Otitis externa
Fecha de la última revisión: 04/05/2017
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¿De qué hablamos?
La otitis externa (OE) se define como un proceso inflamatorio que afecta a la piel del conducto auditivo externo (CAE) y puede extenderse hasta el pabellón auricular o a la membrana timpánica, por ello muchos autores la denominan “OE difusa”. Puede cursar de forma aguda o crónica, si los síntomas son recurrentes o permanecen por más de tres meses.
Se suele clasificar en función de las causas que la originan (Walton L, 2012; Rosenfeld RM, 2014; Llor C, 2014):
- Infecciosa: es la causa más frecuente de OE aguda. Las dos bacterias aisladas con más frecuencia son Stphylococcus aureus (10-70%) y Pseudomona aeruginosa (20-60%), aunque alrededor de un tercio de los casos es polimicrobiana. En un 2% puede ser secundaria a hongos y se denomina otomicosis. Esta es más frecuente en las formas crónicas de OE, en los climas tropicales o subtropicales y en pacientes que previamente han recibido tratamiento con antibiótico tópico. Los gérmenes más frecuentes implicados son: Asperguillus niger (60-90%) y Candida (10-40%).
- Inflamatoria no infecciosa (problemas de la piel como dermatitis seborreica, eccema o reacciones alérgicas que son también más frecuentes en las formas crónicas).
- Mixta.
La incidencia anual alcanza el 1,3% en las mujeres y el 1,2 en los varones, con un pico en la infancia entre los 7-12 años y en adultos entre los 65-74 años (Lee H, 2013). Más del 95% son OE agudas (Wipperman J, 2014).
En general se trata de un proceso autolimitado que mejora en las primeras horas del inicio del tratamiento, sin embargo existe una forma infecciosa complicada y grave de OE denominada maligna (OEM), con frecuencia causada por la Pseudomona (90%), que afecta a los tejidos más profundos del CAE y a veces al hueso. Puede darse en pacientes ancianos, inmunodeprimidos, diabéticos mal controlados o cuando hay un antecedente de tratamiento con radioterapia local (Rosenfeld RM, 2014).
Están descritos posibles factores desencadenantes de la OE: la humedad excesiva (lavarse la cabeza en el baño o practicar la natación), la manipulación con objetos irritantes en la piel del conducto, ser portador de prótesis auditivas, obstrucción del CAE por alteraciones anatómicas como exóstosis, estenosis o tapones de cera, así como por enfermedades de la piel (Rosenfeld RM, 2014; Wipperman J, 2014; Lee H, 2013).
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Autores
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Carmen Costa Ribas | Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (1) |
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Juan Carlos Amor Dorado | Médico Especialista en Otorrinolaringología (2) |
(1) Centro de Salud de Vila. Ibiza, Illes Balears. España. (2) Hospital Can Misses. Ibiza, Illes Balears. España. |
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.