La diplopía se define como la percepción en el campo visual de dos imágenes del mismo objeto, pudiendo asociarse con trastornos oftalmológicos sensoriales o motores. Existen dos tipos: a) diplopía monocular, que consiste en la percepción de una doble imagen con un solo ojo, manteniendo el otro ojo ocluido, y b) diplopía binocular, que está presente sólo cuando ambos ojos están descubiertos y desaparece en caso de que se ocluya cualquiera de los dos ojos (Lavin P, 2016).
La diplopía es un síntoma muy perturbador que no suele pasar desapercibido para el paciente y, aunque no se dispone de datos en cuanto a su prevalencia, llega a constituir un 1,4% de las urgencias oftalmológicas, en las que médico tiene que realizar un diagnóstico diferencial acertado, pues la presencia de diplopía puede ser causada por un gran número de procesos potencialmente graves (Comer RM, 2007; Guluma K, 2014).
La mayoría de los casos de diplopía (85%) son debidos a diplopía binocular, siendo la parálisis del VI par craneal la causa más frecuente. El resto (aproximadamente el 15%) son debidos a diplopía monocular, que en general nos indica que existe patología en la cornea, cristalino, errores de refracción o patología retiniana (Comer RM, 2007; Lavin P, 2016; Bienfang DC, 2016).
La visión binocular normal depende de dos sistemas, uno motor y otro sensorial, apareciendo diplopía cuando se altera cualquiera de ellos (Lavin P, 2016):
Sistema motor: los músculos oculomotores responsables de la motilidad ocular son seis en cada ojo; los cuatro músculo rectos: superior, inferior, medial (antiguo recto interno) y lateral (antiguo recto externo), el oblicuo mayor u oblicuo superior y el oblicuo menor u oblicuo inferior (figura 1). Este aparato muscular está inervado por los pares craneales III, IV y VI que tienen su origen en los núcleos correspondientes situados respectivamente en mesencéfalo, techo del IV ventrículo y por debajo del piso del IV ventrículo. Este sistema está a su vez coordinado por el denominado sistema de control supranuclear de los movimientos oculares. El III par craneal, o motor ocular común, inerva los músculos recto superior, recto inferior, recto medial, oblicuo inferior y el elevador del párpado superior. Además, las fibras pupilares parasimpáticas del III par inervan el esfínter del iris y el músculo ciliar, responsable de la acomodación durante la convergencia. El IV par craneal, nervio troclear o patético, inerva el oblicuo superior. Y finalmente el VI par craneal, o nervio abducens, inerva el recto lateral.Figura 1. Músculos oculares.Autor: Joel Darlan Bandeira Barreto
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Sistema sensorial: además, para que la visión binocular sea normal debe existir una adecuada función sensorial en base a los siguientes elementos: a) isoagudeza visual de la fóvea, b) localización principal de la imagen en la fóvea, y c) correspondencia retiniana cerebral normal: la imagen que se envía a la retina debe ser similar en ambos ojos y estar localizada en la misma región del espacio.
La diplopía es un síntoma que aparece casi exclusivamente en adultos o en jóvenes con sistemas visuales maduros. Los niños pequeños con estrabismo, además de que no son capaces de expresar este síntoma, más importante es aun, que su sistema visual inmaduro se ocupa de la supresión de la imagen más pobre, eliminando la diplopía a costa posiblemente de una ambliopía irreversible.
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