Donovanosis (granuloma inguinal o venéreo)
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¿De qué hablamos?
La donovanosis (llamada así por Donovan, el descriptor del agente causal y de los cuerpos que llevan su nombre -India, 1902-), también llamada granuloma inguinal o granuloma venéreo, es una rara enfermedad infecciosa de transmisión sexual (ITS), de curso crónico, localizada en el área ano-genital. Causada por la bacteria Klebsiella granulomatis (anteriormente conocida como Calymmatobacterium granulomatis), microorganismo Gram negativo, intracelular, pleomórfico, aeróbico e inmóvil. Es un comensal del tracto gastrointestinal, y se transmite mediante contacto sexual, directamente por contacto oral, vaginal o anal, o indirectamente por autoinoculación de los genitales con materia fecal, con posibilidad de propagación a superficies cutáneas próximas. También puede ser transmitido verticalmente en el canal del parto (ASHA, 2016).
El periodo de incubación dura alrededor de 50 días (pudiendo variar entre 1-12 semanas), y se inicia con pápulas genitales, que progresan a úlceras, que aumentan de tamaño. Tiene su mayor incidencia entre los 20 y 40 años de edad, sin predilección de sexo.
Se trata de una enfermedad en retroceso, incluso en áreas donde es endémica (Osorio FAD, 2014). Actualmente se han descrito casos esporádicos en Papúa Nueva Guinea, Sudáfrica, India, Brasil y Australia (O’Farrell N, 2016).
Manifestaciones clínicas más frecuentes
Clínicamente, la enfermedad puede manifestarse con 4 diferentes tipos de lesiones (O’Farrell N, 2016):
- Lesiones ulcero-granulomatosas, las más frecuentes. Son úlceras indoloras, de progresión lenta en los genitales y periné, sin adenopatía regional acompañante, y muy vascularizadas por lo que sangran fácilmente al contacto (aspecto de “carne roja”). Puede haber granulomas subcutáneos o pseudobubones (CDC, 2015). Son raras las úlceras en mucosa vaginal y cérvix.
- Lesiones hipertróficas: lesiones secas con márgenes irregularmente elevados.
- Úlceras necróticas: malolientes, que causan destrucción tisular.
- Lesiones escleróticas o cicatriciales, que cursan con fibrosis.
La región genital y perianal se ve afectada en el 90% de los casos, las lesiones inguinales en el 10% y sólo en el 6% existen lesiones extragenitales, casi siempre asociadas a la enfermedad genital.
La afectación extragenital puede asentar en la cavidad oral, la más frecuente (labios, encías, región submandibular), y conducto auditivo externo, o producirse diseminación hematógena, con afectación hepática, pulmonar, ósea y músculo psoas (ASHA, 2016). También puede haber diseminación a la cavidad abdominal, con afectación potencialmente grave de órganos abdomino-pélvicos (Gaviria-Sánchez V, 2015).
Las lesiones tienden a crecer más rápidamente durante el embarazo y se han observado casos atípicos en niños, provocando linfadenitis, mastoiditis y meningitis.
¿Cómo se diagnostica?
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¿Cómo se trata?
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Bibliografía
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Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.