El lavado broncoalveolar es un procedimiento complementario a la broncoscopia . Para ello, el técnico o técnica introduce una pequeña cantidad de suero salino en las vías respiratorias de pequeño calibre y en los alveolos del pulmón, a los que no llega el broncoscopio y no pueden ser visualizados directamente. Posteriormente este líquido es aspirado para recoger células, microorganismos, muestras de tejidos y sustancias pulmonares, que luego serán analizadas en el laboratorio.

El análisis de estos materiales al microscopio ayuda a establecer el diagnóstico de cáncer o infecciones, por ejemplo.

El líquido también puede depositarse en placas de cultivo, con nutrientes especiales durante cierto periodo de tiempo para ver si aparecen bacterias o hongos. Esto ayuda a confirmar el tipo de infección pulmonar y el microorganismo causante de la misma.

Durante la broncoscopia, además del lavado broncoalveolar, se pueden llevar a cabo otros procedimientos adicionales con el objetivo de recoger más muestras para su análisis en el laboratorio:

• Biopsia pulmonar transbronquial consiste en la obtención de una muestra de tejido pulmonar con la ayuda de una pinza especial que se introduce por el broncoscopio. Para tomar la muestra en el lugar preciso, este procedimiento puede ser guiado por imágenes de rayos X.

Esta forma de guía radiológica reduce además el riesgo de que sufras una perforación accidental, con el consiguiente escape de aire hacia el espacio pleural y la producción de un neumotórax.
Aunque la biopsia pulmonar transbronquial aumenta ligeramente el riesgo de complicaciones de la broncoscopia, aporta información complementaria para el diagnóstico e incluso puede evitar una intervención quirúrgica mayor posterior.

• La punción transbronquial con aguja consiste en introducir una aguja fina a través del broncoscopio para atravesar la pared del bronquio, generalmente guiada por rayos X, y poder aspirar células de ganglios linfáticos sospechosos, para su posterior examen microscópico.

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