La hemoptisis se define como la expectoración de sangre procedente del tracto respiratorio bajo (pulmón o bronquios). Es necesario diferenciarla del sangrado faríngeo y de la hematemesis (sangrado de origen gastrointestinal).
Las causas más frecuentes de hemoptisis son las infecciones, las bronquiectasias y las neoplasias pulmonares (Chun JY, 2010; Bidwell JL, 2005).
La hemoptisis puede ser el hallazgo inicial en el 7-10% de los pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón. Durante la evolución de la enfermedad, hasta el 20% de los pacientes pueden tener algún episodio de hemoptisis (Ingbar DH, 2015).
La hemoptisis en un paciente con cáncer puede ser desencadenada por múltiples causas. Habitualmente se produce por la presencia de una lesión a nivel del árbol respiratorio y/o por alteraciones de la coagulación.
Se consideran factores de alto riesgo de hemorragia los siguientes: trombocitopenia menor de 20.000 plaquetas/ml, tumores pulmonares de localización central, presencia de enfermedad metastásica a nivel hepático, leucemias agudas y crónicas refractarias y el tratamiento con fármacos anticoagulantes (Harris DG, 2009).
Se califica habitualmente como masiva cuando el sangrado es mayor de 300-600 ml en 24 horas (Chun JY, 2010). Su presencia es un factor de mal pronóstico pudiendo ser la causa del fallecimiento de los pacientes con carcinoma broncogénico (Kvale PA, 2007).
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