Fisterra

    Diagnóstico precoz del cáncer oral

    ¿De qué hablamos?


    Se entiende por cáncer oral una neoplasia maligna que afecta la cavidad oral. La cavidad oral comprende las mejillas, labios, mucosa oral, paladar duro, suelo de la boca, encías y dos tercios anteriores de la lengua (Farthing PM, 2018).

    El cáncer de la cavidad oral es el undécimo cáncer más común en el mundo. Es tres veces más frecuente en el sexo masculino que en el femenino y afecta fundamentalmente a varones entre los 50 y 70 años. La incidencia en el sexo femenino ha ido aumentando en las últimas décadas, presumiblemente en relación con los cambios en el hábito de tabaquismo (Jitender S, 2016).

    Más del 90% de los tumores son de tipo carcinoma epidermoide y se originan en el epitelio de la mucosa oral. Las localizaciones más frecuentes son, por este orden: el borde lateral de lengua móvil, el suelo de boca, el trígono retromolar (área situada posterior al último molar inferior), la encía, la mejilla, el labio y por último el paladar (Natarajan E, 2011).

    Figura 1. Carcinoma in situ de borde lateral de lengua
    Figura 2. Carcinoma epidermoide de suelo de boca
    Figura 3. Carcinoma epidermoide de trígono retromolar
    Figura 4. Carcinoma verrucoso de encía (cresta edéntula)

    Estas neoplasias constituyen un problema serio de salud, y originan una alta tasa de morbimortalidad. Aunque el índice de supervivencia a 5 años ha aumentado a lo largo de las tres últimas décadas, se mantiene en el rango de 50-60%, lo que continúa siendo un pronóstico pobre cuando se compara con el resto de tipos de cáncer (Jitender S, 2016). Uno de los principales motivos de estos datos es el retraso diagnóstico. Sabemos que el 50% de los tumores de cavidad oral y orofaringe son diagnosticados en estadios tardíos de la enfermedad (estadios III y IV), y se estima que, si estos tumores fuesen diagnosticados y tratados en estadios iniciales, la supervivencia a 5 años aumentaría hasta llegar al 80% (Varela-Centelles P, 2017).

    El retraso diagnóstico supone no solamente un aumento significativo en la tasa de mortalidad, sino también una mayor pérdida de función, deformidad anatómica, dificultades sociológicas y financieras y cambios en el comportamiento.

    El diagnóstico precoz es por lo tanto de gran importancia, y la exploración física simple sigue siendo el método de diagnóstico más eficiente (Abati S, 2020). Muchas de las barreras que se detectan a la hora de hacer un diagnóstico precoz de las lesiones que nos ocupan pueden ser reducidas mejorando la formación del personal facultativo. Los clínicos tienen que ser conscientes de qué preguntas hacer para valorar los factores de riesgo y de cómo realizar una minuciosa exploración visual y palpación de los tejidos blandos.

    La formación también debe incluir habilidades de comunicación tanto para manejar una anamnesis dificultosa como la ansiedad que puedan presentar estos pacientes. Además, es importante conocer cómo describir las lesiones y cuáles son las pautas clínicas para referir al paciente a los especialistas hospitalarios.

    Factores de riesgo del cáncer oral

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    ¿Cuáles son los síntomas de presentación más frecuentes?

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    Medidas preventivas

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    Métodos de diagnóstico precoz

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    Bibliografía

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    Más en la red

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    Autores

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Diagnóstico precoz del cáncer oral

    Fecha de revisión: 14/06/2021
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    Se entiende por cáncer oral una neoplasia maligna que afecta la cavidad oral. La cavidad oral comprende las mejillas, labios, mucosa oral, paladar duro, suelo de la boca, encías y dos tercios anteriores de la lengua (Farthing PM, 2018).

    El cáncer de la cavidad oral es el undécimo cáncer más común en el mundo. Es tres veces más frecuente en el sexo masculino que en el femenino y afecta fundamentalmente a varones entre los 50 y 70 años. La incidencia en el sexo femenino ha ido aumentando en las últimas décadas, presumiblemente en relación con los cambios en el hábito de tabaquismo (Jitender S, 2016).

    Más del 90% de los tumores son de tipo carcinoma epidermoide y se originan en el epitelio de la mucosa oral. Las localizaciones más frecuentes son, por este orden: el borde lateral de lengua móvil, el suelo de boca, el trígono retromolar (área situada posterior al último molar inferior), la encía, la mejilla, el labio y por último el paladar (Natarajan E, 2011).

    Figura 1. Carcinoma in situ de borde lateral de lengua
    Figura 2. Carcinoma epidermoide de suelo de boca
    Figura 3. Carcinoma epidermoide de trígono retromolar
    Figura 4. Carcinoma verrucoso de encía (cresta edéntula)

    Estas neoplasias constituyen un problema serio de salud, y originan una alta tasa de morbimortalidad. Aunque el índice de supervivencia a 5 años ha aumentado a lo largo de las tres últimas décadas, se mantiene en el rango de 50-60%, lo que continúa siendo un pronóstico pobre cuando se compara con el resto de tipos de cáncer (Jitender S, 2016). Uno de los principales motivos de estos datos es el retraso diagnóstico. Sabemos que el 50% de los tumores de cavidad oral y orofaringe son diagnosticados en estadios tardíos de la enfermedad (estadios III y IV), y se estima que, si estos tumores fuesen diagnosticados y tratados en estadios iniciales, la supervivencia a 5 años aumentaría hasta llegar al 80% (Varela-Centelles P, 2017).

    El retraso diagnóstico supone no solamente un aumento significativo en la tasa de mortalidad, sino también una mayor pérdida de función, deformidad anatómica, dificultades sociológicas y financieras y cambios en el comportamiento.

    El diagnóstico precoz es por lo tanto de gran importancia, y la exploración física simple sigue siendo el método de diagnóstico más eficiente (Abati S, 2020). Muchas de las barreras que se detectan a la hora de hacer un diagnóstico precoz de las lesiones que nos ocupan pueden ser reducidas mejorando la formación del personal facultativo. Los clínicos tienen que ser conscientes de qué preguntas hacer para valorar los factores de riesgo y de cómo realizar una minuciosa exploración visual y palpación de los tejidos blandos.

    La formación también debe incluir habilidades de comunicación tanto para manejar una anamnesis dificultosa como la ansiedad que puedan presentar estos pacientes. Además, es importante conocer cómo describir las lesiones y cuáles son las pautas clínicas para referir al paciente a los especialistas hospitalarios.

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    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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    Fecha de revisión: 14/06/2021

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    Se entiende por cáncer oral una neoplasia maligna que afecta la cavidad oral. La cavidad oral comprende las mejillas, labios, mucosa oral, paladar duro, suelo de la boca, encías y dos tercios anteriores de la lengua (Farthing PM, 2018).

    El cáncer de la cavidad oral es el undécimo cáncer más común en el mundo. Es tres veces más frecuente en el sexo masculino que en el femenino y afecta fundamentalmente a varones entre los 50 y 70 años. La incidencia en el sexo femenino ha ido aumentando en las últimas décadas, presumiblemente en relación con los cambios en el hábito de tabaquismo (Jitender S, 2016).

    Más del 90% de los tumores son de tipo carcinoma epidermoide y se originan en el epitelio de la mucosa oral. Las localizaciones más frecuentes son, por este orden: el borde lateral de lengua móvil, el suelo de boca, el trígono retromolar (área situada posterior al último molar inferior), la encía, la mejilla, el labio y por último el paladar (Natarajan E, 2011).

    Figura 1. Carcinoma in situ de borde lateral de lengua
    Figura 2. Carcinoma epidermoide de suelo de boca
    Figura 3. Carcinoma epidermoide de trígono retromolar
    Figura 4. Carcinoma verrucoso de encía (cresta edéntula)

    Estas neoplasias constituyen un problema serio de salud, y originan una alta tasa de morbimortalidad. Aunque el índice de supervivencia a 5 años ha aumentado a lo largo de las tres últimas décadas, se mantiene en el rango de 50-60%, lo que continúa siendo un pronóstico pobre cuando se compara con el resto de tipos de cáncer (Jitender S, 2016). Uno de los principales motivos de estos datos es el retraso diagnóstico. Sabemos que el 50% de los tumores de cavidad oral y orofaringe son diagnosticados en estadios tardíos de la enfermedad (estadios III y IV), y se estima que, si estos tumores fuesen diagnosticados y tratados en estadios iniciales, la supervivencia a 5 años aumentaría hasta llegar al 80% (Varela-Centelles P, 2017).

    El retraso diagnóstico supone no solamente un aumento significativo en la tasa de mortalidad, sino también una mayor pérdida de función, deformidad anatómica, dificultades sociológicas y financieras y cambios en el comportamiento.

    El diagnóstico precoz es por lo tanto de gran importancia, y la exploración física simple sigue siendo el método de diagnóstico más eficiente (Abati S, 2020). Muchas de las barreras que se detectan a la hora de hacer un diagnóstico precoz de las lesiones que nos ocupan pueden ser reducidas mejorando la formación del personal facultativo. Los clínicos tienen que ser conscientes de qué preguntas hacer para valorar los factores de riesgo y de cómo realizar una minuciosa exploración visual y palpación de los tejidos blandos.

    La formación también debe incluir habilidades de comunicación tanto para manejar una anamnesis dificultosa como la ansiedad que puedan presentar estos pacientes. Además, es importante conocer cómo describir las lesiones y cuáles son las pautas clínicas para referir al paciente a los especialistas hospitalarios.

    Factores de riesgo del cáncer oral

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