Fisterra

    Infecciones en cirugía

    ¿De qué hablamos?


    Definición

    Se considera infección de localización quirúrgica (ILQ) a toda infección relacionada con una intervención quirúrgica, ya sea en el propio lecho quirúrgico o en su proximidad, y que ocurre dentro de los 30 días tras la cirugía o 90 días si se ha colocado material extraño (implante, prótesis). Según los tejidos afectados, se clasifican en: 1) infecciones superficiales de la incisión (si afectan a la piel y al tejido subcutáneo), 2) infecciones profundas (si afectan a tejidos blandos profundos como la fascia y el músculo) y 3) infecciones quirúrgicas de órgano o espacio (cuando afectan otra estructura anatómica que haya sido abierta o manipulada durante la cirugía, como por ejemplo peritonitis en cirugía abdominal, meningitis en cirugía craneal, mediastinitis en cirugía torácica, etc.) (figura 1) (Horan TC, 1992; Mangram AJ, 1999).

    Figura 1. Corte de la pared abdominal donde se representa la clasificación de los CDC de ILQ.
    Muchos de los sistemas de vigilancia y control de la ILQ (tanto autonómicos en España como internacionales) se han adaptado a la definición de ILQ establecida por el CDC estadounidense a través del sistema NHSN (National Healthcare Safety Network), con el objetivo de lograr un mayor grado de homogeneización y normalización (tabla 1).

    Tabla 1. Criterios diagnósticos de ILQª (Horan TC, 1992; CDC/NHSN, 2019).
    Infección superficial de la incisión La infección ocurre en los 30 días posteriores a la intervención, afecta únicamente a la piel y al tejido subcutáneo de la incisión y presenta al menos uno de los siguientes criterios:

    1. Secreción purulenta con o sin confirmación microbiológica.
    2. Aislamiento de microorganismos en cultivo de líquido o tejido de la herida obtenido bajo asepsia.
    3. Al menos uno de los signos o síntomas siguientes: dolor, tumefacción local, eritema, o calor, y cuando deliberadamente se retiran puntos de la sutura, aunque el cultivo sea negativo.
    4. Diagnóstico de infección superficial de la herida quirúrgica según criterio clínico del cirujano.
    No se consideran como infección de la incisión superficial
    1. Inflamación mínima de los puntos de sutura.
    2. Infección de la episiotomía o de la circuncisión, por considerarse como procedimientos solamente.
    3. Quemadura infectada.
    Infección profunda de la incisión La infección afecta a tejidos profundos de la incisión (como fascia y músculo) y además presenta al menos uno de los siguientes:

    1. Drenaje purulento de la incisión profunda (no incluye drenaje de una cavidad u órgano profundo).b
    2. Dehiscencia espontánea de la sutura o retirada de los puntos de la sutura por criterio clínico ante la presencia de signos inflamatorios, como temperatura mayor a 38 °C, dolor o hipersensibilidad localizada, aunque el cultivo sea negativo.
    3. Presencia de absceso u otra evidencia de infección profunda en un examen radiológico, histopatológico o en el contexto de una reintervención.
    4. Diagnóstico de infección profunda de la herida quirúrgica según criterio clínico del cirujano.
    Infección de órgano o espacio La infección afecta cualquier parte anatómica (órgano o cavidad) del campo quirúrgico (excluyendo la incisión) que haya sido manipulada o abierta durante la cirugía y al menos uno de los siguientes:

    1. Secreción purulenta a través de un drenaje colocado dentro de un órgano o espacio.
    2. Aislamiento de patógenos en un cultivo obtenido de forma aséptica de un órgano o cavidad.
    3. Presencia de un absceso o evidencia de infección que afecte un órgano o cavidad detectado en un examen radiológico, histopatológico o en el contexto de una reintervención.
    4. Diagnóstico de infección quirúrgica de órgano/cavidad según criterio clínico del cirujano.
    a Para las categorías infección profunda y órgano/espacio, la infección debe ocurrir dentro de los 30 días tras la cirugía o 90 días si se ha colocado material extraño (implante, prótesis).
    b Toda infección que afecte a la parte superficial y profunda de la incisión se clasificará como profunda.

    Epidemiología

    La frecuencia de la ILQ es muy variable en función del tipo y localización de procedimientos, de las características del paciente, del tamaño del hospital (más frecuente en hospitales universitarios y con más de 500 camas), de la experiencia del cirujano y de los sistemas utilizados para su vigilancia (Hughes JM, 1983). Además, la frecuencia de ILQ está relacionada con el tipo de intervención, aumentando significativamente en operaciones de alto riesgo y en las denominadas “cirugías sucias”. Se estima que la frecuencia de aparición de ILQ se sitúa entre el 2 y el 5% de todas las cirugías hospitalarias (Anderson DJ, 2014). En España, en el Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomiales (EPINE) de 2011, fue del 4,4%. En la cirugía ambulatoria este riesgo es bastante más bajo: 4,8 casos por cada 1.000 cirugías (Owens PL, 2014). El tipo de cirugía también influye, siendo las tasas más elevadas en las cirugías abdominales, sobre todo de intestino delgado, colon y gástrica. El 70% de las ILQ son superficiales o profundas, y solo el 30% afectan a órganos o cavidades (NNIS, 2004; Petrosillo N, 2008).

    En Europa, según un estudio de prevalencia realizado en 30 países, la ILQ supuso el 19% de todas las infecciones nosocomiales (Zarb P, 2012). En España, según el EPINE de 2018, la ILQ fue la infección relacionada con la asistencia sanitaria (IRAS) más frecuente, siendo responsable del 27% de las IRAS.

    Impacto

    Se estima que la ILQ supone un coste directo adicional por infección entre 3.000 y 29.000 dólares estadounidenses, prolonga la estancia media hospitalaria entre 7 y 11 días, y multiplica por 2 a 11 veces el riesgo de muerte. A esto hay que añadir las consecuencias derivadas del aumento de microorganismos multirresistentes causantes de ILQ (Kirkland KB, 1999; Zimlichman E, 2013; Weiner LM, 2016).

    Patogenia

    La contaminación de la zona quirúrgica es inevitable. Los métodos modernos de antisepsia la han reducido dramáticamente y, por tanto, el riesgo relativo de infección. Sin embargo, las bacterias residentes en las glándulas sebáceas, folículos pilosos y glándulas sudoríparas son especialmente difíciles a eliminar. La ILQ es el resultado de una compleja relación de múltiples factores: microbiológicos (grado de contaminación, virulencia del patógeno), del paciente (diabetes, estado inmunológico, etc.) y quirúrgicos (colocación de material extraño, tejidos dañados, cirugía de urgencia, etc.).

    El origen de los patógenos en la mayor parte de las ILQ es la flora endógena de la piel, de las mucosas o de las vísceras huecas del paciente. La diseminación a distancia de la zona quirúrgica desde un foco de infección es otra causa de ILQ, aunque menos frecuente, así como las exógenas que incluyen al personal sanitario (especialmente miembros del equipo quirúrgico), el ambiente de quirófano (incluyendo el aire) y todos los instrumentos y materiales que llegan al campo quirúrgico durante la intervención (Anderson DJ, 2011).

    Etiología

    Los cocos Gram positivos (fundamentalmente estafilococos y estreptococos) procedentes de la flora cutánea del paciente son los principales patógenos causantes de infección, siendo Staphylococcus aureus el microorganismo más frecuente. Además, en cirugía abdominal y cuando la incisión se realiza en axila y periné, la presencia de bacilos Gram negativos (BGN) aumenta considerablemente. En el periné, además, aumenta el aislamiento de anaerobios. Según el informe del programa de vigilancia de las infecciones nosocomiales en Estados Unidos (NHSN), entre el 2011 y 2014 el orden de frecuencia de los diferentes microorganismos fue el siguiente: S. aureus (20,7%), E. coli (13,7%), S. coagulasa negativo (7,9%), E. faecalis (7,5%), P. aeruginosa (5,7%), Klebsiella (pneumoniae/oxytoca) (4,7%), Bacteroides spp. (4,7%), Enterobacter spp. (4,4%) (Mangram AJ, 1999; Weiner LM, 2016). Como se observa en la tabla 2, la etiología varía además según la cirugía.

    Tabla 2. Flora predominante en las infecciones de herida quirúrgica dependiendo de su localización (Mangram AJ, 1999; Talbot TR, 2016).
    Cirugía Microorganismos
    Colocación de material extraño (prótesis, injertos, marcapasos) Staphylococcus aureus, SCN*
    Cardiaca, neurocirugía, vascular S. aureus, SCN
    Mamaria S. aureus, SCN, estreptococos
    Oftálmica, osteoarticular S. aureus, SCN, estreptococos, BGN**
    Torácica (no cardiaca) S. aureus, SCN, Streptococcus pneumoniae, BGN
    Biliar, colorrectal, apendicectomía BGN, anaerobios
    Gastroduodenal BGN, estreptococos, anaerobios orofaríngeos
    ORL S. aureus, estreptococos, anaerobios orofaríngeos
    Ginecológica BGN, enterococos, estreptococos del grupo B, anaerobios
    Urológica BGN
    * SCN: Staphylococcus coagulasa negativos.
    ** BGN: bacilos Gram negativos.

    ¿Cuáles son los factores de riesgo?

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    ¿Cómo se diagnostica?

    Para ver el texto completo debe de estar suscrito a Fisterra

    ¿Cómo se trata?

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    ¿Cómo se previene?

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    Bibliografía

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    Más en la red

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    Autores

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Infecciones en cirugía

    Fecha de revisión: 01/01/2020
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    Definición

    Se considera infección de localización quirúrgica (ILQ) a toda infección relacionada con una intervención quirúrgica, ya sea en el propio lecho quirúrgico o en su proximidad, y que ocurre dentro de los 30 días tras la cirugía o 90 días si se ha colocado material extraño (implante, prótesis). Según los tejidos afectados, se clasifican en: 1) infecciones superficiales de la incisión (si afectan a la piel y al tejido subcutáneo), 2) infecciones profundas (si afectan a tejidos blandos profundos como la fascia y el músculo) y 3) infecciones quirúrgicas de órgano o espacio (cuando afectan otra estructura anatómica que haya sido abierta o manipulada durante la cirugía, como por ejemplo peritonitis en cirugía abdominal, meningitis en cirugía craneal, mediastinitis en cirugía torácica, etc.) (figura 1) (Horan TC, 1992; Mangram AJ, 1999).

    Figura 1. Corte de la pared abdominal donde se representa la clasificación de los CDC de ILQ.
    Muchos de los sistemas de vigilancia y control de la ILQ (tanto autonómicos en España como internacionales) se han adaptado a la definición de ILQ establecida por el CDC estadounidense a través del sistema NHSN (National Healthcare Safety Network), con el objetivo de lograr un mayor grado de homogeneización y normalización (tabla 1).

    Tabla 1. Criterios diagnósticos de ILQª (Horan TC, 1992; CDC/NHSN, 2019).
    Infección superficial de la incisión La infección ocurre en los 30 días posteriores a la intervención, afecta únicamente a la piel y al tejido subcutáneo de la incisión y presenta al menos uno de los siguientes criterios:

    1. Secreción purulenta con o sin confirmación microbiológica.
    2. Aislamiento de microorganismos en cultivo de líquido o tejido de la herida obtenido bajo asepsia.
    3. Al menos uno de los signos o síntomas siguientes: dolor, tumefacción local, eritema, o calor, y cuando deliberadamente se retiran puntos de la sutura, aunque el cultivo sea negativo.
    4. Diagnóstico de infección superficial de la herida quirúrgica según criterio clínico del cirujano.
    No se consideran como infección de la incisión superficial
    1. Inflamación mínima de los puntos de sutura.
    2. Infección de la episiotomía o de la circuncisión, por considerarse como procedimientos solamente.
    3. Quemadura infectada.
    Infección profunda de la incisión La infección afecta a tejidos profundos de la incisión (como fascia y músculo) y además presenta al menos uno de los siguientes:

    1. Drenaje purulento de la incisión profunda (no incluye drenaje de una cavidad u órgano profundo).b
    2. Dehiscencia espontánea de la sutura o retirada de los puntos de la sutura por criterio clínico ante la presencia de signos inflamatorios, como temperatura mayor a 38 °C, dolor o hipersensibilidad localizada, aunque el cultivo sea negativo.
    3. Presencia de absceso u otra evidencia de infección profunda en un examen radiológico, histopatológico o en el contexto de una reintervención.
    4. Diagnóstico de infección profunda de la herida quirúrgica según criterio clínico del cirujano.
    Infección de órgano o espacio La infección afecta cualquier parte anatómica (órgano o cavidad) del campo quirúrgico (excluyendo la incisión) que haya sido manipulada o abierta durante la cirugía y al menos uno de los siguientes:

    1. Secreción purulenta a través de un drenaje colocado dentro de un órgano o espacio.
    2. Aislamiento de patógenos en un cultivo obtenido de forma aséptica de un órgano o cavidad.
    3. Presencia de un absceso o evidencia de infección que afecte un órgano o cavidad detectado en un examen radiológico, histopatológico o en el contexto de una reintervención.
    4. Diagnóstico de infección quirúrgica de órgano/cavidad según criterio clínico del cirujano.
    a Para las categorías infección profunda y órgano/espacio, la infección debe ocurrir dentro de los 30 días tras la cirugía o 90 días si se ha colocado material extraño (implante, prótesis).
    b Toda infección que afecte a la parte superficial y profunda de la incisión se clasificará como profunda.

    Epidemiología

    La frecuencia de la ILQ es muy variable en función del tipo y localización de procedimientos, de las características del paciente, del tamaño del hospital (más frecuente en hospitales universitarios y con más de 500 camas), de la experiencia del cirujano y de los sistemas utilizados para su vigilancia (Hughes JM, 1983). Además, la frecuencia de ILQ está relacionada con el tipo de intervención, aumentando significativamente en operaciones de alto riesgo y en las denominadas “cirugías sucias”. Se estima que la frecuencia de aparición de ILQ se sitúa entre el 2 y el 5% de todas las cirugías hospitalarias (Anderson DJ, 2014). En España, en el Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomiales (EPINE) de 2011, fue del 4,4%. En la cirugía ambulatoria este riesgo es bastante más bajo: 4,8 casos por cada 1.000 cirugías (Owens PL, 2014). El tipo de cirugía también influye, siendo las tasas más elevadas en las cirugías abdominales, sobre todo de intestino delgado, colon y gástrica. El 70% de las ILQ son superficiales o profundas, y solo el 30% afectan a órganos o cavidades (NNIS, 2004; Petrosillo N, 2008).

    En Europa, según un estudio de prevalencia realizado en 30 países, la ILQ supuso el 19% de todas las infecciones nosocomiales (Zarb P, 2012). En España, según el EPINE de 2018, la ILQ fue la infección relacionada con la asistencia sanitaria (IRAS) más frecuente, siendo responsable del 27% de las IRAS.

    Impacto

    Se estima que la ILQ supone un coste directo adicional por infección entre 3.000 y 29.000 dólares estadounidenses, prolonga la estancia media hospitalaria entre 7 y 11 días, y multiplica por 2 a 11 veces el riesgo de muerte. A esto hay que añadir las consecuencias derivadas del aumento de microorganismos multirresistentes causantes de ILQ (Kirkland KB, 1999; Zimlichman E, 2013; Weiner LM, 2016).

    Patogenia

    La contaminación de la zona quirúrgica es inevitable. Los métodos modernos de antisepsia la han reducido dramáticamente y, por tanto, el riesgo relativo de infección. Sin embargo, las bacterias residentes en las glándulas sebáceas, folículos pilosos y glándulas sudoríparas son especialmente difíciles a eliminar. La ILQ es el resultado de una compleja relación de múltiples factores: microbiológicos (grado de contaminación, virulencia del patógeno), del paciente (diabetes, estado inmunológico, etc.) y quirúrgicos (colocación de material extraño, tejidos dañados, cirugía de urgencia, etc.).

    El origen de los patógenos en la mayor parte de las ILQ es la flora endógena de la piel, de las mucosas o de las vísceras huecas del paciente. La diseminación a distancia de la zona quirúrgica desde un foco de infección es otra causa de ILQ, aunque menos frecuente, así como las exógenas que incluyen al personal sanitario (especialmente miembros del equipo quirúrgico), el ambiente de quirófano (incluyendo el aire) y todos los instrumentos y materiales que llegan al campo quirúrgico durante la intervención (Anderson DJ, 2011).

    Etiología

    Los cocos Gram positivos (fundamentalmente estafilococos y estreptococos) procedentes de la flora cutánea del paciente son los principales patógenos causantes de infección, siendo Staphylococcus aureus el microorganismo más frecuente. Además, en cirugía abdominal y cuando la incisión se realiza en axila y periné, la presencia de bacilos Gram negativos (BGN) aumenta considerablemente. En el periné, además, aumenta el aislamiento de anaerobios. Según el informe del programa de vigilancia de las infecciones nosocomiales en Estados Unidos (NHSN), entre el 2011 y 2014 el orden de frecuencia de los diferentes microorganismos fue el siguiente: S. aureus (20,7%), E. coli (13,7%), S. coagulasa negativo (7,9%), E. faecalis (7,5%), P. aeruginosa (5,7%), Klebsiella (pneumoniae/oxytoca) (4,7%), Bacteroides spp. (4,7%), Enterobacter spp. (4,4%) (Mangram AJ, 1999; Weiner LM, 2016). Como se observa en la tabla 2, la etiología varía además según la cirugía.

    Tabla 2. Flora predominante en las infecciones de herida quirúrgica dependiendo de su localización (Mangram AJ, 1999; Talbot TR, 2016).
    Cirugía Microorganismos
    Colocación de material extraño (prótesis, injertos, marcapasos) Staphylococcus aureus, SCN*
    Cardiaca, neurocirugía, vascular S. aureus, SCN
    Mamaria S. aureus, SCN, estreptococos
    Oftálmica, osteoarticular S. aureus, SCN, estreptococos, BGN**
    Torácica (no cardiaca) S. aureus, SCN, Streptococcus pneumoniae, BGN
    Biliar, colorrectal, apendicectomía BGN, anaerobios
    Gastroduodenal BGN, estreptococos, anaerobios orofaríngeos
    ORL S. aureus, estreptococos, anaerobios orofaríngeos
    Ginecológica BGN, enterococos, estreptococos del grupo B, anaerobios
    Urológica BGN
    * SCN: Staphylococcus coagulasa negativos.
    ** BGN: bacilos Gram negativos.

    ¿Cuáles son los factores de riesgo?

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    ¿Cómo se diagnostica?

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    ¿Cómo se trata?

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    Bibliografía

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    Autores

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Infecciones en cirugía

    Fecha de revisión: 01/01/2020

    ¿De qué hablamos?


    Definición

    Se considera infección de localización quirúrgica (ILQ) a toda infección relacionada con una intervención quirúrgica, ya sea en el propio lecho quirúrgico o en su proximidad, y que ocurre dentro de los 30 días tras la cirugía o 90 días si se ha colocado material extraño (implante, prótesis). Según los tejidos afectados, se clasifican en: 1) infecciones superficiales de la incisión (si afectan a la piel y al tejido subcutáneo), 2) infecciones profundas (si afectan a tejidos blandos profundos como la fascia y el músculo) y 3) infecciones quirúrgicas de órgano o espacio (cuando afectan otra estructura anatómica que haya sido abierta o manipulada durante la cirugía, como por ejemplo peritonitis en cirugía abdominal, meningitis en cirugía craneal, mediastinitis en cirugía torácica, etc.) (figura 1) (Horan TC, 1992; Mangram AJ, 1999).

    Figura 1. Corte de la pared abdominal donde se representa la clasificación de los CDC de ILQ.
    Muchos de los sistemas de vigilancia y control de la ILQ (tanto autonómicos en España como internacionales) se han adaptado a la definición de ILQ establecida por el CDC estadounidense a través del sistema NHSN (National Healthcare Safety Network), con el objetivo de lograr un mayor grado de homogeneización y normalización (tabla 1).

    Tabla 1. Criterios diagnósticos de ILQª (Horan TC, 1992; CDC/NHSN, 2019).
    Infección superficial de la incisión La infección ocurre en los 30 días posteriores a la intervención, afecta únicamente a la piel y al tejido subcutáneo de la incisión y presenta al menos uno de los siguientes criterios:

    1. Secreción purulenta con o sin confirmación microbiológica.
    2. Aislamiento de microorganismos en cultivo de líquido o tejido de la herida obtenido bajo asepsia.
    3. Al menos uno de los signos o síntomas siguientes: dolor, tumefacción local, eritema, o calor, y cuando deliberadamente se retiran puntos de la sutura, aunque el cultivo sea negativo.
    4. Diagnóstico de infección superficial de la herida quirúrgica según criterio clínico del cirujano.
    No se consideran como infección de la incisión superficial
    1. Inflamación mínima de los puntos de sutura.
    2. Infección de la episiotomía o de la circuncisión, por considerarse como procedimientos solamente.
    3. Quemadura infectada.
    Infección profunda de la incisión La infección afecta a tejidos profundos de la incisión (como fascia y músculo) y además presenta al menos uno de los siguientes:

    1. Drenaje purulento de la incisión profunda (no incluye drenaje de una cavidad u órgano profundo).b
    2. Dehiscencia espontánea de la sutura o retirada de los puntos de la sutura por criterio clínico ante la presencia de signos inflamatorios, como temperatura mayor a 38 °C, dolor o hipersensibilidad localizada, aunque el cultivo sea negativo.
    3. Presencia de absceso u otra evidencia de infección profunda en un examen radiológico, histopatológico o en el contexto de una reintervención.
    4. Diagnóstico de infección profunda de la herida quirúrgica según criterio clínico del cirujano.
    Infección de órgano o espacio La infección afecta cualquier parte anatómica (órgano o cavidad) del campo quirúrgico (excluyendo la incisión) que haya sido manipulada o abierta durante la cirugía y al menos uno de los siguientes:

    1. Secreción purulenta a través de un drenaje colocado dentro de un órgano o espacio.
    2. Aislamiento de patógenos en un cultivo obtenido de forma aséptica de un órgano o cavidad.
    3. Presencia de un absceso o evidencia de infección que afecte un órgano o cavidad detectado en un examen radiológico, histopatológico o en el contexto de una reintervención.
    4. Diagnóstico de infección quirúrgica de órgano/cavidad según criterio clínico del cirujano.
    a Para las categorías infección profunda y órgano/espacio, la infección debe ocurrir dentro de los 30 días tras la cirugía o 90 días si se ha colocado material extraño (implante, prótesis).
    b Toda infección que afecte a la parte superficial y profunda de la incisión se clasificará como profunda.

    Epidemiología

    La frecuencia de la ILQ es muy variable en función del tipo y localización de procedimientos, de las características del paciente, del tamaño del hospital (más frecuente en hospitales universitarios y con más de 500 camas), de la experiencia del cirujano y de los sistemas utilizados para su vigilancia (Hughes JM, 1983). Además, la frecuencia de ILQ está relacionada con el tipo de intervención, aumentando significativamente en operaciones de alto riesgo y en las denominadas “cirugías sucias”. Se estima que la frecuencia de aparición de ILQ se sitúa entre el 2 y el 5% de todas las cirugías hospitalarias (Anderson DJ, 2014). En España, en el Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomiales (EPINE) de 2011, fue del 4,4%. En la cirugía ambulatoria este riesgo es bastante más bajo: 4,8 casos por cada 1.000 cirugías (Owens PL, 2014). El tipo de cirugía también influye, siendo las tasas más elevadas en las cirugías abdominales, sobre todo de intestino delgado, colon y gástrica. El 70% de las ILQ son superficiales o profundas, y solo el 30% afectan a órganos o cavidades (NNIS, 2004; Petrosillo N, 2008).

    En Europa, según un estudio de prevalencia realizado en 30 países, la ILQ supuso el 19% de todas las infecciones nosocomiales (Zarb P, 2012). En España, según el EPINE de 2018, la ILQ fue la infección relacionada con la asistencia sanitaria (IRAS) más frecuente, siendo responsable del 27% de las IRAS.

    Impacto

    Se estima que la ILQ supone un coste directo adicional por infección entre 3.000 y 29.000 dólares estadounidenses, prolonga la estancia media hospitalaria entre 7 y 11 días, y multiplica por 2 a 11 veces el riesgo de muerte. A esto hay que añadir las consecuencias derivadas del aumento de microorganismos multirresistentes causantes de ILQ (Kirkland KB, 1999; Zimlichman E, 2013; Weiner LM, 2016).

    Patogenia

    La contaminación de la zona quirúrgica es inevitable. Los métodos modernos de antisepsia la han reducido dramáticamente y, por tanto, el riesgo relativo de infección. Sin embargo, las bacterias residentes en las glándulas sebáceas, folículos pilosos y glándulas sudoríparas son especialmente difíciles a eliminar. La ILQ es el resultado de una compleja relación de múltiples factores: microbiológicos (grado de contaminación, virulencia del patógeno), del paciente (diabetes, estado inmunológico, etc.) y quirúrgicos (colocación de material extraño, tejidos dañados, cirugía de urgencia, etc.).

    El origen de los patógenos en la mayor parte de las ILQ es la flora endógena de la piel, de las mucosas o de las vísceras huecas del paciente. La diseminación a distancia de la zona quirúrgica desde un foco de infección es otra causa de ILQ, aunque menos frecuente, así como las exógenas que incluyen al personal sanitario (especialmente miembros del equipo quirúrgico), el ambiente de quirófano (incluyendo el aire) y todos los instrumentos y materiales que llegan al campo quirúrgico durante la intervención (Anderson DJ, 2011).

    Etiología

    Los cocos Gram positivos (fundamentalmente estafilococos y estreptococos) procedentes de la flora cutánea del paciente son los principales patógenos causantes de infección, siendo Staphylococcus aureus el microorganismo más frecuente. Además, en cirugía abdominal y cuando la incisión se realiza en axila y periné, la presencia de bacilos Gram negativos (BGN) aumenta considerablemente. En el periné, además, aumenta el aislamiento de anaerobios. Según el informe del programa de vigilancia de las infecciones nosocomiales en Estados Unidos (NHSN), entre el 2011 y 2014 el orden de frecuencia de los diferentes microorganismos fue el siguiente: S. aureus (20,7%), E. coli (13,7%), S. coagulasa negativo (7,9%), E. faecalis (7,5%), P. aeruginosa (5,7%), Klebsiella (pneumoniae/oxytoca) (4,7%), Bacteroides spp. (4,7%), Enterobacter spp. (4,4%) (Mangram AJ, 1999; Weiner LM, 2016). Como se observa en la tabla 2, la etiología varía además según la cirugía.

    Tabla 2. Flora predominante en las infecciones de herida quirúrgica dependiendo de su localización (Mangram AJ, 1999; Talbot TR, 2016).
    Cirugía Microorganismos
    Colocación de material extraño (prótesis, injertos, marcapasos) Staphylococcus aureus, SCN*
    Cardiaca, neurocirugía, vascular S. aureus, SCN
    Mamaria S. aureus, SCN, estreptococos
    Oftálmica, osteoarticular S. aureus, SCN, estreptococos, BGN**
    Torácica (no cardiaca) S. aureus, SCN, Streptococcus pneumoniae, BGN
    Biliar, colorrectal, apendicectomía BGN, anaerobios
    Gastroduodenal BGN, estreptococos, anaerobios orofaríngeos
    ORL S. aureus, estreptococos, anaerobios orofaríngeos
    Ginecológica BGN, enterococos, estreptococos del grupo B, anaerobios
    Urológica BGN
    * SCN: Staphylococcus coagulasa negativos.
    ** BGN: bacilos Gram negativos.

    ¿Cuáles son los factores de riesgo?

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    Bibliografía

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    Autores

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    Conflicto de intereses
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