La halitosis se define como el olor desagradable que procede del aliento de una persona y que proviene de la boca, cavidad nasal, senos o faringe. Es la tercera causa de consulta al odontólogo. Su prevalencia es muy variable al no haber criterios diagnósticos que la definan, tratarse en muchas ocasiones de una sensación subjetiva con diferencias en la apreciación del olor, estimándose entre el 22-50% (Akaji EA, 2014).
Su presencia se relaciona con la descomposición de partículas de alimentos, células, sangre y algunos componentes de la saliva, que da lugar a la emisión de derivados sulfúricos volátiles y otros gases que provienen del aumento del número de bacterias anaerobias Gram negativas, aunque en estadios iniciales, microorganismos Gram positivos pueden estar involucrados. En el 80-90% de los casos están implicados gérmenes de la cavidad oral (Akaji EA, 2014).
Su clasificación y causas más frecuentes se muestran en las tablas 1 y 2 (Zalewska A, 2012; Mokeem SA, 2014; Seemann R, 2014; Kapoor U, 2016).
Tabla 1. Clasificación de la halitosis.
Verdadera
Fisiológica
Es autolimitada, no impide al paciente llevar una vida normal y responde a la higiene oral habitual. Se produce por la disminución del flujo de saliva en la cavidad oral durante el sueño o alimentos.
Patológica
Relacionada en el 80-90% de los casos con causas orales, aunque también patologías a nivel sistémico la pueden producir.
Imaginaria
Pseudohalitosis
El paciente percibe mal olor en su aliento que los demás no detectan y no se puede objetivar con las pruebas diagnósticas. Puede implicar una interpretación errónea de las actitudes de otras personas (taparse la nariz, volver la cara, dar un paso atrás) lo que a su vez lleva a reforzar la creencia de que padecen esta patología. Puede afectar hasta el 25% de los pacientes que refieren halitosis.
Halitofobia
Después de tratar la halitosis y la pseudohalitosis, el paciente persiste en la idea de sufrir halitosis. Debe descartarse todas las causas orgánicas. Puede afectar hasta el 0,5-1% de la población adulta.
Síndrome de referencia olfativa
Se trata de un trastorno psiquiátrico en que el paciente tiene una idea preconcebida de su mal olor bucal y personal, lo que puede provocar aislamiento social.
Tabla 2. Etiología de la halitosis.
Transitoria
Mal aliento matutino.
Menstruación.
Ingesta de determinados alimentos (ajo, cebollas, especies picantes).
Consumo de tabaco y alcohol.
Patológica
Causas orales
Enfermedad crónica periodontal y gingivitis.
Higiene oral deficiente.
Reconstrucciones dentales deterioradas.
Absceso dentario y fístula oro-antral.
Estomatitis y glositis.
Enfermedades faríngeas víricas, bacterianas o fúngicas. Úlceras. Cáncer faríngeo primario.
Enfermedad parotídea primaria o secundaria a fármacos o enfermedades sistémicas.
Enfermedad amigdalar.
Causas extraorales
ORL y respiratorias: sinusitis, pólipos nasales, rinitis, tumores, cuerpo extraño, epiglotitis y anomalías cráneo-faciales. Enfermedades respiratorias infecciosas, bronquiectasias, carcinoma bronquial o presencia de cuerpo extraño.
Enfermedades digestivas: divertículo de Zenker, reflujo gastroesofágico, acalasia, estómago de retención, hemorragia digestiva, infección por Helicobacter pylori, cáncer gástrico, síndrome de malabsorción o infección entérica, patología biliar, cirrosis hepática.
Otras: diabetes mellitus, insuficiencia renal y hepática, discrasias sanguíneas, enfermedades autoinmunes, trastornos bioquímicos (trimetilaminuria), fiebre, deshidratación, déficits vitamínicos o de minerales, e intoxicaciones por plomo, mercurio, bismuto y arsénico.
Fármacos: anticolinérgicos, antineoplásicos, fenotiacidas, compuestos yodados, nitrato de amilo, dinitrato de isosorbide, antihipertensivos, anfetaminas, metronidazol, bifosfonatos, antihistamínicos, ansiolíticos, antipsicóticos y antidepresivos.
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