Si. Ambas disciplinas se refieren a la búsqueda del bien para el hombre que, en última instancia, le proporcionará la felicidad, desde perspectivas complementarias. La primera dirige la reflexión al mundo cognitivo para identificar los valores, pretendiendo dar razón de las elecciones. Es, por tanto, imprescindible para encontrar puentes de entendimiento en las sociedades multiculturales. La segunda se concreta en las normas de comportamiento aplicadas a la vida cotidiana. Si tales normas prácticas son asumidas como buenas por la persona, le son muy útiles en su búsqueda de la felicidad, pero si es incapaz de identificarse con ellas, las vivirá como una opresión.
Por ejemplo. Imaginemos que, para optimizar el tiempo de consulta, visitáramos a los pacientes de dos en dos. La moral dice que eso está mal, ya que se transgrede la confidencialidad del acto médico. La ética explica da razón de por qué está mal. El valor que sustenta la confidencialidad, dice la ética, es el respeto al ser humano, en este caso los pacientes.
La moral es un conjunto de normas y valores con los que personas y grupos identifican su proyecto de felicidad. La reflexión ética se orienta hacia la identificación de valores y normas que permitan la convivencia entre personas o grupos con diferentes morales.
Todo lo contrario. El conjunto de normas desarrolladas por la moral son la forma en que se encarnan los valores éticos en el mundo de lo cotidiano. Por ejemplo, cuando se acepta como valor la igual dignidad de todos los seres humanos, se desarrolla una moral basada en el respeto a los diferentes y la capacidad de diálogo. En el terreno de la medicina, se desarrolla una práctica médica centrada en el paciente.
Solo cuando la moral es algo impuesto desde fuera, es decir, cuando la normativa no responde a unos valores asumidos por la persona, es cuando las normas morales resultan opresivas. Bergson diferencia entre moral cerrada, que actúa por presión y oprime a la persona, y moral abierta, que actúa por llamamiento y ayuda al desarrollo personal. La moral, dice Adela Cortina (Cortina Orts A, 2005), no puede imponerse, sólo invitarse.
La moral sólo resulta opresiva cuando no responde a las necesidades de desarrollo de la persona y es impuesta desde fuera. La moral opresiva no es verdaderamente una moral ya que, como dice A. Cortina, la moral no puede imponerse, sólo invitarse.
El sistema de concreción de los valores, es decir, las normas morales que funcionan en las distintas sociedades, tradicionalmente se ha entendido que era un sistema adaptativo orientado a mantener a las personas en contacto con su realidad y, por ello, a facilitar su supervivencia como grupo y su desarrollo como persona. Mientras las sociedades han permanecido más o menos aisladas no se ha percibido, prácticamente, conflicto (Cortina Orts A, 2005; De la Válgoma M, 2000) entre las diferentes normas morales. Sin embargo, unas se acercan más que otras al respeto a los derechos humanos, que son el referente ético universal en estos momentos. Algunas normas, o ciertos valores, pueden ser disfuncionales para el desarrollo de la persona. Así pues, todo no es relativo.
Puede haber valores que sean disfuncionales para la persona, priorizando al grupo frente a ella. Son aquellos cuya finalidad se orienta, más que a la supervivencia de las personas, a la perpetuación del sistema, de los poderes constituidos, o del hombre poderoso frente al débil. Educar la sensibilidad y potenciar la reflexión en ética facilita llegar a identificar cuáles son los valores disfuncionales.
Como demuestra en su libro Marina (De la Válgoma M, 2000), todas las sociedades, cuando se liberan de cinco factores, que son la miseria extrema, la ignorancia, el miedo, el dogmatismo y el odio a la tribu de al lado, tienden a un marco de protección social, participación política y defensa de derechos humanos. Una ética centrada en el valor del ser humano, tendría que fomentar el diálogo con las diferentes culturas, desde el respeto mutuo. Se podría fundamentar una ética laica universal, partiendo del reconocimiento del valor intrínseco de cualquier ser humano independientemente de sus circunstancias.
Una ética centrada en el valor del ser humano tendría que partir del respeto a las diferentes culturas, y de la práctica del diálogo desde el respeto mutuo.
Un valor ético muy importante es la capacidad de diálogo. Mediante la actitud dialógica nos abrimos al encuentro con la otra persona (o grupo humano) con sus peculiaridades que la hacen única, con su dignidad igual a la nuestra que nos exige respetar su autonomía, y con necesidades básicas que es de justicia procuremos respetar. Así pues, la actitud personal dialogante facilita el encuentro compartido, entre diferentes culturas, de normas morales básicas. Estos mínimos compartidos, por una parte orientan la convivencia pacífica en una sociedad, como la actual, que tiende a la globalización. Por otra parte son dinámicos, es decir, por la propia definición de diálogo, tienden hacia un abandono de los valores que resultan disfuncionales para el desarrollo del ser humano.
La moral personal es el referente último, por supuesto. Se refiere a los máximos. Pero todas las sociedades democráticas son pluralistas. Por tanto, en todas ellas es necesaria una reflexión ética para identificar unos mínimos morales compartidos, que constituirán su ética cívica. La moral de los colegios profesionales de tendría que estar inspirada en la ética profesional, que es una adaptación de la ética cívica. Puede haber algunos médicos que entiendan su práctica de forma diferente al grupo. La eutanasia es uno de los temas en los que existe mas desacuerdo sobre cómo actuar (moral). Pero los médicos defensores de una u otra postura coinciden en querer buscar el bien del enfermo y aliviar sus padecimientos (ética). Sería conveniente que se estableciera un verdadero diálogo, sereno y respetuoso, entre los defensores de posturas extremas.
La ética profesional debería de ser una adaptación de la ética cívica de mínimos al ejercicio de las profesiones.
Deontología es el término que se usa para referirse a la moral profesional. Es decir la deontología se refiere a las normas específicas que se recomiendan para el bien hacer de cualquier profesión y, por tanto, es una moral aplicada al mundo profesional. Responde a la necesidad de interpretar la actuación profesional desde la ética. Una de las funciones específicas de los colegios profesionales es revisar los principios contenidos en los códigos deontológicos para adaptarlos, orientados por los principios generales de la Bioética , a las nuevas situaciones del ejercicio profesional. Otra, más importante si cabe, velar porque las instituciones faciliten un ejercicio profesional ajustado al código deontológico y difundir el conocimiento del mismo entre profesionales y ciudadanos. Es importante, en el momento actual, recuperar la característica más propia de los colegios profesionales que es fomentar la buena práctica de la profesión.
La deontología se refiere a las normas específicas que se recomiendan para el bien hacer de cualquier profesión y, por tanto, es una moral aplicada y especializada.
Son los códigos profesionales de los Médicos (Código de Ética y Deontología Médica español de 1999), de Enfermería (Código Deontológico de la Enfermería Española) y el de Farmaindustria (Código Deontológico de Farmaindustria).
Esto es lo que piensa Adela Cortina respecto a este tema…
Adela Cortina. Ética y moral
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