Con el término “epistaxis” se define toda hemorragia con origen en las fosas nasales. Es el motivo de consulta urgente más frecuente en ORL (Cohn B, 2015; Fishpool SJ, 2012; Vaamonde P, 2000): hasta un 60% de la población llega a presentar un episodio durante su vida y de estos, un 6% requieren tratamiento médico (Bamimore O, 2015; Kucik CJ, 2005; Schlosser RJ, 2009). La epistaxis es más frecuente en varones, con una mayor incidencia en la infancia y la adolescencia, así como en la senectud (Kasperek ZA, 2013; Record S, 2015).
En general se trata de un proceso banal y autolimitado por lo que puede ser tratado desde la atención primaria, pero en ocasiones puede ser signo de un proceso grave llegando a comprometer el estado general del paciente, sobre todo si es muy abundante y si se produce en personas mayores, sobre las que se debe tener siempre una mayor atención (Klossek JM, 2006; Pope LE, 2005).
Las epistaxis se clasifican en dos tipos:
Anterior: la hemorragia sale al exterior por los orificios nasales, originándose en general en el plexo de Kiesselbach, área formada por anastomosis de arterias originadas en la carótida externa. Representan hasta el 90% de todas las epistaxis.
Posterior: el sangrado fluye a la faringe por las coanas, presentando un control más problemático; suele originarse en las áreas vascularizadas por la arteria esfenopalatina y arterias etmoidales.
Para ver el texto completo de este documento debe de estar suscrito a Fisterra.com
Suscríbase
¿Todavía no está suscrito? Estas son sus opciones:
Suscríbase para tener acceso ilimitado a Fisterra.com