¿Por qué es tan importante el problema de la somatización?
Los trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados son una patología psiquiátrica muy prevalente en la población. Estos trastornos se caracterizan por la presentación de síntomas orgánicos sin encontrar enfermedades físicas que los justifiquen, y causan un gran malestar, disfunción, e incluso cambios en el comportamiento en el paciente (Levenson JL, 2019).
Se estima que la prevalencia en la población general varía entre un 4-6% y en atención primaria puede llegar hasta un 17%. La prevalencia se modifica en función de lo restrictivos que sean los criterios diagnósticos y la calidad de los estudios (Haller H, 2015; Claassen-van Dessel NC, 2016). En pacientes que presentan ciertos cuadros como: fibromialgia, síndrome del intestino irritable y síndrome de fatiga crónica, la prevalencia asciende a más de un 25% (Levenson JL, 2019).
Los trastornos por somatización producen diferentes grados de discapacidad, que a veces llegan a ser muy incapacitantes limitando en gran medida la vida de los pacientes. Se ha estimado que en España el gasto que producen la depresión, la ansiedad y los trastornos de somatización es de 22.8 billones al año, siendo más de la mitad del presupuesto utilizado en bajas y en jubilaciones anticipadas (González-Blanch C, 2018).
El paciente refiere síntomas inespecíficos como: mareo, náuseas, astenia, dolores no bien localizados que no se corresponde con territorios anatómicos. Presenta pensamientos desproporcionados y persistentes sobre la gravedad de los síntomas. Todo esto lleva al paciente a consultar muchas veces generando una gran frustración, tanto en él como en los profesionales que le atienden, y un importante gasto sanitario.
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