Las glándulas de Bartolino son las glándulas vestibulares de mayor tamaño. Miden aproximadamente 1 cm y habitualmente no son palpables salvo que exista enfermedad. Se localizan en la parte posterior del vestíbulo en la base de los labios menores y drenan a través de un conducto entre el himen y los labios menores en posición 4 y 8 horas. Comienzan a funcionar en la pubertad proporcionando lubricación a la zona mediante la secreción de moco claro o blanquecino al ser estimuladas por la excitación sexual (Omole F, 2003; Patil S, 2007).
La patología más frecuente de las glándulas de Bartolino es el absceso, que en ocasiones se produce tras la obstrucción del conducto de drenaje de la glándula y la formación de un quiste (Pundir J, 2008).
El 3% de las mujeres sufrirá patología de estas glándulas en algún momento de su vida (Berger MB, 2012). La edad más frecuente de aparición clínica está entre los 20 y los 29 años. El perfil de riesgo parece ser similar al de las enfermedades de transmisión sexual y más frecuente en nulíparas que en multíparas. En la perimenopausia debe descartarse patología maligna, aunque su incidencia es inferior al 1% (Omole F, 2003; Patil S, 2007; Pundir J, 2008). A pesar de esas consideraciones, las características demográficas de las mujeres en las que se encuentran incidentalmente quistes son similares a las de las que no los tienen (Berger MB, 2012).
Los abscesos de las glándulas de Bartolino suelen ser polimicrobianos y pueden ser producidos tanto por gérmenes aerobios como anaerobios. El germen más frecuentemente implicado es el Escherichia coli (Kessous R, 2013; Bhide A, 2010).
Figura 1.Glándulas de Bartolino.
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