La artrosis es una enfermedad articular degenerativa progresiva que se caracteriza por pérdida de cartílago articular, remodelación ósea y debilidad muscular periarticular que tienen como consecuencia dolor e inestabilidad articular (Lane NE, 2011; Gelber AC, 2014). Es la forma más común de afectación articular y, aunque se da más en personas mayores, se cree que no es el resultado de un simple proceso de envejecimiento sino de cambios bioquímicos y tensiones biomecánicas en los que cartílago, hueso subcondral y sinovial tienen un papel clave (Glyn-Jones S, 2015).
Aunque puede afectar a cualquier articulación, la artrosis se localiza con más frecuencia en manos (interfalángicas distales y proximales, articulación trapeciometacarpiana de primer dedo), rodillas, caderas, columna cervical y lumbar y pies (metatarsofalángica del primer dedo) (Gelber AC, 2014).
La prevalencia de artrosis clínica de rodilla en personas de más de 60 años es del 12,2%, significativamente mayor en las mujeres (14,9%) que en los hombres (8,7%). La de artrosis de cadera es del 7,4%, también algo superior en la mujer (8,0%) (Quintana JM, 2008). La prevalencia radiológica es muy superior: alrededor del 25% para la artrosis de cadera y del 30% para la de rodilla en sujetos en la sexta década de vida (Pagès-Castellà A, 2013).
Los costes asociados a la artrosis de rodilla y cadera son enormes. Algunos autores lo estiman en un 0,5% del producto interior bruto del país (Pagès-Castellà A, 2013).
Las causas de artrosis no son bien conocidas. La artrosis puede estar asociada a (Prieto-Alhambra D, 2014; Martín-Ramiro JJ, 2014; Gelber AC, 2014; Zhang W, 2010):
Factores genéticos son responsables del 60-70% de riesgo de sufrir artrosis.
Edad y sexo femenino (especialmente tras la menopausia): las tasas de artrosis de rodilla y cadera aumentan de forma continua con la edad y el riesgo relativo mujer/varón es más alto a los 70-75 años. La artrosis de las manos tiene su punto máximo de prevalencia a los 60-64 años y el riesgo relativo mujer/hombre es más alto entre los 50-55 años.
Factores de carga: obesidad, deporte profesional, algunas actividades laborales. La obesidad también aumenta el riesgo de artrosis de manos, lo que sugiere mecanismos adicionales al factor carga.
Traumatismos, artritis previas (sépticas, sobre todo) y otras enfermedades óseas y articulares: necrosis avascular, artritis reumatoide, enfermedad de Paget, osteocondritis.
Problemas en el desarrollo o enfermedades congénitas: alteraciones de la alineación, varo o valgo exagerado, displasias óseas, escoliosis.
Enfermedades por depósito: calcio (condrocalcinosis), úrico (artritis gotosa).
Enfermedades metabólicas: hemocromatosis, ocronosis, enfermedad de Gaucher, hemoglobinopatía, enfermedad de Ehlers-Danlos.
Enfermedades endocrinas: diabetes mellitus, acromegalia, hipotiroidismo, hiperparatiroidismo.
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