Una dieta por menús es aquella en la que el paciente sigue unos menús fijos que se basan en la pre-planificación de calorías y reparto en macronutrientes prefijado. A lo largo del tiempo, el paciente puede sustituir ingredientes por otros del mismo grupo, pero no se le permiten o no están previstos más cambios. Por ejemplo: potaje de garbanzos (o lentejas, alubias...), puré de calabacín (o zanahoria...), patatas guisadas con carne (o bacalao, o chirlas...).
Ventajas:
Es más operativa:
En personas con poca capacidad de comprensión (ancianos con deterioro cognitivo, analfabetos funcionales, etc.) siempre y cuando los menús estén adaptados al medio social y cultural del paciente, y
cuando el prescriptor no tiene tiempo o no existe un soporte educativo para el paciente.
Es práctica en períodos específicos, por ejemplo en el diabético con gastroenteritis, diabetes con insuficiencia renal avanzada o patologías donde es importante la selección de determinados alimentos.
Desventajas:
Monotonía.
No garantiza adaptación a gustos individuales.
Escasa o nula adaptación a las variaciones en estilo de vida, imperativos laborales, cambios de semana/fin de semana, viajes, etc.
No aprovecha las posibilidades de variación de alimentos: estacionalidad, costumbres regionales.
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