El herpes zóster se caracteriza por una erupción dérmica vesicular, distribuida en la región de un dermatoma cutáneo (normalmente unilateral), a la que suele asociarse dolor neuropático en dicho recorrido. Se produce por la reactivación del virus varicela zóster (VVZ), que permanece latente en los ganglios sensitivos tras haber padecido varicela (infección primaria) (Albrecht MA, 2016a; DynaMed Plus, 2016a).
La neuralgia postherpética (NPH) es la complicación más frecuente de la enfermedad y se caracteriza por la presencia de dolor de tipo punzante o quemante localizado en el dermatoma afecto por la erupción, que se prolonga al menos un mes después de la aparición de las vesículas (Bajwa ZH, 2015; DynaMed Plus, 2016b).
La incidencia de herpes zóster en la población general aumenta con la edad. Se sitúa entre los 215 casos/100.000 habitantes/año (EE.UU.) (Donahue JG, 1995) y 300 casos/100.000 habitantes/año (Europa). Estas cifras aumentan a partir de los 60-65 años hasta situarse en 1.000 casos/100.000 habitantes/año en pacientes mayores de 80 años (Volpi A, 2005).
Para ver el texto completo de este documento debe de estar suscrito a Fisterra.com
Suscríbase
¿Todavía no está suscrito? Estas son sus opciones:
Suscríbase para tener acceso ilimitado a Fisterra.com