El llanto es la forma que tiene el bebé de comunicarse con el entorno; expresa su bienestar o disconfort, así como sus deseos y demandas (hambre o necesidad de atención). No obstante, un llanto intenso que finalmente es motivo de consulta obliga a realizar una exploración exhaustiva para descartar una enfermedad subyacente.

Un bebé sano de 6 semanas de vida puede llorar alrededor de 3 horas al día (habitualmente entre las 3 de la tarde y las 11 de la noche), disminuyendo a 1 hora diaria a los 4 meses de edad. El llanto excesivo presenta un pico a los 2 meses de edad, con una prevalencia de 1,5% a 11,9%. Supone 1 de cada 400 visitas a un servicio de urgencias, de las cuales el 13% volverán a consultar antes de 1 semana. Los padres acostumbran a mostrarse ansiosos, frustrados y con falta de sueño, lo que dificulta la evaluación del niño que llora.

Las características del llanto son distintas entre un lactante sano o enfermo, variando el tono y la intensidad. Se encontró que el 61% de los niños menores de 23 meses tenían un motivo para su llanto, y que un 5% presentaba un serio problema de salud (Poole SR, 1991).

¿Qué puede provocar en los cuidadores el llanto excesivo de un bebé?

• Es un síntoma importante de ansiedad o estrés materno, y está relacionado con la depresión postparto.
• Puede contribuir al cese de la lactancia materna.
• Está asociado a la violencia física, pues al alterar la dinámica familiar podría actuar como un factor desencadenante (Douglas P, 2011).

Por estos motivos, para poder establecer las medidas preventivas, es importante reconocer a los niños que pueden presentar factores de riesgo (Akhnikh S, 2014):

• Gestantes que durante el embarazo presentan signos de ansiedad, síntomas somáticos y/o poco apoyo familiar o profesional.
• Padres con estrés, ansiedad, depresión u otros problemas psiquiátricos.
• Padres con adicciones, desempleo, poco soporte social o problemas económicos.
• Padres adolescentes.
• Prematuros o recién nacidos pequeños para la edad gestacional.
• Bebés muy demandantes o con llanto especialmente alto y penetrante.

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