Actualizada el
24/03/2010.
Más... |
Opciones para la página |
 |
|
 |
Tamaño de letra |
|
|
|
|
|
Acerca de
esta página |
Elaborada por
médicos con revisión posterior por colegas.
La información contenida en este folleto está basada en las Guías Clínicas de Fisterra y otras
fuentes fiables.
Conflicto de intereses: Ninguno
declarado.
|
Metodología de elaboración |
 |
|
|
Información para pacientes sobre el
insomnio primario |
|
¿Qué es el insomnio? |
El insomnio es la dificultad para conciliar o mantener el
sueño, o despertarse demasiado temprano, o simplemente
despertarse con la impresión de no haber tenido un sueño
reparador. El consideración por las personas de que padecen
insomnio es distinta para cada paciente, y varía según las
culturas, por eso no es posible definir el sueño normal
de manera aceptable para distintas personas y poblaciones. Lo
que cada uno considera normal en cuanto a cantidad y calidad
de sueño es muy variable. |
 |
¿Por qué se produce? |
El insomnio puede ser consecuencia de los
efectos de sustancias, fármacos o tóxicos, o de una enfermedad
orgánica, de un trastorno mental, de un trastorno de sueño
relacionado con la respiración (apneas de sueño), de lesiones
neurológicas o de situaciones anormales del sueño, como el
sonambulismo o los terrores nocturnos en los niños. En estos
casos, se denomina insomnio secundario. Se habla de insomnio
primario cuando no está asociado a otra causa, tratamiento o
enfermedad.
La descripción del insomnio incluye el
malestar nocturno por no poder dormir satisfactoriamente, y
también las consecuencias durante la actividad diurna:
irritabilidad, falta de concentración, somnolencia. Puede
darse un deterioro de la actividad laboral, social, o de otros
ámbitos de la vida de las personas. A su vez, el insomnio en
sí mismo puede producir otras enfermedades como la depresión o
cefaleas. |
|
¿Cuáles son los síntomas? |
El insomnio es más frecuente en mujeres, y se hace más
frecuente a medida que aumenta la edad. Afecta a la actividad
diaria al producir cansancio, dificultad de concentración y
menor rendimiento, tanto físico como intelectual. |
Se suele acompañar de otros síntomas como: |
- Nerviosismo, tensión, ansiedad. Preocupaciones
personales, familiares, por relaciones sociales a la hora de
acostarse.
- Antecedentes previos de depresión, rasgos obsesivos o
compulsivos, u otros síntomas relevantes de tipo
psicopatológico.
- Síntomas de piernas inquietas u otros movimientos
automáticos.
- Cambios en los horarios habituales de dormir y
levantarse.
- Ronquidos u otros síntomas de apnea de sueño.
- Síntomas o antecedentes de abuso de consumo de alcohol u
otros tóxicos.
- Uso actual de medicamentos (diuréticos,
antihipertensivos,…).
- Otras enfermedades.
- Condiciones ambientales: ruido, temperatura excesiva o
muy fría,…
- Hábitos dietéticos (consumo de café, alcohol,…), sobre
todo en la cena.
- Realización de ejercicio físico excesivo durante el día.
- Actividad laboral intensa o estresante…
|
Se suele diferenciar, según su duración, en: |
- Insomnio Transitorio. Duración de dos o tres
días.
- Insomnio de Corta Duración. Dura más de dos o
tres días, y menos de tres semanas.
- Insomnio Crónico. Duración mayor de tres semanas.
|
¿Cómo se diagnostica? |
El diagnóstico se realiza en base a la exploración y la
entrevista clínicas. Si el paciente duerme con otra persona,
es importante recabar información de ésta, para conocer mejor
cómo transcurre la noche y los factores del entorno que pueden
estar influyendo. Es muy importante descartar la existencia de
enfermedades o problemas que lo estén provocando, para lo cual
puede ser necesario realizar estudios complementarios. En
determinados casos, puede necesitar un estudio especializado
en unidades del sueño. |
|
¿Cómo se trata? |
Las primeras medidas a adoptar si se
padece insomnio es adquirir unas buenas pautas y hábitos de
actividad, horarios, dieta y ritmo de vida que facilitan el
sueño.
Las siguientes indicaciones relacionadas con el estilo de
vida y con el medio ambiente, le ayudarán a conciliar y
mantener un sueño reparador: |
- No consumir cafeína desde 6 horas antes de acostarse.
- Evitar fumar, así como ingerir alcohol como mínimo dos o
tres horas antes de acostarse.
- No realizar ejercicio físico en exceso, ni actividades
estimulantes, antes de acostarse.
- Practicar con regularidad ejercicio físico moderado.
- No realizar cenas copiosas, y no ingerir grandes
cantidades de alimentos y/o líquidos antes de irse a dormir.
- No ir a la cama con hambre ni sed.
- Usar un colchón adecuado.
- Mantener un ambiente agradable: 23Cº, sin ruido, con
poca luz …
- No mirar la hora.
|
Este procedimiento se ha mostrado insuficiente por sí sólo,
pero es útil en combinación con otras terapias psicológicas
basadas en el control de estímulos. Consiste en una serie de
pautas conductuales dirigidas a reducir las conductas
incompatibles con el sueño a la hora de irse a dormir, y a
regular el ritmo sueño-vigilia. El objetivo fundamental de
estas pautas es que se establezca una asociación entre los
estímulos presentes en la habitación y la generación del
sueño. Consta de las siguientes instrucciones, que deben
seguirse estrictamente para que resulten eficaces: |
- Usar la cama sólo para dormir (reposo ocasional,
actividad sexual,…). No se permite televisor, teléfono,
radio, comer, leer… en la cama.
- Irse a la cama sólo cuando se sienta sueño.
- Conviene realizar antes de dormir alguna actividad de
desaceleración, es decir, que no requiera mucho esfuerzo
ni concentración (no lecturas densas ni trabajo).
- Establecer una rutina para antes de acostarse y
realizarla cada día, y siempre en el mismo orden (tomar algo
caliente, leer un rato, lavarse los dientes, ir al baño…).
- Si no se concilia el sueño en 30-45 minutos
aproximadamente, salir de la cama y de la habitación, y
hacer una actividad relajante y monótona hasta sentir sueño,
y sólo entonces volver a la cama; no antes. Repetir si es
necesario.
- Levantarse siempre a la misma hora.
- No hacer siestas durante el día.
|
Los cambios de ritmo y hábitos de vida
citados pueden acompañarse, en especial en personas con altos
niveles de actividad física y cognitiva tanto durante la noche
como durante el día, en situaciones de estrés, de presión, de
excitación…con la realización de ejercicios de relajación. Hay
distintos métodos de relajación como la relajación progresiva,
el entrenamiento autógeno, la meditación o el entrenamiento en
imaginación.
El objetivo de la relajación es conseguir
niveles profundos de relajación muscular de forma rápida y
sencilla en el momento de irse a dormir, para facilitar el
sueño. Requiere un entrenamiento más o menos largo (se estima
en cuatro semanas, o más para pacientes ancianos), durante el
cual se aprende progresivamente a identificar el nivel de
tensión muscular en las distintas partes del cuerpo, y a
relajarse. El entrenamiento consiste en ejercicios de
tensión-relajación de grupos musculares, pequeños primero y
más grandes después. |
|
Tratamiento farmacológico. |
En los casos en los que los métodos sin
medicamentosson insuficientes, puede requerirse un tratamiento
farmacológico. Es importante saber que el uso más conveniente
de los fármacos hipnóticos o tranquilizantes, es durante
periodos cortos de tiempo, o bien ocasionalmente en momentos
puntuales. Debe evitarse la toma habitual o regular de
fármacos para dormir, ya que estos fármacos desarrollan hábito
y tolerancia, es decir que el organismo se adapta y dejan de
ser efectivos o requieren cada vez mayores dosis, con mayores
efectos secundarios. Mientras el paciente está a tratamiento,
es conveniente que haya días en los que no tome el
tratamiento, por ejemplo, en fines de semana.
Los fármacos más utilizados son las
benzodiazepinas. Debe tener presente que alguno de estos
fármacos, con un tiempo de acción largo, puede interferir en
las actividades diurnas, aspecto que ha de tenerse en cuenta
en el caso de que la persona afectada utilice maquinaria
peligrosa en su trabajo, conduzca vehículos, etc. También debe
de evitarse el consumo de alcohol y siempre debe de comprobar
las incompatibilidades con la toma de otros fármacos,
descritas en el prospecto.
Se recomienda la reducción gradual de las
dosis, a lolargo de dos o tres semanas, o la sustitución por
otra medicación de retirada más fácil. Una de las dificultades
que aparecen con mayor frecuencia es que surge un insomnio, de
rebote, que debe conocerse y superarse para evitar
mantener el uso de fármacos.
También debe tenerse en cuenta que si se
está bajo el efecto de la acción del hipnótico, y el sueño es
interrumpido por otros motivos, puede haber mayor riesgo de
caídas y sensación de mareo al levantarse, sobre todo en
personas mayores. |
|
Para obtener más información: |
 |
En FisterraSalud:
|
 |
En otros sitios:
|
|
|
|
Autores:
Equipo editorial de Fisterra.
Médicos especialistas en Medicina de
Familia y en Medicina Preventiva y Salud Pública.
Basada
en la Guía clínica: Insomnio primario, elaborada por Alberdi
Sudupe, Jesús; Segade Rodríguez, Sonia; Lastra Barreiro, Cristina;
Castro Dono,
Carlos.
Complejo Hospitalario Juan Canalejo. A Coruña. |
|