Fisterra

    Prevención de cáncer de cuello uterino

    ¿De qué hablamos?


    El cáncer de cérvix o cáncer de cuello uterino (CCU) es un tumor de crecimiento lento relacionado con el virus del papiloma humano (VPH). Es el cuarto más frecuente en mujeres a nivel mundial: en 2012 supuso el 7,5% de la mortalidad por cáncer en este sexo. Un 85% de casos ocurren en países en vías de desarrollo. En España la incidencia es de las más bajas de Europa, con 2.511 casos diagnosticados en 2012; es la 10ª causa de cáncer entre las mujeres españolas, pero la 2ª más frecuente en mujeres de 15-44 años (Ferlay J, 2015; Marzo-Castillejo M, 2018).

    Aproximadamente el 50% de los diagnósticos se hacen entre los 35 y 54 años, con una edad media de 49 años. Los principales tipos de CCU son el carcinoma de células escamosas, que es el más frecuente, y el adenocarcinoma, cuya incidencia ha aumentado en las últimas décadas. El cribado detecta lesiones precursoras y cáncer en estadio inicial de ambos tumores. En EE.UU., la mitad de las mujeres diagnosticadas de CCU no se habían sometido a pruebas de cribado, y otro 10% no lo había hecho en los últimos cinco años (Feldman S, 2018; Rerucha CM, 2018).

    El principal agente causal del CCU es la infección persistente por determinados tipos del VPH, que también se relaciona con otros cánceres y con otras enfermedades como verrugas genitales y papilomatosis respiratoria recurrente. El VPH se puede detectar en prácticamente el 100% de los CCU, 70% de cáncer de vagina, 43% de cáncer de vulva, 88% de cáncer anal, 50% de cáncer de pene y más recientemente se le atribuye el 25,6% del cáncer orofaríngeo (Bruni L, 2017). Se transmite por vía sexual, y también por piel y mucosas. La infección genital por VPH es extremadamente común, se estima que el 75-80% de las mujeres sexualmente activas habrán estado expuestas al virus antes de los 50 años, pero solo una pequeña parte desarrollará cáncer (Marzo-Castillejo M, 2018; Frumovitz M, 2018). La prevalencia es particularmente alta en las mujeres más jóvenes, en las que la mayoría de las infecciones son transitorias y se resuelven de forma espontánea en un periodo de 8 a 24 meses. En un estudio realizado en España, la prevalencia de infección cervical por VPH en mujeres de 18 a 65 años fue del 14,3%, y del 28,8% en el grupo de 18 a 25 años (Castellsagué X, 2012).

    El VPH es un virus de la familia papovaviridae, con ADN circular, del que se conocen más de 150 tipos. Unos 30-40 genotipos tienen afinidad por epitelios planos poliestratificados como la zona de transformación escamo-columnar del cérvix y la línea pectínea del ano. Según su potencial oncogénico 15 genotipos se consideran VPH de alto riesgo (VPH-AR): 16-18-31-33-35-39-45-51-52-56-58-59-68-69-82. Los VPH 16 y 18 son responsables de aproximadamente el 70% del cáncer de cérvix y el 50% de las lesiones precursoras de alto grado. El VPH 16 es el más frecuente, y está asociado al 59% de los carcinomas escamosos y 36% de adenocarcinomas (Frumovitz M, 2018). Los genotipos VPH de bajo riesgo, especialmente los tipos 6 y 11, se asocian con el 90% de las verrugas anogenitales y con lesiones escamosas de bajo grado.

    Cuando la infección por VPH-AR persiste, el tiempo desde la infección inicial hasta la neoplasia intraepitelial cervical (CIN) de alto grado y, finalmente, cáncer invasivo, se prolonga un promedio de 15 años (Frumovitz M, 2018). Las CIN o lesiones displásicas escamosas experimentan una progresión gradual, con etapas intraepiteliales preinvasoras que se clasifican según la profundidad de la afectación del epitelio y la atipicidad celular (López de Argumedo González de Durana M, 2016):

    • CIN-1: lesión de bajo grado, según los estudios regresa a la normalidad en el 70% de los casos.
    • CIN-2: lesión de alto grado, progresa a carcinoma in situ o neoplasia más severa en 25% de los casos.
    • CIN-3: lesión de alto grado, con displasia severa o carcinoma in situ, progresa a carcinoma invasor en 70% de los casos.

    ¿Cuáles son los factores de riesgo?

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    ¿Cuáles son las medidas de prevención primaria?

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    ¿De qué técnicas de cribado disponemos?

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    ¿Cuáles son las recomendaciones de cribado?

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    ¿Qué actuación seguir ante una prueba de cribado alterada?

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    Bibliografía

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    Autores

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Prevención de cáncer de cuello uterino

    Fecha de revisión: 08/08/2018
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    El cáncer de cérvix o cáncer de cuello uterino (CCU) es un tumor de crecimiento lento relacionado con el virus del papiloma humano (VPH). Es el cuarto más frecuente en mujeres a nivel mundial: en 2012 supuso el 7,5% de la mortalidad por cáncer en este sexo. Un 85% de casos ocurren en países en vías de desarrollo. En España la incidencia es de las más bajas de Europa, con 2.511 casos diagnosticados en 2012; es la 10ª causa de cáncer entre las mujeres españolas, pero la 2ª más frecuente en mujeres de 15-44 años (Ferlay J, 2015; Marzo-Castillejo M, 2018).

    Aproximadamente el 50% de los diagnósticos se hacen entre los 35 y 54 años, con una edad media de 49 años. Los principales tipos de CCU son el carcinoma de células escamosas, que es el más frecuente, y el adenocarcinoma, cuya incidencia ha aumentado en las últimas décadas. El cribado detecta lesiones precursoras y cáncer en estadio inicial de ambos tumores. En EE.UU., la mitad de las mujeres diagnosticadas de CCU no se habían sometido a pruebas de cribado, y otro 10% no lo había hecho en los últimos cinco años (Feldman S, 2018; Rerucha CM, 2018).

    El principal agente causal del CCU es la infección persistente por determinados tipos del VPH, que también se relaciona con otros cánceres y con otras enfermedades como verrugas genitales y papilomatosis respiratoria recurrente. El VPH se puede detectar en prácticamente el 100% de los CCU, 70% de cáncer de vagina, 43% de cáncer de vulva, 88% de cáncer anal, 50% de cáncer de pene y más recientemente se le atribuye el 25,6% del cáncer orofaríngeo (Bruni L, 2017). Se transmite por vía sexual, y también por piel y mucosas. La infección genital por VPH es extremadamente común, se estima que el 75-80% de las mujeres sexualmente activas habrán estado expuestas al virus antes de los 50 años, pero solo una pequeña parte desarrollará cáncer (Marzo-Castillejo M, 2018; Frumovitz M, 2018). La prevalencia es particularmente alta en las mujeres más jóvenes, en las que la mayoría de las infecciones son transitorias y se resuelven de forma espontánea en un periodo de 8 a 24 meses. En un estudio realizado en España, la prevalencia de infección cervical por VPH en mujeres de 18 a 65 años fue del 14,3%, y del 28,8% en el grupo de 18 a 25 años (Castellsagué X, 2012).

    El VPH es un virus de la familia papovaviridae, con ADN circular, del que se conocen más de 150 tipos. Unos 30-40 genotipos tienen afinidad por epitelios planos poliestratificados como la zona de transformación escamo-columnar del cérvix y la línea pectínea del ano. Según su potencial oncogénico 15 genotipos se consideran VPH de alto riesgo (VPH-AR): 16-18-31-33-35-39-45-51-52-56-58-59-68-69-82. Los VPH 16 y 18 son responsables de aproximadamente el 70% del cáncer de cérvix y el 50% de las lesiones precursoras de alto grado. El VPH 16 es el más frecuente, y está asociado al 59% de los carcinomas escamosos y 36% de adenocarcinomas (Frumovitz M, 2018). Los genotipos VPH de bajo riesgo, especialmente los tipos 6 y 11, se asocian con el 90% de las verrugas anogenitales y con lesiones escamosas de bajo grado.

    Cuando la infección por VPH-AR persiste, el tiempo desde la infección inicial hasta la neoplasia intraepitelial cervical (CIN) de alto grado y, finalmente, cáncer invasivo, se prolonga un promedio de 15 años (Frumovitz M, 2018). Las CIN o lesiones displásicas escamosas experimentan una progresión gradual, con etapas intraepiteliales preinvasoras que se clasifican según la profundidad de la afectación del epitelio y la atipicidad celular (López de Argumedo González de Durana M, 2016):

    • CIN-1: lesión de bajo grado, según los estudios regresa a la normalidad en el 70% de los casos.
    • CIN-2: lesión de alto grado, progresa a carcinoma in situ o neoplasia más severa en 25% de los casos.
    • CIN-3: lesión de alto grado, con displasia severa o carcinoma in situ, progresa a carcinoma invasor en 70% de los casos.

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    ¿De qué hablamos?


    El cáncer de cérvix o cáncer de cuello uterino (CCU) es un tumor de crecimiento lento relacionado con el virus del papiloma humano (VPH). Es el cuarto más frecuente en mujeres a nivel mundial: en 2012 supuso el 7,5% de la mortalidad por cáncer en este sexo. Un 85% de casos ocurren en países en vías de desarrollo. En España la incidencia es de las más bajas de Europa, con 2.511 casos diagnosticados en 2012; es la 10ª causa de cáncer entre las mujeres españolas, pero la 2ª más frecuente en mujeres de 15-44 años (Ferlay J, 2015; Marzo-Castillejo M, 2018).

    Aproximadamente el 50% de los diagnósticos se hacen entre los 35 y 54 años, con una edad media de 49 años. Los principales tipos de CCU son el carcinoma de células escamosas, que es el más frecuente, y el adenocarcinoma, cuya incidencia ha aumentado en las últimas décadas. El cribado detecta lesiones precursoras y cáncer en estadio inicial de ambos tumores. En EE.UU., la mitad de las mujeres diagnosticadas de CCU no se habían sometido a pruebas de cribado, y otro 10% no lo había hecho en los últimos cinco años (Feldman S, 2018; Rerucha CM, 2018).

    El principal agente causal del CCU es la infección persistente por determinados tipos del VPH, que también se relaciona con otros cánceres y con otras enfermedades como verrugas genitales y papilomatosis respiratoria recurrente. El VPH se puede detectar en prácticamente el 100% de los CCU, 70% de cáncer de vagina, 43% de cáncer de vulva, 88% de cáncer anal, 50% de cáncer de pene y más recientemente se le atribuye el 25,6% del cáncer orofaríngeo (Bruni L, 2017). Se transmite por vía sexual, y también por piel y mucosas. La infección genital por VPH es extremadamente común, se estima que el 75-80% de las mujeres sexualmente activas habrán estado expuestas al virus antes de los 50 años, pero solo una pequeña parte desarrollará cáncer (Marzo-Castillejo M, 2018; Frumovitz M, 2018). La prevalencia es particularmente alta en las mujeres más jóvenes, en las que la mayoría de las infecciones son transitorias y se resuelven de forma espontánea en un periodo de 8 a 24 meses. En un estudio realizado en España, la prevalencia de infección cervical por VPH en mujeres de 18 a 65 años fue del 14,3%, y del 28,8% en el grupo de 18 a 25 años (Castellsagué X, 2012).

    El VPH es un virus de la familia papovaviridae, con ADN circular, del que se conocen más de 150 tipos. Unos 30-40 genotipos tienen afinidad por epitelios planos poliestratificados como la zona de transformación escamo-columnar del cérvix y la línea pectínea del ano. Según su potencial oncogénico 15 genotipos se consideran VPH de alto riesgo (VPH-AR): 16-18-31-33-35-39-45-51-52-56-58-59-68-69-82. Los VPH 16 y 18 son responsables de aproximadamente el 70% del cáncer de cérvix y el 50% de las lesiones precursoras de alto grado. El VPH 16 es el más frecuente, y está asociado al 59% de los carcinomas escamosos y 36% de adenocarcinomas (Frumovitz M, 2018). Los genotipos VPH de bajo riesgo, especialmente los tipos 6 y 11, se asocian con el 90% de las verrugas anogenitales y con lesiones escamosas de bajo grado.

    Cuando la infección por VPH-AR persiste, el tiempo desde la infección inicial hasta la neoplasia intraepitelial cervical (CIN) de alto grado y, finalmente, cáncer invasivo, se prolonga un promedio de 15 años (Frumovitz M, 2018). Las CIN o lesiones displásicas escamosas experimentan una progresión gradual, con etapas intraepiteliales preinvasoras que se clasifican según la profundidad de la afectación del epitelio y la atipicidad celular (López de Argumedo González de Durana M, 2016):

    • CIN-1: lesión de bajo grado, según los estudios regresa a la normalidad en el 70% de los casos.
    • CIN-2: lesión de alto grado, progresa a carcinoma in situ o neoplasia más severa en 25% de los casos.
    • CIN-3: lesión de alto grado, con displasia severa o carcinoma in situ, progresa a carcinoma invasor en 70% de los casos.

    ¿Cuáles son los factores de riesgo?

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