El carcinoma basocelular es el tumor cutáneo maligno más frecuente y supone el 60% de los tumores de piel. Se trata de un tumor cuya incidencia aumenta con la edad, siendo el 80% de los pacientes mayores de 50 años. Presenta una incidencia algo mayor en el varón con una distribución hombre-mujer de 2:1 (Wu PA, 2019). Los tumores malignos de piel constituyen el tercer motivo más frecuente de consulta dermatológica. Es un tumor que procede de las células de la capa basal de la epidermis y de los folículos pilosebáceos, sin afectar a mucosas de manera primaria. Su principal localización es en la cara (70%), puesto que es una de las zonas en las que más incide la radiación solar.
A pesar de ser maligno, tiene un poder de metastatizar muy bajo, y a muy largo plazo. Es por este motivo que también se le denomine “epitelioma basocelular o basalioma”, haciendo referencia a su carácter “más benigno” en relación con otros cánceres cutáneos donde las metástasis sí son frecuentes, como ocurre con el carcinoma epidermoide y con el melanoma.
Sin embargo, sí tiene poder destructor local, lo que unido a que su localización más frecuente es la cara, hace que el diagnóstico y tratamiento precoces sean muy importantes.
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