Un nevo es una lesión cutánea habitualmente pigmentada derivada de la proliferación de melanocitos en nidos epidérmicos o en tecas (definidos como 3 o más melanocitos en contacto directo), en el espesor de la dermis o en otros tejidos (Rabanal MA, 2015). Es un concepto genérico que precisa un apellido para poder reconocer su origen.
Los melanoblastos, células precursoras de melanocitos, emigran entre el tercer y quinto mes de vida intrauterina, desde las crestas neurales y a través del mesénquima, hasta el límite dermo-epidérmico, coroides y leptomeninges. Su proliferación ulterior en la piel y en las mucosas dermopapilares origina los tumores melanocitarios, tumores pigmentarios benignos o nevus melanocíticos. Estos son por tanto proliferaciones benignas de melanocitos que forman parte de la piel normal y que de forma habitual se llaman lunares.
La sensibilización que existe en la población general, unida a la elevada frecuencia con que se presentan los llamados "lunares" (en España casi todos los individuos en la 4ª década de la vida poseen entre 25 y 50) hacen que el médico de atención primaria sea consultado con una alta frecuencia respecto a las lesiones melanocíticas.
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