Infección por virus Chikungunya
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¿De qué hablamos?
El virus Chikungunya es un virus de ARN monocatenario, perteneciente a la familia Togaviridae, género Alphavirus, que consta de 29 especies distintas, seis de las cuales afectan a seres humanos y causan enfermedades con compromiso articular.
Se transmite a las personas principalmente a través de las picaduras de mosquitos, no existiendo evidencias de transmisión de persona a persona por contacto directo. Los principales vectores del virus Chikungunya son los mosquitos hembras Aedes aegypti y Aedes albopictus infectados, pero otras especies de Aedes y otros mosquitos, como Culex annulirostris, Mansonia uniformis y Anopheles stephensi también pueden actuar como vectores (Weaver SC, 2015). Estos mosquitos se extienden fundamentalmente por África tropical y sudeste asiático. Sin embargo, es de interés conocer que el mosquito Aedes albopictus (mosquito tigre) puede sobrevivir en ambientes más templados que el Aedes aegypti y tiene una distribución potencial más amplia, habiendo sido descrito en ciertas áreas de algunos territorios de Europa como Albania, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Cerdeña, Córcega, Croacia, Eslovenia, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Montenegro, Serbia, Suiza y España, lo que conlleva en estos países el riesgo de brotes autóctonos (Staples JE, 2009). En España el Aedes albopictus se identificó por primera vez en 2004 en Sant Cugat del Vallès y se encuentra ampliamente diseminado en la zona costera de Cataluña. También se ha detectado en algunos puntos de la Comunidad Valenciana, donde se encuentra en plena expansión, en la comunidad autónoma de Murcia y en Baleares. Un factor de riesgo importante es la proximidad de las viviendas a lugares de cría de los mosquitos (OPS, 2011; ECDC, 2015).
La infección por el virus Chikungunya fue originalmente descrita en la actual Tanzania durante la década de los cincuenta (Mason PJ, 1957), manteniéndose desde entonces endémica en África subsahariana, India, Filipinas y el sudeste de Asia. En 2005 se propagó a las islas Seychelles, Mauricio y Mayotte con un genotipo mejor adaptado al mosquito Aedes albopictus. Este genotipo se difundió después a India, donde el brote sigue activo con millones de personas afectadas. En diciembre de 2013 se documentó la primera transmisión autóctona en América. Los primeros casos se notificaron en la isla de St. Martin y a lo largo de 2014 el virus se extendió rápidamente por las islas del Caribe y países de América Central afectando al menos a 30 países/territorios de esa zona. En 2007 se notificó por vez primera la transmisión de la enfermedad en Europa, en un brote localizado en el nordeste de Italia en el que se registraron 197 casos, confirmándose así que los brotes transmitidos por el mosquito Aedes albopictus son posibles en Europa (Rezza G, 2007; OPS, 2011; ECDC, 2014; OMS, 2017). Desde entonces se han documentado varios brotes autóctonos en Francia y en Italia (ECDC, 2014; Calba C, 2017; Venturi G, 2017).
En España todos los casos que se han registrado, media de 130 por año, han sido importados, mayoritariamente de personas procedentes América Central y Sudamérica (Fernandez-Garcia MD, 2016). En el año 2015 hubo una sospecha de caso autóctono, resultando ser al final un falso positivo (Sevillano EG, 2015). En ese mismo año la enfermedad fue incluida en la lista de enfermedades de declaración obligatoria y se elaboró un protocolo de vigilancia nacional consensuado por las comunidades autónomas (ISCIII, 2015).
La mayoría de los brotes ocurren durante la temporada de lluvias tropicales y disminuyen durante la estación seca. Durante los períodos epidémicos, los seres humanos son el principal reservorio del virus, siendo susceptibles a la infección los individuos no infectados previamente, ya que una vez expuestos a esta infección desarrollan inmunidad prolongada que los protege contra la reinfección. En los períodos interepidémicos diversos vertebrados, incluyendo primates, roedores, aves y algunos mamíferos pequeños, han sido implicados como reservorios (Labadie K, 2010).
Los virus del dengue y el Zika son transmitidos también por los mismos vectores de mosquitos que el virus Chikungunya, pudiendo cocircular en una región geográfica y producirse coinfecciones (Caron M, 2012; Waggoner JJ, 2016).
Transmisión materno-fetal: las mujeres embarazadas infectadas con el virus Chikungunya no tienen un mayor riesgo de enfermedad atípica o grave. Sin embargo, sí ha sido descrita la transmisión materno-fetal del virus Chikungunya, y la infección materna por virus Chikungunya se ha asociado a mayor riesgo de aborto espontáneo. La tasa de transmisión vertical parece baja a lo largo de la gestación. Sin embargo, cuando la infección ocurre durante el parto o pocos días antes, la tasa de transmisión aumenta y se aproxima al 50%, no protegiendo la cesárea contra la transmisión vertical (Gérardin P, 2008). No se ha evidenciado transmisión mediante la lactancia (CDC, 2018).
Productos sanguíneos y trasplante de órganos: la transmisión del virus Chikungunya a través de productos sanguíneos y hemoderivados contaminados, trasplante de órganos, incluida córnea, aunque infrecuente, también ha sido descrita (Brouard C, 2008; Wilson ME, 2018).
¿Cómo se manifiesta?
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¿Cómo se diagnostica?
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¿Cómo se trata?
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¿Cómo se previene?
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Bibliografía
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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