El ojo es un órgano sensorial que recoge los estímulos visuales y los conduce al cerebro. Se localiza en la cavidad orbitaria, tiene cuatro músculos rectos y dos músculos oblicuos que se relacionan con los pares craneales III, IV y VI. La oftalmoscopia directa no es un examen especializado, por tanto se considera un paso más dentro de la valoración física inicial de cada paciente. El examen físico del ojo comprende los siguientes aspectos:
Exploración de la parte externa: conjuntiva, córnea y esclerótica. Estructuras anexas como los párpados, piel y glándulas lagrimales.
Exploración de la pupila: se debe observar el tamaño, la simetría entre ambas, la respuesta a la luz directa e indirecta (en el otro ojo: reflejo fotomotor consensual) y reflejo de acomodación (contracción pupilar al enfocar un objeto cercano). Se consideran parámetros normales un tamaño pupilar de 2 a 4 mm en la luz y de 4 a 8 mm en la oscuridad; el diámetro de la pupila menor de 2 mm se define como miosis, mayor de 6 mm como midriasis y la desigualdad entre ambas pupilas es la llamada anisocoria.
Exploración del fondo de ojo: es un procedimiento fácil y económico, permite reconocer enfermedades sistémicas como la diabetes o hipertensión arterial y enfermedades oculares propiamente dichas, sin olvidar que los hallazgos observados en dicha exploración deben ser analizados e interpretados en conjunción con otros elementos obtenidos a través de la anamnesis y el examen físico del paciente.
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