de agudos. Además, en España el 15% de los enfermos con lesiones traumáticas de la médula espinal son portadores de sonda urinaria o realizan sondaje intermitente (Martínez JA, 2005; Pigrau C, 2013).

    La presencia de sonda urinaria incrementa el riesgo de bacteriuria entre un 3-10% por día de cateterización, siendo prácticamente universal después de los 30 días (cateterismo permanente o crónico). Se estima que entre un 10-25% de los pacientes con bacteriuria van a presentar síntomas de infección del tracto urinario (ITU). El riesgo de bacteriemia oscila entre el 10-24% y puede llegar a ser 60 veces superior al de los pacientes no cateterizados (Martínez JA, 2005).

    La ITU en pacientes sondados, frecuente y con una elevada morbilidad, supone un problema para la sanidad pública. Los principales factores de riesgo para desarrollarla son la duración de la cateterización (la más importante) o la cateterización después del 6º día de hospitalización, el sexo femenino, la diabetes, la insuficiencia renal (Cr >2 mg/dl), la edad superior a 50 años, una enfermedad grave no quirúrgica, una uropatía de base con colonización ureteral, el ingreso en urología o traumatología, la manipulación inadecuada del catéter o la contaminación de la bolsa de recogida (Chenoweth CE, 2014; Martínez JA, 2013; Pigrau C, 2013).

    La forma más frecuente ITU se produce por vía extraluminal, por la entrada de bacterias que colonizan el periné a través del biofilm que se forma alrededor de la sonda en la uretra. Menos frecuente es por vía intraluminal, producida por contaminación de la bolsa colectora con ascenso de la infección o por estasis en caso de fallo en el drenaje del catéter (Martínez JA, 2005).

    Es importante definir (Hooton TM, 2010):

    • Bacteriuria asintomática: presencia de >10x5 unidades formadoras de colonias de bacterias uropatógenas en el urocultivo en ausencia de síntomas urinarios en pacientes con cateterización uretral, suprapúbica o intermitente.
    • Bacteriuria sintomática: presencia de >10x3 unidades formadoras de colonias de bacterias uropatógenas en urocultivo en presencia de síntomas o signos compatibles con infección urinaria, sin otro foco infeccioso identificable en el paciente con sondaje uretral (o en las 72 horas después de su retirada), cateterización suprapúbica o sondaje intermitente.

    Se incluyen dentro de estas definiciones a los pacientes a los que se les ha retirado el sondaje en las últimas 48 horas.

    ¿Cómo se diagnostica?

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    ¿Cómo se trata?

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    ¿Cómo se previene?

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    Bibliografía

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    Autores

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Infección urinaria con sonda vesical

    Fecha de revisión: 19/12/2018
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    En nuestro medio es muy frecuente encontrar pacientes sondados por múltiples razones diagnósticas y terapéuticas. La prevalencia de pacientes con sonda urinaria en el ámbito comunitario se ha cifrado entre el 0,02-0,07%, ascendiendo hasta un 20% en pacientes institucionalizados en residencias de ancianos y al 15-25% en pacientes hospitalizados en unidades de agudos. Además, en España el 15% de los enfermos con lesiones traumáticas de la médula espinal son portadores de sonda urinaria o realizan sondaje intermitente (Martínez JA, 2005; Pigrau C, 2013).

    La presencia de sonda urinaria incrementa el riesgo de bacteriuria entre un 3-10% por día de cateterización, siendo prácticamente universal después de los 30 días (cateterismo permanente o crónico). Se estima que entre un 10-25% de los pacientes con bacteriuria van a presentar síntomas de infección del tracto urinario (ITU). El riesgo de bacteriemia oscila entre el 10-24% y puede llegar a ser 60 veces superior al de los pacientes no cateterizados (Martínez JA, 2005).

    La ITU en pacientes sondados, frecuente y con una elevada morbilidad, supone un problema para la sanidad pública. Los principales factores de riesgo para desarrollarla son la duración de la cateterización (la más importante) o la cateterización después del 6º día de hospitalización, el sexo femenino, la diabetes, la insuficiencia renal (Cr >2 mg/dl), la edad superior a 50 años, una enfermedad grave no quirúrgica, una uropatía de base con colonización ureteral, el ingreso en urología o traumatología, la manipulación inadecuada del catéter o la contaminación de la bolsa de recogida (Chenoweth CE, 2014; Martínez JA, 2013; Pigrau C, 2013).

    La forma más frecuente ITU se produce por vía extraluminal, por la entrada de bacterias que colonizan el periné a través del biofilm que se forma alrededor de la sonda en la uretra. Menos frecuente es por vía intraluminal, producida por contaminación de la bolsa colectora con ascenso de la infección o por estasis en caso de fallo en el drenaje del catéter (Martínez JA, 2005).

    Es importante definir (Hooton TM, 2010):

    • Bacteriuria asintomática: presencia de >10x5 unidades formadoras de colonias de bacterias uropatógenas en el urocultivo en ausencia de síntomas urinarios en pacientes con cateterización uretral, suprapúbica o intermitente.
    • Bacteriuria sintomática: presencia de >10x3 unidades formadoras de colonias de bacterias uropatógenas en urocultivo en presencia de síntomas o signos compatibles con infección urinaria, sin otro foco infeccioso identificable en el paciente con sondaje uretral (o en las 72 horas después de su retirada), cateterización suprapúbica o sondaje intermitente.

    Se incluyen dentro de estas definiciones a los pacientes a los que se les ha retirado el sondaje en las últimas 48 horas.

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    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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    Fecha de revisión: 19/12/2018

    ¿De qué hablamos?


    En nuestro medio es muy frecuente encontrar pacientes sondados por múltiples razones diagnósticas y terapéuticas. La prevalencia de pacientes con sonda urinaria en el ámbito comunitario se ha cifrado entre el 0,02-0,07%, ascendiendo hasta un 20% en pacientes institucionalizados en residencias de ancianos y al 15-25% en pacientes hospitalizados en unidades de agudos. Además, en España el 15% de los enfermos con lesiones traumáticas de la médula espinal son portadores de sonda urinaria o realizan sondaje intermitente (Martínez JA, 2005; Pigrau C, 2013).

    La presencia de sonda urinaria incrementa el riesgo de bacteriuria entre un 3-10% por día de cateterización, siendo prácticamente universal después de los 30 días (cateterismo permanente o crónico). Se estima que entre un 10-25% de los pacientes con bacteriuria van a presentar síntomas de infección del tracto urinario (ITU). El riesgo de bacteriemia oscila entre el 10-24% y puede llegar a ser 60 veces superior al de los pacientes no cateterizados (Martínez JA, 2005).

    La ITU en pacientes sondados, frecuente y con una elevada morbilidad, supone un problema para la sanidad pública. Los principales factores de riesgo para desarrollarla son la duración de la cateterización (la más importante) o la cateterización después del 6º día de hospitalización, el sexo femenino, la diabetes, la insuficiencia renal (Cr >2 mg/dl), la edad superior a 50 años, una enfermedad grave no quirúrgica, una uropatía de base con colonización ureteral, el ingreso en urología o traumatología, la manipulación inadecuada del catéter o la contaminación de la bolsa de recogida (Chenoweth CE, 2014; Martínez JA, 2013; Pigrau C, 2013).

    La forma más frecuente ITU se produce por vía extraluminal, por la entrada de bacterias que colonizan el periné a través del biofilm que se forma alrededor de la sonda en la uretra. Menos frecuente es por vía intraluminal, producida por contaminación de la bolsa colectora con ascenso de la infección o por estasis en caso de fallo en el drenaje del catéter (Martínez JA, 2005).

    Es importante definir (Hooton TM, 2010):

    • Bacteriuria asintomática: presencia de >10x5 unidades formadoras de colonias de bacterias uropatógenas en el urocultivo en ausencia de síntomas urinarios en pacientes con cateterización uretral, suprapúbica o intermitente.
    • Bacteriuria sintomática: presencia de >10x3 unidades formadoras de colonias de bacterias uropatógenas en urocultivo en presencia de síntomas o signos compatibles con infección urinaria, sin otro foco infeccioso identificable en el paciente con sondaje uretral (o en las 72 horas después de su retirada), cateterización suprapúbica o sondaje intermitente.

    Se incluyen dentro de estas definiciones a los pacientes a los que se les ha retirado el sondaje en las últimas 48 horas.

    ¿Cómo se diagnostica?

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