Lesiones de pelvis, cadera y fémur
Índice de contenidos
Fracturas de pelvis
¿De qué hablamos?
-
En pacientes jóvenes (Marecek GS, 2018) se producen 34,3 lesiones por cada 100.000, habitualmente por traumatismos de alta energía,con disrupción del anillo pélvico.
- La causas más frecuentes son los accidentes de tráfico (50%), los atropellos (20%) y la precipitación (5-20%).
- En general, estas lesiones tienen una mortalidad del 10% en adultos y del 5% en niños. Si la fractura es abierta la mortalidad asciende al 30%.
- Si la hipotensión es de presentación temprana la mortalidad será de hasta el 50%.
-
En ancianos, sin embargo, suelen ocurrir por traumatismos de baja energía. Suelen romperse las ramas, sin que se produzca rotura del anillo pélvico (Oberkircher L, 2018).
- Factores de riesgo: mujeres, mayores de 65 años, osteoporosis.
- La causa más frecuente es la caída casual desde la propia altura.
- Es rara la fractura aislada de ramas ilio o isquiopubianas, siendo mucho más frecuente la rotura de ambas del mismo lado o las de un lado y el opuesto.
- Asociación a fracturas sacras en el 45% de los casos.
Las fracturas de pelvis pueden ser fracturas-avulsiones, fracturas-disrupciones del anillo, fracturas de acetábulo y fracturas de sacro (Fitcht RW, 2025).
Fracturas-avulsiones
-
Se producen en su mayoría en pacientes jóvenes con esqueleto inmaduro y deportistas. Pueden ocurrir por traumatismos de alta energía o contracción muscular repentina e intensa.
- En caso de adultos, ante fracturas sin traumatismo de alta energía, se debe sospechar fractura patológica.
-
Las más frecuentes son:
- Espina iliaca anterosuperior: inserción sartorio.
- Espina iliaca anteroinferior: inserción recto femoral.
- Tuberosidad isquiática: inserción isquiotibiales.
- El tratamiento suele ser conservador, salvo en caso de fracturas muy desplazadas o en pacientes altamente demandantes (deportistas), en los que se valora la cirugía (ver figura 1).
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Figura 1. Fracturas de pelvis estables
a) de ala iliaca; b) tuberosidad isquiática; c) rama inferior de pubis; d) rama superior de pubis; e) espina iliaca anteroinferior; f) espina Iliaca anterosuperior; g) sacra; h) coxis.Fracturas-disrupciones del anillo pélvico
Principalmente se producen por traumatismos de alta energía, salvo en caso de ancianos, que se producen por caídas accidentales desde su propia altura debido a la osteopenia.
-
Según el mecanismo de producción (clasificación de Young y Burgess):
-
Fracturas por compresión lateral:
- El mecanismo de producción sería un traumatismo en la cara externa de la pelvis.
- Puede haber fractura transversa de ramas o acabalgamiento de los huesos pubianos y afectarse una o las dos hemipelvis en casos más complejos.
-
Fracturas por compresión anteroposterior:
- El mecanismo de producción suelen ser atropellos o aplastamientos.
- El anillo pélvico se va a debilitar inicialmente en su parte anterior y después en la zona posterior.
- Produce fractura longitudinal de las ramas o diástasis de la sínfisis púbica.
-
Fracturas verticalmente inestables (Vertical Share):
- Se producen por una fuerza longitudinal desplazando la pelvis hacia atrás y superior.
- Producen diástasis de la sínfisis púbica con desplazamiento vertical, anterior o posterior, generalmente a través de la articulación sacroiliaca.
- Son fracturas complejas en las que el paciente puede presentar inestabilidad hemodinámica y son inestables, precisando fijación quirúrgica.
- Fracturas combinadas (compresión lateral/Vertical Share).
-
Fracturas por compresión lateral:
-
Según su grado de estabilidad (clasificación de Tile):
- Tipo A o estables.
- Tipo B o rotacionalmente inestables y verticalmente estables.
- Tipo C o rotacionalmente y verticalmente inestables.
-
Fracturas del anillo pélvico en el anciano, también denominadas fracturas por fragilidad de pelvis (O’Connor TJ, 2014; Fitcht RW, 2025):
- Mayoritariamente son fracturas estables que suelen afectar a las ramas pubianas (ilio/isquiopubianas) tras caída de baja energía, por lo que en ocasiones pueden pasar desapercibidas.
- Hay que tener cuidado en pacientes inestables hemodinámicamente: valorar la existencia de lesión arterial de la iliaca interna (hipogástrica)
- Clínicamente presentan dificultad para la deambulación y dolor a nivel púbico o posterior tras mínima caída.
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Figura 2
Según las líneas de fuerza que actúan sobre la pelvis se presentan los diferentes patrones de fracturas descritas por Young y Burgess: a) compresión lateral; b) compresión anteoposterior; c) cizallamiento vertical.Fracturas de acetábulo
- El mecanismo de lesión es por traumatismo de alta energía, provocando la impactación de la cabeza femoral con el acetábulo.
- Muestran una distribución bimodal: en jóvenes, por traumatismos de alta energía, y en ancianos, por traumatismos de baja energía sobre estructura ósea con osteopenia-osteoporosis (Goyal T, 2020).
-
Se clasifican según la parte del acetábulo afectada (clasificación de Judet-Letournel): pared anterior/posterior, columna anterior/posterior, etc.
- La más frecuente es la fractura de la pared posterior del acetábulo. Pueden acompañarse de lesión del nervio ciático. Es imprescindible la realización de un examen neurológico distal.
- En algunos casos se asocian a luxaciones centrales de la cadera.
- Cursan con dolor, impotencia funcional, dolor a la movilización de la cadera y acortamiento del miembro.
Según la zona de afectación sacra, asociándose con riesgo de lesión neurológica, se clasifican en lateral, a través o medial a los forámenes sacros.
¿Cómo se diagnostican?
-
Clínico: por el mecanismo de la lesión y sintomatología del paciente.
- En traumatismos de alta energía es imprescindible la evolución diagnóstica primaria del traumatizado (ABC).
- Evaluación secundaria de la pelvis por palpación. Descartar fracturas abiertas.
- Examen complementario indirecto de órganos intrapélvicos: equimosis perineal, sangre en meato urinario o recto, etc.
-
Radiológico (Mauffrey C, 2018; Elssisy JG, 2024) y de imagen:
- Radiografía anteroposterior (diagnóstica en el 90% de los casos). Básica en pacientes politraumatizados.
- Proyección inlet (40º de inclinación craneal) para visualizar el sacro.
- Proyección outlet (40º de inclinación caudal) para visualizar el anillo anterior.
- Proyecciones oblicuas de hemipelvis (alar y obturatriz), que permiten visualizar el acetábulo, ramas y ala iliaca.
- Criterios radiográficos de inestabilidad: fractura sacra completa, fractura de ramas bilateral, fractura de ramas superior e inferior ipsilateral, fractura L5 transversa asociada, fractura de sacro por avulsión (Brown JV, 2020; Elssisy JG, 2024).
- TAC (corte <2 mm): obligatorio para muchos autores. Es recomendable siempre en fracturas de la parte posterior del anillo pélvico y acetábulo. Los estudios de tomografía valoran mejor la inestabilidad pélvica que el estudio radiográfico simple. Em pcientes con sospecha de lesión pélvica y radiografías sin hallazgos está indicada la realización de TAC con contraste. En pacientes con hemorragia no localizada, estudio angio-TAC.
- Arteriografía si el paciente se encuentra hemodinámicamente inestable.
- Cistouretrografía retrograda si existe sospecha de lesión vesical.
- Uretrografía ante sospecha de lesión de uretra.
- El estudio con resonancia magnética (RM) por su costo, tiempo y accesibilidad, aunque ha demostrado utilidad en el diagnóstico de inestabilidad crónica, no es estudio cotidiano. También estaría indicado en caso de dolor persistente y TAC normal (Sahota O, 2021).
Generalmente, el tratamiento depende de la gravedad de la fractura y del estado general del paciente, variando desde tratamiento conservador a quirúrgico. El manejo de estas fracturas es inicialmente el soporte vital, analgesia y valoración de lesiones concomitantes (Kazley JM, 2020; Roszman AD, 2023) (ver algoritmo 1).
Algoritmo 1
Tratamiento de las fracturas de pelvis.-
El grado de la clasificación de Young y Burgess se correlaciona directamente con la gravedad de las lesiones óseas, de órganos internos, con la necesidad de estabilización inmediata, las necesidades de transfusión sanguínea inicial y la supervivencia del paciente.
- En fracturas pélvicas graves se debe seguir el manejo del paciente politraumatizado según el protocolo ATLS (Advanced Trauma Life Support), optimizando el tratamiento mediante un algoritmo diagnóstico y terapéutico multidisciplinar que incluya a especialistas como el traumatólogo, el cirujano general, el cirujano vascular, el anestesista o el radiólogo intervencionista (Burlew CC, 2024; Fitcht RW, 2025).
- El tratamiento quirúrgico definitivo debe de ser el indicado por el traumatólogo en función del tipo de fractura y condición del paciente.
- La reducción abierta y osteosíntesis con fijación interna (RAFI), realizada de forma programada, es el tratamiento habitual de las lesiones pélvicas desplazadas e inestables.
- Fracturas del anillo pélvico en el anciano (Oberkircher L, 2018; Fitcht RW, 2025). El tratamiento habitual suele ser conservador, dirigiéndose al alivio sintomático y movilización del paciente para prevenir las complicaciones de la inmovilización. El paciente puede deambular según tolerancia, aunque en ocasiones no lo soporta y precisa de movilización cama-sillón.
- Fracturas de acetábulo (Capone A, 2017; Ziran N, 2019). Su tratamiento va a depender del tipo de fractura y del paciente a tratar. Se puede optar por tratamiento conservador en fracturas de columna anterior en su zona más inferior, fracturas transversas bajas, fractura de ambas columnas con congruencia articular, desplazamiento de fragmentos <2 mm. Precisan cirugía las fracturas que provocan inestabilidad o incongruencia articular. En ancianos, en ocasiones se valora la protetización primaria o diferida como tratamiento definitivo.
Algoritmo 2
Fracturas por fragilidad de pelvis.¿Cuáles son las complicaciones y el pronóstico?
Las fracturas pélvicas presentan:
-
Hemorragia:
- Es la complicación más frecuente. Se debe prevenir el shock mediante una adecuada reposición de la volemia. Es la causa más probable de hipotensión en los pacientes con fractura pélvica.
- Puede ser retroperitoneal o intrapélvica, más grave la primera por pasar desapercibida.
- Puede ser por sangrado venoso (el más frecuente (85%), por sangrado a través del plexo venoso presacro, lo que requiere maniobras para reducir el volumen pélvico y su estabilización, o arterial (arteria iliaca interna) (el otro 15%) y pueden requerir embolización o packing pélvico.
- La hemorragia grave con shock hipovolémico secundario es la causa más frecuente de muerte.
- Otras técnicas que se están empleando para su control, además de las comentadas, son la embolización anterior transcatéter y el balón de oclusión endovascular para resucitación. La primera ha demostrado una eficacia del 81-100% en control del sangrado arterial en hemorragia pélvica (Papakostidis C, 2012).
-
Lesión del tracto urinario (Runyon MS, 2023):
- Las lesiones en uretra y vejiga son relativamente comunes (10-20% de los pacientes), siendo más frecuentes en varones. Son raras las lesiones ureterales y ginecológicas.
- Se debe sospechar lesión uretral si existe incapacidad para orinar, equimosis en periné o genital, sangre en vagina o en meato urinario. En estos casos estaría indicada la cistografía retrógrada diagnóstica.
- Predominan en lesiones con diástasis púbica.
- Rotura vesical (29%): produce hematuria franca.
- Lesión uretral (4-14%): más frecuente en varones. Sangre en meato urinario. Uretrografía diagnóstica.
- Aunque el sondaje esté contraindicado en estos casos, podría realizarse con una sonda bien lubricada y en manos de un profesional experto en el procedimiento (Brown JV, 2020).
-
Otras complicaciones:
-
Tempranas:
- Lesiones gastrointestinales. TAC diagnóstico.
- Íleo paralítico.
- Rotura del diafragma.
- Lesión neurológica: tronco lumbosacro a nivel del triángulo de Marcille.
- Acortamiento de la extremidad.
-
Tardías:
- Dificultades obstétricas.
- Dolor persistente en la articulación sacroiliaca.
- Inestabilidad persistente en la sínfisis del pubis.
- Artrosis postraumática.
- Miositis osificante.
-
Tempranas:
-
Periodo de inmovilización total:
-
Ejercicios respiratorios.
- Movilizaciones activas de las extremidades superiores.
- Movilizaciones activas de la extremidad inferior no afectada.
- Trabajo estático de cuádriceps e isquiotibiales de la extremidad afectada.
- Movilización activa del pie de la extremidad afectada.
-
Periodo de inmovilización relativa: añadir a lo anterior:
- Contracciones isométricas de abdominales y paravertebrales.
- Trabajo contra resistencia de las extremidades superiores (sobre todo tríceps, dorsal ancho y pectoral) para preparar los brazos para el uso de bastones.
- De forma progresiva, iniciar ejercicios activos de la extremidad afectada.
-
Periodo de verticalización y apoyo:
- Masoterapia de drenaje de miembros inferiores. Continuar con tonificación de los miembros inferiores, musculatura abdominal y tronco.
- Verticalización muy progresiva.
- Paso de la sedestación a la posición de pie.
- Repartición del peso del cuerpo más sobre un costado, según la localización de la fractura.
- Hidrocinesiterapia para la progresión del apoyo y continuar con las movilizaciones.
- Corrección de la estática pelvis-columna vertebral.
- Reeducación progresiva del apoyo y marcha.
-
Ejercicios respiratorios.
-
Hospitalización:
- 1-2 semanas en caso de fracturas simples.
- 3-4 semanas en el caso de una fijación externa.
- 8-10 semanas en el caso de fracturas abiertas o complicadas.
- Inmovilización: la referida en el texto.
-
Rehabilitación:
- Permitir la deambulación en todas las lesiones anteriores estables unilaterales.
- Las fracturas inestables precisarán reposo sin deambulación durante al menos 4-6 semanas.
- Interrupción laboral: de 30 a 90 días dependiendo del tipo de lesión.
Luxaciones de la cadera (luxaciones coxofemorales)
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Fracturas de la extremidad proximal del fémur
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Fracturas de la diáfisis femoral
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Fracturas de la extremidad distal del fémur
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Bibliografía
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Más en la red
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Autores
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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Lesiones de pelvis, cadera y fémur
Fecha de revisión: 02/05/2025
Índice de contenidos
Fracturas de pelvis
¿De qué hablamos?
-
En pacientes jóvenes (Marecek GS, 2018) se producen 34,3 lesiones por cada 100.000, habitualmente por traumatismos de alta energía,con disrupción del anillo pélvico.
- La causas más frecuentes son los accidentes de tráfico (50%), los atropellos (20%) y la precipitación (5-20%).
- En general, estas lesiones tienen una mortalidad del 10% en adultos y del 5% en niños. Si la fractura es abierta la mortalidad asciende al 30%.
- Si la hipotensión es de presentación temprana la mortalidad será de hasta el 50%.
-
En ancianos, sin embargo, suelen ocurrir por traumatismos de baja energía. Suelen romperse las ramas, sin que se produzca rotura del anillo pélvico (Oberkircher L, 2018).
- Factores de riesgo: mujeres, mayores de 65 años, osteoporosis.
- La causa más frecuente es la caída casual desde la propia altura.
- Es rara la fractura aislada de ramas ilio o isquiopubianas, siendo mucho más frecuente la rotura de ambas del mismo lado o las de un lado y el opuesto.
- Asociación a fracturas sacras en el 45% de los casos.
Las fracturas de pelvis pueden ser fracturas-avulsiones, fracturas-disrupciones del anillo, fracturas de acetábulo y fracturas de sacro (Fitcht RW, 2025).
Fracturas-avulsiones
-
Se producen en su mayoría en pacientes jóvenes con esqueleto inmaduro y deportistas. Pueden ocurrir por traumatismos de alta energía o contracción muscular repentina e intensa.
- En caso de adultos, ante fracturas sin traumatismo de alta energía, se debe sospechar fractura patológica.
-
Las más frecuentes son:
- Espina iliaca anterosuperior: inserción sartorio.
- Espina iliaca anteroinferior: inserción recto femoral.
- Tuberosidad isquiática: inserción isquiotibiales.
- El tratamiento suele ser conservador, salvo en caso de fracturas muy desplazadas o en pacientes altamente demandantes (deportistas), en los que se valora la cirugía (ver figura 1).
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Figura 1. Fracturas de pelvis estables
a) de ala iliaca; b) tuberosidad isquiática; c) rama inferior de pubis; d) rama superior de pubis; e) espina iliaca anteroinferior; f) espina Iliaca anterosuperior; g) sacra; h) coxis.Fracturas-disrupciones del anillo pélvico
Principalmente se producen por traumatismos de alta energía, salvo en caso de ancianos, que se producen por caídas accidentales desde su propia altura debido a la osteopenia.
-
Según el mecanismo de producción (clasificación de Young y Burgess):
-
Fracturas por compresión lateral:
- El mecanismo de producción sería un traumatismo en la cara externa de la pelvis.
- Puede haber fractura transversa de ramas o acabalgamiento de los huesos pubianos y afectarse una o las dos hemipelvis en casos más complejos.
-
Fracturas por compresión anteroposterior:
- El mecanismo de producción suelen ser atropellos o aplastamientos.
- El anillo pélvico se va a debilitar inicialmente en su parte anterior y después en la zona posterior.
- Produce fractura longitudinal de las ramas o diástasis de la sínfisis púbica.
-
Fracturas verticalmente inestables (Vertical Share):
- Se producen por una fuerza longitudinal desplazando la pelvis hacia atrás y superior.
- Producen diástasis de la sínfisis púbica con desplazamiento vertical, anterior o posterior, generalmente a través de la articulación sacroiliaca.
- Son fracturas complejas en las que el paciente puede presentar inestabilidad hemodinámica y son inestables, precisando fijación quirúrgica.
- Fracturas combinadas (compresión lateral/Vertical Share).
-
Fracturas por compresión lateral:
-
Según su grado de estabilidad (clasificación de Tile):
- Tipo A o estables.
- Tipo B o rotacionalmente inestables y verticalmente estables.
- Tipo C o rotacionalmente y verticalmente inestables.
-
Fracturas del anillo pélvico en el anciano, también denominadas fracturas por fragilidad de pelvis (O’Connor TJ, 2014; Fitcht RW, 2025):
- Mayoritariamente son fracturas estables que suelen afectar a las ramas pubianas (ilio/isquiopubianas) tras caída de baja energía, por lo que en ocasiones pueden pasar desapercibidas.
- Hay que tener cuidado en pacientes inestables hemodinámicamente: valorar la existencia de lesión arterial de la iliaca interna (hipogástrica)
- Clínicamente presentan dificultad para la deambulación y dolor a nivel púbico o posterior tras mínima caída.
.png)
Figura 2
Según las líneas de fuerza que actúan sobre la pelvis se presentan los diferentes patrones de fracturas descritas por Young y Burgess: a) compresión lateral; b) compresión anteoposterior; c) cizallamiento vertical.Fracturas de acetábulo
- El mecanismo de lesión es por traumatismo de alta energía, provocando la impactación de la cabeza femoral con el acetábulo.
- Muestran una distribución bimodal: en jóvenes, por traumatismos de alta energía, y en ancianos, por traumatismos de baja energía sobre estructura ósea con osteopenia-osteoporosis (Goyal T, 2020).
-
Se clasifican según la parte del acetábulo afectada (clasificación de Judet-Letournel): pared anterior/posterior, columna anterior/posterior, etc.
- La más frecuente es la fractura de la pared posterior del acetábulo. Pueden acompañarse de lesión del nervio ciático. Es imprescindible la realización de un examen neurológico distal.
- En algunos casos se asocian a luxaciones centrales de la cadera.
- Cursan con dolor, impotencia funcional, dolor a la movilización de la cadera y acortamiento del miembro.
Según la zona de afectación sacra, asociándose con riesgo de lesión neurológica, se clasifican en lateral, a través o medial a los forámenes sacros.
¿Cómo se diagnostican?
-
Clínico: por el mecanismo de la lesión y sintomatología del paciente.
- En traumatismos de alta energía es imprescindible la evolución diagnóstica primaria del traumatizado (ABC).
- Evaluación secundaria de la pelvis por palpación. Descartar fracturas abiertas.
- Examen complementario indirecto de órganos intrapélvicos: equimosis perineal, sangre en meato urinario o recto, etc.
-
Radiológico (Mauffrey C, 2018; Elssisy JG, 2024) y de imagen:
- Radiografía anteroposterior (diagnóstica en el 90% de los casos). Básica en pacientes politraumatizados.
- Proyección inlet (40º de inclinación craneal) para visualizar el sacro.
- Proyección outlet (40º de inclinación caudal) para visualizar el anillo anterior.
- Proyecciones oblicuas de hemipelvis (alar y obturatriz), que permiten visualizar el acetábulo, ramas y ala iliaca.
- Criterios radiográficos de inestabilidad: fractura sacra completa, fractura de ramas bilateral, fractura de ramas superior e inferior ipsilateral, fractura L5 transversa asociada, fractura de sacro por avulsión (Brown JV, 2020; Elssisy JG, 2024).
- TAC (corte <2 mm): obligatorio para muchos autores. Es recomendable siempre en fracturas de la parte posterior del anillo pélvico y acetábulo. Los estudios de tomografía valoran mejor la inestabilidad pélvica que el estudio radiográfico simple. Em pcientes con sospecha de lesión pélvica y radiografías sin hallazgos está indicada la realización de TAC con contraste. En pacientes con hemorragia no localizada, estudio angio-TAC.
- Arteriografía si el paciente se encuentra hemodinámicamente inestable.
- Cistouretrografía retrograda si existe sospecha de lesión vesical.
- Uretrografía ante sospecha de lesión de uretra.
- El estudio con resonancia magnética (RM) por su costo, tiempo y accesibilidad, aunque ha demostrado utilidad en el diagnóstico de inestabilidad crónica, no es estudio cotidiano. También estaría indicado en caso de dolor persistente y TAC normal (Sahota O, 2021).
Generalmente, el tratamiento depende de la gravedad de la fractura y del estado general del paciente, variando desde tratamiento conservador a quirúrgico. El manejo de estas fracturas es inicialmente el soporte vital, analgesia y valoración de lesiones concomitantes (Kazley JM, 2020; Roszman AD, 2023) (ver algoritmo 1).
Algoritmo 1
Tratamiento de las fracturas de pelvis.-
El grado de la clasificación de Young y Burgess se correlaciona directamente con la gravedad de las lesiones óseas, de órganos internos, con la necesidad de estabilización inmediata, las necesidades de transfusión sanguínea inicial y la supervivencia del paciente.
- En fracturas pélvicas graves se debe seguir el manejo del paciente politraumatizado según el protocolo ATLS (Advanced Trauma Life Support), optimizando el tratamiento mediante un algoritmo diagnóstico y terapéutico multidisciplinar que incluya a especialistas como el traumatólogo, el cirujano general, el cirujano vascular, el anestesista o el radiólogo intervencionista (Burlew CC, 2024; Fitcht RW, 2025).
- El tratamiento quirúrgico definitivo debe de ser el indicado por el traumatólogo en función del tipo de fractura y condición del paciente.
- La reducción abierta y osteosíntesis con fijación interna (RAFI), realizada de forma programada, es el tratamiento habitual de las lesiones pélvicas desplazadas e inestables.
- Fracturas del anillo pélvico en el anciano (Oberkircher L, 2018; Fitcht RW, 2025). El tratamiento habitual suele ser conservador, dirigiéndose al alivio sintomático y movilización del paciente para prevenir las complicaciones de la inmovilización. El paciente puede deambular según tolerancia, aunque en ocasiones no lo soporta y precisa de movilización cama-sillón.
- Fracturas de acetábulo (Capone A, 2017; Ziran N, 2019). Su tratamiento va a depender del tipo de fractura y del paciente a tratar. Se puede optar por tratamiento conservador en fracturas de columna anterior en su zona más inferior, fracturas transversas bajas, fractura de ambas columnas con congruencia articular, desplazamiento de fragmentos <2 mm. Precisan cirugía las fracturas que provocan inestabilidad o incongruencia articular. En ancianos, en ocasiones se valora la protetización primaria o diferida como tratamiento definitivo.
Algoritmo 2
Fracturas por fragilidad de pelvis.¿Cuáles son las complicaciones y el pronóstico?
Las fracturas pélvicas presentan:
-
Hemorragia:
- Es la complicación más frecuente. Se debe prevenir el shock mediante una adecuada reposición de la volemia. Es la causa más probable de hipotensión en los pacientes con fractura pélvica.
- Puede ser retroperitoneal o intrapélvica, más grave la primera por pasar desapercibida.
- Puede ser por sangrado venoso (el más frecuente (85%), por sangrado a través del plexo venoso presacro, lo que requiere maniobras para reducir el volumen pélvico y su estabilización, o arterial (arteria iliaca interna) (el otro 15%) y pueden requerir embolización o packing pélvico.
- La hemorragia grave con shock hipovolémico secundario es la causa más frecuente de muerte.
- Otras técnicas que se están empleando para su control, además de las comentadas, son la embolización anterior transcatéter y el balón de oclusión endovascular para resucitación. La primera ha demostrado una eficacia del 81-100% en control del sangrado arterial en hemorragia pélvica (Papakostidis C, 2012).
-
Lesión del tracto urinario (Runyon MS, 2023):
- Las lesiones en uretra y vejiga son relativamente comunes (10-20% de los pacientes), siendo más frecuentes en varones. Son raras las lesiones ureterales y ginecológicas.
- Se debe sospechar lesión uretral si existe incapacidad para orinar, equimosis en periné o genital, sangre en vagina o en meato urinario. En estos casos estaría indicada la cistografía retrógrada diagnóstica.
- Predominan en lesiones con diástasis púbica.
- Rotura vesical (29%): produce hematuria franca.
- Lesión uretral (4-14%): más frecuente en varones. Sangre en meato urinario. Uretrografía diagnóstica.
- Aunque el sondaje esté contraindicado en estos casos, podría realizarse con una sonda bien lubricada y en manos de un profesional experto en el procedimiento (Brown JV, 2020).
-
Otras complicaciones:
-
Tempranas:
- Lesiones gastrointestinales. TAC diagnóstico.
- Íleo paralítico.
- Rotura del diafragma.
- Lesión neurológica: tronco lumbosacro a nivel del triángulo de Marcille.
- Acortamiento de la extremidad.
-
Tardías:
- Dificultades obstétricas.
- Dolor persistente en la articulación sacroiliaca.
- Inestabilidad persistente en la sínfisis del pubis.
- Artrosis postraumática.
- Miositis osificante.
-
Tempranas:
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Periodo de inmovilización total:
-
Ejercicios respiratorios.
- Movilizaciones activas de las extremidades superiores.
- Movilizaciones activas de la extremidad inferior no afectada.
- Trabajo estático de cuádriceps e isquiotibiales de la extremidad afectada.
- Movilización activa del pie de la extremidad afectada.
-
Periodo de inmovilización relativa: añadir a lo anterior:
- Contracciones isométricas de abdominales y paravertebrales.
- Trabajo contra resistencia de las extremidades superiores (sobre todo tríceps, dorsal ancho y pectoral) para preparar los brazos para el uso de bastones.
- De forma progresiva, iniciar ejercicios activos de la extremidad afectada.
-
Periodo de verticalización y apoyo:
- Masoterapia de drenaje de miembros inferiores. Continuar con tonificación de los miembros inferiores, musculatura abdominal y tronco.
- Verticalización muy progresiva.
- Paso de la sedestación a la posición de pie.
- Repartición del peso del cuerpo más sobre un costado, según la localización de la fractura.
- Hidrocinesiterapia para la progresión del apoyo y continuar con las movilizaciones.
- Corrección de la estática pelvis-columna vertebral.
- Reeducación progresiva del apoyo y marcha.
-
Ejercicios respiratorios.
-
Hospitalización:
- 1-2 semanas en caso de fracturas simples.
- 3-4 semanas en el caso de una fijación externa.
- 8-10 semanas en el caso de fracturas abiertas o complicadas.
- Inmovilización: la referida en el texto.
-
Rehabilitación:
- Permitir la deambulación en todas las lesiones anteriores estables unilaterales.
- Las fracturas inestables precisarán reposo sin deambulación durante al menos 4-6 semanas.
- Interrupción laboral: de 30 a 90 días dependiendo del tipo de lesión.
Luxaciones de la cadera (luxaciones coxofemorales)
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Fracturas de la extremidad proximal del fémur
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Fracturas de la diáfisis femoral
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Fracturas de la extremidad distal del fémur
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Autores
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Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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© Descargado el 05/07/2025 22:46:14 Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright © . Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.