Fisterra multidispositivo - Atención Primaria en la Red fisterra.com
  • Guías
  • Ayuda en consulta
    • Técnicas en atención primaria
    • Información para pacientes
    • Cálculos
    • Vacunas
    • Dietas
  • Medicamentos
    • Buscador
    • Interacciones
    • Embarazo y lactancia
    • Insuficiencia renal
    • Insuficiencia hepática
    • Urgencias
    • Cálculos
  • Herramientas
    • Novedades
    • Alertas
    • Comorbilidad
  • Formación
    • Cursos
    • Mis cursos
    • Casos clínicos
    • Preguntas clínicas
    • Metodología de la investigación
    • Bioética
  • Tienda
    • Productos y cursos
    • Mis compras
    • Carro de la compra

Usuario

  • Login
  • Restablecer contraseña
Cree su cuenta ahora

y pruebe gratis Fisterra durante 7 días

Ojo seco

  • Guía

Índice de contenidos

¿De qué hablamos?
¿Cuál es su etiología?
¿Cuáles son los síntomas y signos?
¿Cómo se diagnostica?
¿Cómo se trata?
Bibliografía
Más en la red
Autores

¿De qué hablamos?

El síndrome de ojo seco es una alteración que se produce en la superficie de la córnea y de la conjuntiva, por la falta de lágrima o por mala calidad de la misma. Este desorden se produce por una deficiencia o evaporación multifactorial excesiva de la película lagrimal y resulta tanto en síntomas de incomodidad y déficit visual, como en la producción de un daño potencial a la superficie ocular. Es una condición crónica, que puede ser sintomática o asintomática, y está acompañada por osmolaridad aumentada de la película lagrimal e inflamación de la superficie ocular (IDEW, 2007). El aparato lagrimal está formado por dos grupos de estructuras bien diferenciadas tanto desde el punto de vista anatómico como funcional (Rapuano CJ, 2000): Aparato secretor lagrimal: es el encargado de la producción de lágrima. Está formado por la glándula lagrimal principal, responsable de la secreción refleja, y las accesorias, responsables de la secreción basal (son aproximadamente 50, de dos tipos: Krause y Wolfring). Aparato excretor o vía lagrimal: encargado de la evacuación de la lágrima hasta las fosas nasales. Formado a su vez por una serie de estructuras que se comunican entre sí: Los puntos lagrimales se localizan en el extremo medial de cada párpado y se continúan con los canalículos lagrimales, que tienen una porción vertical (ampolla) y otra horizontal. En el 90% de los casos las porciones horizontales del canalículo superior e inferior se unen formando el canalículo común, el cual se abre al saco lagrimal mediante un repliegue mucoso (válvula de Rosenmüller) que impide el reflujo de lágrimas. Existe un 10% de casos en los que el canalículo superior y el inferior drenan por separado. El saco lagrimal se continúa con el conducto nasolagrimal que se abre al meato nasal inferior a través de otro repliegue mucoso (válvula de Hasner). La película lagrimal se estructura en 2 capas: Una superficial, lipídica, producida principalmente por las glándulas de Meibomio, cuya función es retardar la evaporación y mantener la película lagrimal uniforme sobre la superficie ocular. Otra más interna, mucoacuosa. Las alteraciones en la composición de la lágrima resultan de la disfunción de la unidad funcional lagrimal (LFU), que está integrada por glándulas lagrimales, superficie ocular (córnea, conjuntiva, glándulas de Meibomio), párpados y nervios motores y sistémicos, y cuya función es mantener la superficie lagrimal saludable a través de la función adecuada de la película lagrimal, que confiere protección, lubrificación y ambiente adecuado para la renovación de células epiteliales de la córnea. Este síndrome se desarrolla en 2 fases (Fonseca EC, 2010): La primera, en que uno o varios estímulos ambientales inician, en individuos susceptibles, agresión a los tejidos oculares. La segunda, en la que por mecanismo neuropático, metabólico y/o inflamatorio, se produce inestabilidad de la película lagrimal, disminución de secreción lagrimal, aumento de la evaporación o alteración en la composición de la lágrima (hiperosmolaridad). Las repercusiones sobre la superficie ocular siguen perpetuando el proceso, ocasionando un daño en la superficie ocular que puede producir disconfort. La máxima producción de lágrima tiene lugar en la segunda década de vida, y a partir de ésta, va disminuyendo a medida que pasan los años. El ojo seco es la patología más frecuente de las consultas de oftalmología, supone un 30% de las mismas, aunque se manifiesta con gravedad en un porcentaje menor. Es la causa más frecuente de irritación ocular en mayores de 65 años con una prevalencia del 7,5% en mayores de 50, y del 15% en mayores de 70. Esta prevalencia ha aumentado en los últimos años debido al envejecimiento de la población, a un mayor uso de medicamentos y a un incremento de irritantes y alérgenos en el ambiente. La edad avanzada y el sexo femenino (2:1) son factores de riesgo bien conocidos. Otros factores relacionados el síndrome del ojo seco son: Ambientales: baja humedad, alta temperatura, viento, etc. Ocupacionales: tareas que requieran alta atención visual, como trabajar al microscopio. Nutricionales: dieta rica en ácidos grasos omega-6 o pobre en ácidos grasos omega-3. Hormonales: deficiencia androgénica. Uso de fármacos sistémicos: betabloqueantes, isotretinoína, amiodarona, interferón, diuréticos (furosemida, clortalidona, espironolactona, amilorida+hidroclorotiacida, metildopa), ansiolíticos (diazepam, bromazepam, clorazepato dipotásico), antidepresivos tricíclicos, antipsicóticos (clorpromazina, levomepromazina, flufenazina, haloperidol), antiparkinsonianos (biperideno, levodopa+benserazida), antihistamínicos (hidroxizina, cetirizina), anticolinérgicos, espasmolíticos (escopolamina, pitofenona), tamoxifeno, anticonceptivos orales, terapia hormonal sustitutiva postmenopáusica. Uso de fármacos tópicos (anestésicos, antimicrobianos, corticoides, timolol, anticolinérgicos, ya sea por su uso frecuente o por la toxicidad de sus conservantes, como el benzalconio). Uso de lentes de contacto. Cirugía refractiva (LASIK). Enfermedades como la enfermedad de Parkinson, la diabetes mellitus, enfermedades autoinmunes, hepatitis C, VIH, tratamiento radioterápico, transplante de médula ósea. El síndrome de ojo seco en el ámbito laboral se asocia a nuevas formas de trabajo, con uso creciente de pantallas y dispositivos electrónicos y condiciones medioambientales surgidas en los modernos diseños de oficinas, despachos y otros entornos. Influyen igualmente exposiciones laborales a radiaciones ionizantes, productos químicos o polvo ambiental, con incremento de sequedad ocular (Vicente Herrero MT, 2014).

Para ver el texto completo de este documento debe de estar suscrito a Fisterra.com

Suscríbase

¿Todavía no está suscrito? Estas son sus opciones:


  • Suscríbase para tener acceso ilimitado a Fisterra.com

  • Prueba gratuita . Solicite una prueba gratuita

  • Compruebe si ya tiene acceso a través de su institución

Identifíquese

¿Ya está registrado?





¿Necesita ayuda o más información acerca de las suscripciones? Llame al 932 415 960


Conflicto de intereses: No disponible.
  
Acerca de
Fisterra Metodología Comité
Suscríbase
Acceso personal Instituciones Prueba gratis Boletines
Ayuda
FAQ's Atención al cliente
© Elsevier 2021
Clásica
  • Página de cookies
  • Política de privacidad
  • Términos y condiciones
Versión clásica Página de cookies Política de privacidad Términos y condiciones

Cerrar