Fisterra

    Nutrición en el paciente con cáncer

    ¿De qué hablamos?


    La nutrición es un proceso fundamental en el manejo de los pacientes con cáncer e influye de forma importante tanto en la morbilidad como en la mortalidad. Un porcentaje elevado de estos pacientes (hasta un 80% de los que tienen cáncer de vía digestiva superior) presentan en el momento del diagnóstico síntomas y signos de desnutrición (Gómez Candela C, 2003). La pérdida de peso no intencionada se relaciona con una disminución de la calidad de vida y un peor pronóstico (August DA, 2009). La desnutrición es un factor pronóstico independiente del estadío e histología tumoral y es un marcador predictivo de la respuesta al tratamiento.

    La caquexia tumoral se define como un cuadro clínico caracterizado por la pérdida involuntaria y mantenida de peso y masa esquelética que puede estar acompañada o no de masa grasa. Se observa hasta en el 50% de los pacientes oncológicos (Joaquín Ortiz C, 2016). En las fases iniciales o precaquexia predominan, sobre la pérdida de peso, signos clínicos y metabólicos precoces como la anorexia e intolerancia a la glucosa (De las Peñas R, 2019).

    La desnutrición en el paciente con cáncer se produce cuando existe un desequilibrio entre la ingesta y las necesidades de nutrientes; suele ser una desnutrición de tipo calórica-proteica mixta con predominio al inicio de la pérdida del componente musculoesquelético. Un aporte suficiente de calorías y proteínas es importante para favorecer la curación, luchar contra las infecciones y mantener una buena actividad vital. La sarcopenia se define como la pérdida de masa muscular y se caracteriza por producir astenia y limitación funcional.

    La presencia de desnutrición genera diversos problemas que van a influir tanto en la calidad de vida del paciente como en el pronóstico de su enfermedad:

    • La disminución de las proteínas viscerales y somáticas produce disminución de la funcionalidad esquelética.
    • La inmunosupresión produce un aumento en la incidencia de infecciones.
    • Se favorecen los trastornos en la cicatrización de heridas.
    • La malnutrición previa al tratamiento va a condicionar en muchas ocasiones la actitud terapéutica, tanto respecto al tipo de tratamiento como a la intensidad del mismo (quimioterapia, radioterapia).

    La intervención nutricional en el paciente con cáncer tiene el objetivo de identificar y tratar de forma precoz la desnutrición para así poder mantener y preservar el peso, mejorar la respuesta a los distintos tratamientos oncológicos y aumentar la calidad de vida.

    Las causas de desnutrición en el paciente con cáncer pueden ser (Gómez Candela C, 2003; Arends J, 2017):

    • Directamente relacionadas con el tumor:
      • Causas locales que producen alteraciones mecánicas o funcionales (obstrucción, malabsorción), fundamentalmente en tumores de cabeza, cuello y tracto digestivo.
      • Alteraciones metabólicas: se producen alteraciones tanto por la producción de diversas sustancias por el tumor tipo citoquinas (TNF-α, factor de necrosis tumoral) como por las alteraciones del metabolismo de la glucosa (disminución de la sensibilidad a la insulina, aumento de la gluconeogénesis), de los lípidos (aumento de oxidación de ácidos grasos, hiperlipemia) y de las proteínas (disminución de síntesis de proteínas y balance nitrogenado negativo).
        Estas alteraciones se producen principalmente en tumores sólidos, pulmón, páncreas y vías digestivas superiores y suelen ser las causantes del denominado síndrome caquexia-anorexia. Se trata de un síndrome multiorgánico que afecta a un número elevado de pacientes con cáncer (hasta un 80% en fases avanzadas) y en muchos de ellos es causa directa de su muerte.
        Se caracteriza por: pérdida de peso con emaciación muscular, disminución del apetito (anorexia) y debilidad (astenia). Suele acompañarse de náuseas, anemia, sensación de saciedad precoz y alteraciones del gusto/olfato.
    • Relacionadas con el tratamiento antineoplásico:
      • Cirugía: se producen alteraciones en la nutrición en cualquier paciente intervenido quirúrgicamente, sobre todo en la cirugía mayor y del aparato digestivo. La cirugía aumenta los requerimientos energéticos y proteicos en el proceso de cicatrización y en la lucha contra la infección. Además puede conllevar la extirpación de órganos limitando físicamente la alimentación.
      • Radioterapia: los efectos secundarios (astenia, anorexia) suelen aparecer entre la primera y segunda semana del inicio del tratamiento y pueden durar hasta varias semanas después de finalizarlo. La radioterapia en cabeza y cuello puede provocar anorexia, inflamación de boca y faringe, caries e infecciones bucales; en el tórax genera esofagitis, alteraciones en el tránsito esofágico, reflujo; en abdomen puede provocar diarrea, vómitos, enteritis y alteraciones en la absorción intestinal.
      • Quimioterapia: produce una alta incidencia de síntomas con importante influencia en la nutrición (mucositis, náuseas y vómitos, enteritis, alteraciones del gusto/olfato).
      • Inmunoterapia: puede conllevar fiebre, náuseas, vómitos, cansancio y anorexia.
        En la tolerancia del paciente a todos estos tratamientos influye de forma esencial su estado nutricional.
    • Alteraciones nutricionales relacionadas con hábitos adquiridos previamente por el paciente:
      • Los hábitos nocivos como el consumo de tabaco y alcohol pueden generar alteraciones nutricionales por la disminución del apetito que producen.
      • El alcohol puede interferir en la absorción de diversos nutrientes como el ácido fólico, vitamina B12, zinc, magnesio, etc.
      • La falta de hábitos higiénicos bucodentales genera alteraciones a dicho nivel (gingivitis, pérdida de piezas dentales, etc.).

    ¿Cómo evaluar la situación nutricional de un paciente?

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    ¿Cómo tratar las alteraciones nutricionales en el paciente con cáncer?

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    Bibliografía

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    Autor

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Nutrición en el paciente con cáncer

    Fecha de revisión: 02/12/2021
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    La nutrición es un proceso fundamental en el manejo de los pacientes con cáncer e influye de forma importante tanto en la morbilidad como en la mortalidad. Un porcentaje elevado de estos pacientes (hasta un 80% de los que tienen cáncer de vía digestiva superior) presentan en el momento del diagnóstico síntomas y signos de desnutrición (Gómez Candela C, 2003). La pérdida de peso no intencionada se relaciona con una disminución de la calidad de vida y un peor pronóstico (August DA, 2009). La desnutrición es un factor pronóstico independiente del estadío e histología tumoral y es un marcador predictivo de la respuesta al tratamiento.

    La caquexia tumoral se define como un cuadro clínico caracterizado por la pérdida involuntaria y mantenida de peso y masa esquelética que puede estar acompañada o no de masa grasa. Se observa hasta en el 50% de los pacientes oncológicos (Joaquín Ortiz C, 2016). En las fases iniciales o precaquexia predominan, sobre la pérdida de peso, signos clínicos y metabólicos precoces como la anorexia e intolerancia a la glucosa (De las Peñas R, 2019).

    La desnutrición en el paciente con cáncer se produce cuando existe un desequilibrio entre la ingesta y las necesidades de nutrientes; suele ser una desnutrición de tipo calórica-proteica mixta con predominio al inicio de la pérdida del componente musculoesquelético. Un aporte suficiente de calorías y proteínas es importante para favorecer la curación, luchar contra las infecciones y mantener una buena actividad vital. La sarcopenia se define como la pérdida de masa muscular y se caracteriza por producir astenia y limitación funcional.

    La presencia de desnutrición genera diversos problemas que van a influir tanto en la calidad de vida del paciente como en el pronóstico de su enfermedad:

    • La disminución de las proteínas viscerales y somáticas produce disminución de la funcionalidad esquelética.
    • La inmunosupresión produce un aumento en la incidencia de infecciones.
    • Se favorecen los trastornos en la cicatrización de heridas.
    • La malnutrición previa al tratamiento va a condicionar en muchas ocasiones la actitud terapéutica, tanto respecto al tipo de tratamiento como a la intensidad del mismo (quimioterapia, radioterapia).

    La intervención nutricional en el paciente con cáncer tiene el objetivo de identificar y tratar de forma precoz la desnutrición para así poder mantener y preservar el peso, mejorar la respuesta a los distintos tratamientos oncológicos y aumentar la calidad de vida.

    Las causas de desnutrición en el paciente con cáncer pueden ser (Gómez Candela C, 2003; Arends J, 2017):

    • Directamente relacionadas con el tumor:
      • Causas locales que producen alteraciones mecánicas o funcionales (obstrucción, malabsorción), fundamentalmente en tumores de cabeza, cuello y tracto digestivo.
      • Alteraciones metabólicas: se producen alteraciones tanto por la producción de diversas sustancias por el tumor tipo citoquinas (TNF-α, factor de necrosis tumoral) como por las alteraciones del metabolismo de la glucosa (disminución de la sensibilidad a la insulina, aumento de la gluconeogénesis), de los lípidos (aumento de oxidación de ácidos grasos, hiperlipemia) y de las proteínas (disminución de síntesis de proteínas y balance nitrogenado negativo).
        Estas alteraciones se producen principalmente en tumores sólidos, pulmón, páncreas y vías digestivas superiores y suelen ser las causantes del denominado síndrome caquexia-anorexia. Se trata de un síndrome multiorgánico que afecta a un número elevado de pacientes con cáncer (hasta un 80% en fases avanzadas) y en muchos de ellos es causa directa de su muerte.
        Se caracteriza por: pérdida de peso con emaciación muscular, disminución del apetito (anorexia) y debilidad (astenia). Suele acompañarse de náuseas, anemia, sensación de saciedad precoz y alteraciones del gusto/olfato.
    • Relacionadas con el tratamiento antineoplásico:
      • Cirugía: se producen alteraciones en la nutrición en cualquier paciente intervenido quirúrgicamente, sobre todo en la cirugía mayor y del aparato digestivo. La cirugía aumenta los requerimientos energéticos y proteicos en el proceso de cicatrización y en la lucha contra la infección. Además puede conllevar la extirpación de órganos limitando físicamente la alimentación.
      • Radioterapia: los efectos secundarios (astenia, anorexia) suelen aparecer entre la primera y segunda semana del inicio del tratamiento y pueden durar hasta varias semanas después de finalizarlo. La radioterapia en cabeza y cuello puede provocar anorexia, inflamación de boca y faringe, caries e infecciones bucales; en el tórax genera esofagitis, alteraciones en el tránsito esofágico, reflujo; en abdomen puede provocar diarrea, vómitos, enteritis y alteraciones en la absorción intestinal.
      • Quimioterapia: produce una alta incidencia de síntomas con importante influencia en la nutrición (mucositis, náuseas y vómitos, enteritis, alteraciones del gusto/olfato).
      • Inmunoterapia: puede conllevar fiebre, náuseas, vómitos, cansancio y anorexia.
        En la tolerancia del paciente a todos estos tratamientos influye de forma esencial su estado nutricional.
    • Alteraciones nutricionales relacionadas con hábitos adquiridos previamente por el paciente:
      • Los hábitos nocivos como el consumo de tabaco y alcohol pueden generar alteraciones nutricionales por la disminución del apetito que producen.
      • El alcohol puede interferir en la absorción de diversos nutrientes como el ácido fólico, vitamina B12, zinc, magnesio, etc.
      • La falta de hábitos higiénicos bucodentales genera alteraciones a dicho nivel (gingivitis, pérdida de piezas dentales, etc.).

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    ¿De qué hablamos?


    La nutrición es un proceso fundamental en el manejo de los pacientes con cáncer e influye de forma importante tanto en la morbilidad como en la mortalidad. Un porcentaje elevado de estos pacientes (hasta un 80% de los que tienen cáncer de vía digestiva superior) presentan en el momento del diagnóstico síntomas y signos de desnutrición (Gómez Candela C, 2003). La pérdida de peso no intencionada se relaciona con una disminución de la calidad de vida y un peor pronóstico (August DA, 2009). La desnutrición es un factor pronóstico independiente del estadío e histología tumoral y es un marcador predictivo de la respuesta al tratamiento.

    La caquexia tumoral se define como un cuadro clínico caracterizado por la pérdida involuntaria y mantenida de peso y masa esquelética que puede estar acompañada o no de masa grasa. Se observa hasta en el 50% de los pacientes oncológicos (Joaquín Ortiz C, 2016). En las fases iniciales o precaquexia predominan, sobre la pérdida de peso, signos clínicos y metabólicos precoces como la anorexia e intolerancia a la glucosa (De las Peñas R, 2019).

    La desnutrición en el paciente con cáncer se produce cuando existe un desequilibrio entre la ingesta y las necesidades de nutrientes; suele ser una desnutrición de tipo calórica-proteica mixta con predominio al inicio de la pérdida del componente musculoesquelético. Un aporte suficiente de calorías y proteínas es importante para favorecer la curación, luchar contra las infecciones y mantener una buena actividad vital. La sarcopenia se define como la pérdida de masa muscular y se caracteriza por producir astenia y limitación funcional.

    La presencia de desnutrición genera diversos problemas que van a influir tanto en la calidad de vida del paciente como en el pronóstico de su enfermedad:

    • La disminución de las proteínas viscerales y somáticas produce disminución de la funcionalidad esquelética.
    • La inmunosupresión produce un aumento en la incidencia de infecciones.
    • Se favorecen los trastornos en la cicatrización de heridas.
    • La malnutrición previa al tratamiento va a condicionar en muchas ocasiones la actitud terapéutica, tanto respecto al tipo de tratamiento como a la intensidad del mismo (quimioterapia, radioterapia).

    La intervención nutricional en el paciente con cáncer tiene el objetivo de identificar y tratar de forma precoz la desnutrición para así poder mantener y preservar el peso, mejorar la respuesta a los distintos tratamientos oncológicos y aumentar la calidad de vida.

    Las causas de desnutrición en el paciente con cáncer pueden ser (Gómez Candela C, 2003; Arends J, 2017):

    • Directamente relacionadas con el tumor:
      • Causas locales que producen alteraciones mecánicas o funcionales (obstrucción, malabsorción), fundamentalmente en tumores de cabeza, cuello y tracto digestivo.
      • Alteraciones metabólicas: se producen alteraciones tanto por la producción de diversas sustancias por el tumor tipo citoquinas (TNF-α, factor de necrosis tumoral) como por las alteraciones del metabolismo de la glucosa (disminución de la sensibilidad a la insulina, aumento de la gluconeogénesis), de los lípidos (aumento de oxidación de ácidos grasos, hiperlipemia) y de las proteínas (disminución de síntesis de proteínas y balance nitrogenado negativo).
        Estas alteraciones se producen principalmente en tumores sólidos, pulmón, páncreas y vías digestivas superiores y suelen ser las causantes del denominado síndrome caquexia-anorexia. Se trata de un síndrome multiorgánico que afecta a un número elevado de pacientes con cáncer (hasta un 80% en fases avanzadas) y en muchos de ellos es causa directa de su muerte.
        Se caracteriza por: pérdida de peso con emaciación muscular, disminución del apetito (anorexia) y debilidad (astenia). Suele acompañarse de náuseas, anemia, sensación de saciedad precoz y alteraciones del gusto/olfato.
    • Relacionadas con el tratamiento antineoplásico:
      • Cirugía: se producen alteraciones en la nutrición en cualquier paciente intervenido quirúrgicamente, sobre todo en la cirugía mayor y del aparato digestivo. La cirugía aumenta los requerimientos energéticos y proteicos en el proceso de cicatrización y en la lucha contra la infección. Además puede conllevar la extirpación de órganos limitando físicamente la alimentación.
      • Radioterapia: los efectos secundarios (astenia, anorexia) suelen aparecer entre la primera y segunda semana del inicio del tratamiento y pueden durar hasta varias semanas después de finalizarlo. La radioterapia en cabeza y cuello puede provocar anorexia, inflamación de boca y faringe, caries e infecciones bucales; en el tórax genera esofagitis, alteraciones en el tránsito esofágico, reflujo; en abdomen puede provocar diarrea, vómitos, enteritis y alteraciones en la absorción intestinal.
      • Quimioterapia: produce una alta incidencia de síntomas con importante influencia en la nutrición (mucositis, náuseas y vómitos, enteritis, alteraciones del gusto/olfato).
      • Inmunoterapia: puede conllevar fiebre, náuseas, vómitos, cansancio y anorexia.
        En la tolerancia del paciente a todos estos tratamientos influye de forma esencial su estado nutricional.
    • Alteraciones nutricionales relacionadas con hábitos adquiridos previamente por el paciente:
      • Los hábitos nocivos como el consumo de tabaco y alcohol pueden generar alteraciones nutricionales por la disminución del apetito que producen.
      • El alcohol puede interferir en la absorción de diversos nutrientes como el ácido fólico, vitamina B12, zinc, magnesio, etc.
      • La falta de hábitos higiénicos bucodentales genera alteraciones a dicho nivel (gingivitis, pérdida de piezas dentales, etc.).

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