Las lesiones pigmentadas y en especial los nevus melanocíticos son los tumores benignos más frecuentes y constituyen un motivo de consulta habitual en las consultas de atención primaria (Garnacho Saucedo GM, 2012; Álvarez Guisaola F, 2011; Rex Cavallé J, 2007).
Pueden evolucionar y ser marcadores de riesgo de melanoma (Garnacho Saucedo GM, 2012; Álvarez Guisaola F, 2011).
El aumento del conocimiento del melanoma por la población ha generado un incremento de consultas para evaluar las lesiones pigmentadas.
Es importante conocer su evolución, morfología y características clínicas, así como ser capaces de detectar precozmente los signos de alarma de degeneración maligna.
El melanoma es el tumor de mayor mortalidad en dermatología y su incidencia en las últimas décadas va en aumento. Su diagnóstico precoz es el único tratamiento curativo actualmente.
En algunos casos los nevus melanocíticos congénitos (NMC) se asocian a enfermedades sistémicas o malformaciones (Rex Cavallé J, 2007):
Melanosis meníngea o neuromelanosis de Touraine.
Neurofibromatosis.
Espina bífida oculta.
Meningocele.
Hipertrofias u atrofias de las estructuras profundas de un miembro.
Hamartomas.
Sarcomas.
Pueden suponer un problema estético según el tipo de paciente y su localización anatómica.
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