¿De qué hablamos?
Raras pero graves (1, 2% de todas las fracturas).
1-3% son fracturas abiertas.
Afecta más frecuentemente a mayores de 50 años (Mthethwa J, 2018).
Jóvenes y adultos jóvenes: en relación con traumatismos de alta energía.
Ancianos: en relación con traumatismos de baja energía.
Mecanismos lesionales: alta energía (tráficos, precipitaciones) o baja energía (osteopenia u osteoporosis).
Los mecanismos de alta energía producen generalmente fracturas por separación y se asocian, en casi un 90%, con lesión ligamentaria y de tejidos blandos (Mthethwa J, 2018).
Los ancianos sufren fracturas con hundimiento o hundimiento-separación, pero pueden presentar patrones de fractura complejos debido al poco stock óseo (Mthethwa J, 2018).
El platillo tibial lateral (70-80%) se fractura más frecuentemente que el medial.
La fractura de ambos platillos es la menos frecuente.
¿Cómo se clasifican?
Clasificación de Shatzker: solo líneas de fractura en el plano sagital.
Tipo 1: fractura con separación del platillo lateral.
Tipo 2: fractura hundimiento y separación del platillo lateral.
Tipo 3: fractura hundimiento del platillo lateral con cortical íntegra.
Tipo 4: fractura del platillo medial, con posible afectación de las espinas tibiales.
Tipo 5: fractura del platillo medial y lateral con continuidad metafisodiafisaria.
Tipo 6: fractura sin disociación metafisodiafisaria.
Teoría biomecánica de las 3 columnas de Luo: fractura de la columna lateral, medial o posterior (medial o lateral).
¿Cómo se diagnostican?
Clínico:
Historia de traumatismo.
Dolor, deformidad a nivel de la meseta tibial (platillo afecto) e impotencia funcional.
Las fracturas intraarticulares cursan con hemartros.
La exploración neurovascular (descartar la afectación de la arteria poplítea y del nervio ciático poplíteo externo) y de partes blandas es imprescindible.
Descartar síndrome compartimental.
Radiológico y de imagen:
Radiografías AP y lateral de rodilla (las oblicuas aumentan la sensibilidad).
La TAC (con reconstrucción tridimensional) preoperatorio facilita la clasificación de la lesión y la planificación quirúrgica de la misma.
RNM: útil para evaluar la presencia de lesiones de partes blandas asociadas.
¿Cuáles son sus complicaciones?
Lesiones intraarticulares asociadas: meniscales, ligamentarias.
Fractura de Segond: avulsión ósea de la zona de inserción tibial del ligamento lateral externo capsular que ocurre por un mecanismo de rotación interna y varo forzado, con la rodilla en flexión. La presencia de esta fractura es altamente específica de rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) (75 a 100%).
Lesión neurovascular (afectación de la arteria poplítea y/o del nervio ciático poplíteo externo).
Síndrome compartimental (más frecuente en lesiones tipo V o VI de Schatzker).
Rigidez articular.
Artritis postraumática.
Infección.
¿Cómo se tratan?
Tratamiento conservador: indicado en fracturas no desplazadas del platillo lateral o contraindicaciones médico-quirúrgicas graves.
Indicado en:
Fracturas no desplazadas.
Fracturas desplazadas con menos de 3 mm de escalón articular.
Técnicas: movilización articular precoz en fracturas mínimas y estables. Yeso cruropédico con descarga seguido de ortesis articulada durante 8-12 semanas en las demás.
Tratamiento quirúrgico (McMahon SE, 2016; Mthethwa J, 2018):
Objetivos: restaurar la superficie articular (alineación axial), asegurar un soporte óseo suficiente de la misma, restituir la integridad capsulo ligamentaria y recuperar el movimiento de la rodilla.
Indicado en:
Fracturas platillo lateral con:
Escalón articular mayor de 3 mm.
Separación de fragmentos mayor de 5 mm.
Inestabilidad en el plano coronal.
Fracturas desplazadas de platillo medial.
Fracturas desplazadas de los platillos medial y lateral.
Fracturas abiertas.
Lesión neurovascular.
Síndrome compartimental.
Técnicas: fijación externa provisional/definitiva, reducción abierta y fijación interna o artroplastia primaria (en ancianos con fracturas conminutas o existencia previa de artritis con deseo de carga precoz).
¿Cómo se rehabilitan?
Objetivos:
Restablecer el rango de movilidad de la rodilla tan pronto como sea posible, para limitar la incapacidad funcional. Restablecer y mantener el rango de movilidad completo del tobillo y la cadera.
Mejorar y restablecer la fuerza de los músculos: cuádriceps, tendón de la pata de ganso, gemelos, gracilis y sartorio.
Normalizar la marcha y restablecer la estabilidad de la rodilla durante la marcha.
En el caso de ser tratadas de forma conservadora:
En la fase temprana:
Se realizan técnicas para evitar el edema distal en el miembro inferior afecto, como el drenaje manual y el masaje descontracturante.
Se realizará también movilización activa de la cadera, el tobillo y el pie.
Se debe evitar el flexo de cadera y el equino en el pie mediante medidas posturales.
Se trabajará la fuerza de los miembros superiores y del miembro inferior sano para facilitar posteriormente la monopedestación y la reeducación de la marcha.
A partir de entre 2 y 4 semanas se comenzará la marcha con dos bastones en descarga, la cinesiterapia activa asistida para flexo extensión de rodilla.
Se iniciará la potenciación del cuádriceps.
A partir de la 8ª a la 10ª semana se recomienda el inicio de la carga y a continuación la reeducación de la marcha.
Se intensificará el trabajo muscular de cuádriceps e isquiotibiales y el de los estabilizadores laterales, en este caso la pata de ganso y el tensor de la fascia lata.
En el caso del tratamiento quirúrgico:
Durante el periodo post operatorio inmediato se recomienda el tratamiento postural, el inicio de la flexión activa asistida de la rodilla hasta unos 30 a 40 grados, las movilizaciones pasivas de la rótula, los ejercicios isométricos de cuádriceps, las movilizaciones activas de tobillo y pie y el inicio precoz de la sedestación y la transferencia a bipedestación en descarga.
Después del periodo post operatorio precoz, se puede empezar la marcha en descarga con bastones, la recuperación de la extensión completa de rodilla mediante activos asistidos y la recuperación progresiva de la flexión de rodilla.
Se recomienda iniciar la carga a las 10 semanas aproximadamente.
En esta última fase de la rehabilitación se intensificará el trabajo muscular de cuádriceps e isquiotibiales, se iniciará la reeducación propioceptiva y finalmente se introducirá la readaptación al esfuerzo y la reinserción laboral que puede ocurrir entre 4 y 6 meses.
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