Fisterra

    Obesidad

    ¿De qué hablamos?


    La obesidad es una enfermedad endocrino-metabólica crónica y multifactorial, de tendencia epidémica y creciente, que predispone a otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia, reduce la calidad de vida, incrementa el riesgo vascular y disminuye la esperanza de vida (Declaración SECO-SEEDO, 2015) y cuyo marcador biológico es el aumento del compartimento graso. Puede asociarse a complicaciones potencialmente graves y precisa un enfoque multidisciplinar por su gran repercusión clínica, impacto sobre la salud pública y elevado coste sanitario. Su prevalencia en las últimas décadas ha aumentado, ya afecta a un 21,6% de la población adulta española de 25-64 años y aumenta con la edad. Es más frecuente en varones (22,8%) que en mujeres (20,5%), lo que supone un cambio en el patrón de distribución, y en grupos sociales de menor nivel de renta y educativo, aunque su distribución varía entre comunidades autónomas. El sobrepeso, sin embargo, afecta al 39,3% de la población adulta española (25-64 años) (Aranceta-Bartrina J, 2016). En la población infantil y juvenil (2-24 años) la prevalencia de la obesidad ha aumentado drásticamente situándose en la actualidad en el 15%, y el sobrepeso en el 25%. Por otra parte, la prevalencia de la obesidad abdominal se sitúa en el 33,4%, siendo mayor entre las mujeres (43,3%) que entre los varones (23,3%). La prevalencia de valores de índice de masa corporal (IMC) ≥35 se estima en el 5,2% (IC 95%; 3,9-6,5%) y alcanza hasta el 6,9% (IC 95%; 4,8-9,0%) del grupo de 55-64 años (Aranceta-Bartrina J, 2016).

    El método más utilizado en el adulto para definir y clasificar la obesidad es el IMC: peso (kg)/talla (metros2). Aunque es un pobre predictor de salud, es más grave cuanto mayor es su valor y más comorbilidades haya. Este parámetro, aunque no es una medida directa de la adiposidad, mantiene una buena correlación con la cantidad de grasa total del organismo en adultos, sin embargo, esta relación no es tan buena en niños, adolescentes o ancianos, ni en poblaciones de razas no blancas; por otra parte, lo sobreestima en individuos musculosos y lo infravalora en personas con baja masa magra. Según el Institute for Health Metrics and Evaluation los valores de IMC altos representan el primer factor de riesgo de carga de enfermedad en España. Se acepta como punto de corte para la obesidad un valor de IMC igual o superior a 30 kg/m2 (AACE/ACE, 2016). La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la obesidad según el IMC (tabla 1) (WHO, 2000).

    Tabla 1. Clasificación de la obesidad según el IMC.

    Riesgo de comorbilidad

    IMC (kg/m2) Circunferencia cintura
    <102/88
    >102/88
    Normopeso 18,5-24,9 Aumentado
    Sobrepeso (obesidad grado I) 25-29,9 Aumentado Alto
    Obesidad Clase I 30-34,9 Alto Muy alto
    Obesidad Clase II 35-39,9 Muy alto Muy alto
    Obesidad Clase III ≥40 Extremadamente alto Extremadamente alto
    Adaptado de la guía NICE, 2014 (https://www.nice.org.uk/guidance/cg189).


    Además del exceso de grasa corporal, su distribución constituye un predictor independiente de riesgo y morbilidad. La localización central o abdominal se relaciona con más riesgo y su medida más práctica y fiable es perímetro abdominal (PA), que está validado en la actualidad. Los límites superiores que se aceptan como normales son: 102 cm para el varón y 88 cm para la mujer (WHO, 2000).

    Siguiendo las directrices NICE (NICE, 2014), en función del IMC y el perímetro abdominal, se puede evaluar el riesgo para la salud de los adultos con el fin de determinar la intensidad del tratamiento (tabla 2).

    Tabla 2. Evaluación del riesgo para la salud de los adultos con el fin de determinar la intensidad del tratamiento.
    Clasificación del IMC
    (Kg/m2)
    PA (cm)
    Bajo Alto Muy alto
    Hombres
    (<94 cm)
    Mujeres
    (<80 cm)
    Hombres
    (94 a 102 cm)
    Mujeres
    (80 a 88 cm)
    Hombres
    (>102 cm)
    Mujeres
    (>88 cm)
    Sobrepeso: 25-29,9 No hay aumento del riesgo Mayor riesgo Riesgo elevado
    Obesidad Clase I: 30-34,9 Mayor riesgo Riesgo elevado Riesgo muy elevado
    Obesidad Clase II: 35-39,9 Riesgo elevado o muy elevado
    Obesidad Clase III: ≥40 Riesgo muy elevado
    IMC: índice de masa corporal; PA: perímetro abdominal.
    Adaptado de la guía NICE, 2014 (https://www.nice.org.uk/guidance/cg189).


    El acúmulo graso central se relaciona fisiopatológicamente con el incremento en la incidencia y/o desarrollo de, entre otras, complicaciones crónicas cardiovasculares, metabólicas, respiratorias y hormonales de la obesidad. Esta última es un estado proinflamatorio y protrombótico por las alteraciones que induce en la producción de citocinas, la coagulación y la fibrinólisis (SIGN, 2010; Salvador J, 2004).

    ¿Qué la produce?

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    ¿Qué estudios haremos en un paciente con exceso de peso?

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    ¿Qué pacientes tratar?

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    ¿Cómo tratarla?

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    Algoritmo

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    Bibliografía

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    Autor

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Obesidad

    Fecha de revisión: 31/03/2017
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    La obesidad es una enfermedad endocrino-metabólica crónica y multifactorial, de tendencia epidémica y creciente, que predispone a otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia, reduce la calidad de vida, incrementa el riesgo vascular y disminuye la esperanza de vida (Declaración SECO-SEEDO, 2015) y cuyo marcador biológico es el aumento del compartimento graso. Puede asociarse a complicaciones potencialmente graves y precisa un enfoque multidisciplinar por su gran repercusión clínica, impacto sobre la salud pública y elevado coste sanitario. Su prevalencia en las últimas décadas ha aumentado, ya afecta a un 21,6% de la población adulta española de 25-64 años y aumenta con la edad. Es más frecuente en varones (22,8%) que en mujeres (20,5%), lo que supone un cambio en el patrón de distribución, y en grupos sociales de menor nivel de renta y educativo, aunque su distribución varía entre comunidades autónomas. El sobrepeso, sin embargo, afecta al 39,3% de la población adulta española (25-64 años) (Aranceta-Bartrina J, 2016). En la población infantil y juvenil (2-24 años) la prevalencia de la obesidad ha aumentado drásticamente situándose en la actualidad en el 15%, y el sobrepeso en el 25%. Por otra parte, la prevalencia de la obesidad abdominal se sitúa en el 33,4%, siendo mayor entre las mujeres (43,3%) que entre los varones (23,3%). La prevalencia de valores de índice de masa corporal (IMC) ≥35 se estima en el 5,2% (IC 95%; 3,9-6,5%) y alcanza hasta el 6,9% (IC 95%; 4,8-9,0%) del grupo de 55-64 años (Aranceta-Bartrina J, 2016).

    El método más utilizado en el adulto para definir y clasificar la obesidad es el IMC: peso (kg)/talla (metros2). Aunque es un pobre predictor de salud, es más grave cuanto mayor es su valor y más comorbilidades haya. Este parámetro, aunque no es una medida directa de la adiposidad, mantiene una buena correlación con la cantidad de grasa total del organismo en adultos, sin embargo, esta relación no es tan buena en niños, adolescentes o ancianos, ni en poblaciones de razas no blancas; por otra parte, lo sobreestima en individuos musculosos y lo infravalora en personas con baja masa magra. Según el Institute for Health Metrics and Evaluation los valores de IMC altos representan el primer factor de riesgo de carga de enfermedad en España. Se acepta como punto de corte para la obesidad un valor de IMC igual o superior a 30 kg/m2 (AACE/ACE, 2016). La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la obesidad según el IMC (tabla 1) (WHO, 2000).

    Tabla 1. Clasificación de la obesidad según el IMC.

    Riesgo de comorbilidad

    IMC (kg/m2) Circunferencia cintura
    <102/88
    >102/88
    Normopeso 18,5-24,9 Aumentado
    Sobrepeso (obesidad grado I) 25-29,9 Aumentado Alto
    Obesidad Clase I 30-34,9 Alto Muy alto
    Obesidad Clase II 35-39,9 Muy alto Muy alto
    Obesidad Clase III ≥40 Extremadamente alto Extremadamente alto
    Adaptado de la guía NICE, 2014 (https://www.nice.org.uk/guidance/cg189).


    Además del exceso de grasa corporal, su distribución constituye un predictor independiente de riesgo y morbilidad. La localización central o abdominal se relaciona con más riesgo y su medida más práctica y fiable es perímetro abdominal (PA), que está validado en la actualidad. Los límites superiores que se aceptan como normales son: 102 cm para el varón y 88 cm para la mujer (WHO, 2000).

    Siguiendo las directrices NICE (NICE, 2014), en función del IMC y el perímetro abdominal, se puede evaluar el riesgo para la salud de los adultos con el fin de determinar la intensidad del tratamiento (tabla 2).

    Tabla 2. Evaluación del riesgo para la salud de los adultos con el fin de determinar la intensidad del tratamiento.
    Clasificación del IMC
    (Kg/m2)
    PA (cm)
    Bajo Alto Muy alto
    Hombres
    (<94 cm)
    Mujeres
    (<80 cm)
    Hombres
    (94 a 102 cm)
    Mujeres
    (80 a 88 cm)
    Hombres
    (>102 cm)
    Mujeres
    (>88 cm)
    Sobrepeso: 25-29,9 No hay aumento del riesgo Mayor riesgo Riesgo elevado
    Obesidad Clase I: 30-34,9 Mayor riesgo Riesgo elevado Riesgo muy elevado
    Obesidad Clase II: 35-39,9 Riesgo elevado o muy elevado
    Obesidad Clase III: ≥40 Riesgo muy elevado
    IMC: índice de masa corporal; PA: perímetro abdominal.
    Adaptado de la guía NICE, 2014 (https://www.nice.org.uk/guidance/cg189).


    El acúmulo graso central se relaciona fisiopatológicamente con el incremento en la incidencia y/o desarrollo de, entre otras, complicaciones crónicas cardiovasculares, metabólicas, respiratorias y hormonales de la obesidad. Esta última es un estado proinflamatorio y protrombótico por las alteraciones que induce en la producción de citocinas, la coagulación y la fibrinólisis (SIGN, 2010; Salvador J, 2004).

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    ¿De qué hablamos?


    La obesidad es una enfermedad endocrino-metabólica crónica y multifactorial, de tendencia epidémica y creciente, que predispone a otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia, reduce la calidad de vida, incrementa el riesgo vascular y disminuye la esperanza de vida (Declaración SECO-SEEDO, 2015) y cuyo marcador biológico es el aumento del compartimento graso. Puede asociarse a complicaciones potencialmente graves y precisa un enfoque multidisciplinar por su gran repercusión clínica, impacto sobre la salud pública y elevado coste sanitario. Su prevalencia en las últimas décadas ha aumentado, ya afecta a un 21,6% de la población adulta española de 25-64 años y aumenta con la edad. Es más frecuente en varones (22,8%) que en mujeres (20,5%), lo que supone un cambio en el patrón de distribución, y en grupos sociales de menor nivel de renta y educativo, aunque su distribución varía entre comunidades autónomas. El sobrepeso, sin embargo, afecta al 39,3% de la población adulta española (25-64 años) (Aranceta-Bartrina J, 2016). En la población infantil y juvenil (2-24 años) la prevalencia de la obesidad ha aumentado drásticamente situándose en la actualidad en el 15%, y el sobrepeso en el 25%. Por otra parte, la prevalencia de la obesidad abdominal se sitúa en el 33,4%, siendo mayor entre las mujeres (43,3%) que entre los varones (23,3%). La prevalencia de valores de índice de masa corporal (IMC) ≥35 se estima en el 5,2% (IC 95%; 3,9-6,5%) y alcanza hasta el 6,9% (IC 95%; 4,8-9,0%) del grupo de 55-64 años (Aranceta-Bartrina J, 2016).

    El método más utilizado en el adulto para definir y clasificar la obesidad es el IMC: peso (kg)/talla (metros2). Aunque es un pobre predictor de salud, es más grave cuanto mayor es su valor y más comorbilidades haya. Este parámetro, aunque no es una medida directa de la adiposidad, mantiene una buena correlación con la cantidad de grasa total del organismo en adultos, sin embargo, esta relación no es tan buena en niños, adolescentes o ancianos, ni en poblaciones de razas no blancas; por otra parte, lo sobreestima en individuos musculosos y lo infravalora en personas con baja masa magra. Según el Institute for Health Metrics and Evaluation los valores de IMC altos representan el primer factor de riesgo de carga de enfermedad en España. Se acepta como punto de corte para la obesidad un valor de IMC igual o superior a 30 kg/m2 (AACE/ACE, 2016). La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la obesidad según el IMC (tabla 1) (WHO, 2000).

    Tabla 1. Clasificación de la obesidad según el IMC.

    Riesgo de comorbilidad

    IMC (kg/m2) Circunferencia cintura
    <102/88
    >102/88
    Normopeso 18,5-24,9 Aumentado
    Sobrepeso (obesidad grado I) 25-29,9 Aumentado Alto
    Obesidad Clase I 30-34,9 Alto Muy alto
    Obesidad Clase II 35-39,9 Muy alto Muy alto
    Obesidad Clase III ≥40 Extremadamente alto Extremadamente alto
    Adaptado de la guía NICE, 2014 (https://www.nice.org.uk/guidance/cg189).


    Además del exceso de grasa corporal, su distribución constituye un predictor independiente de riesgo y morbilidad. La localización central o abdominal se relaciona con más riesgo y su medida más práctica y fiable es perímetro abdominal (PA), que está validado en la actualidad. Los límites superiores que se aceptan como normales son: 102 cm para el varón y 88 cm para la mujer (WHO, 2000).

    Siguiendo las directrices NICE (NICE, 2014), en función del IMC y el perímetro abdominal, se puede evaluar el riesgo para la salud de los adultos con el fin de determinar la intensidad del tratamiento (tabla 2).

    Tabla 2. Evaluación del riesgo para la salud de los adultos con el fin de determinar la intensidad del tratamiento.
    Clasificación del IMC
    (Kg/m2)
    PA (cm)
    Bajo Alto Muy alto
    Hombres
    (<94 cm)
    Mujeres
    (<80 cm)
    Hombres
    (94 a 102 cm)
    Mujeres
    (80 a 88 cm)
    Hombres
    (>102 cm)
    Mujeres
    (>88 cm)
    Sobrepeso: 25-29,9 No hay aumento del riesgo Mayor riesgo Riesgo elevado
    Obesidad Clase I: 30-34,9 Mayor riesgo Riesgo elevado Riesgo muy elevado
    Obesidad Clase II: 35-39,9 Riesgo elevado o muy elevado
    Obesidad Clase III: ≥40 Riesgo muy elevado
    IMC: índice de masa corporal; PA: perímetro abdominal.
    Adaptado de la guía NICE, 2014 (https://www.nice.org.uk/guidance/cg189).


    El acúmulo graso central se relaciona fisiopatológicamente con el incremento en la incidencia y/o desarrollo de, entre otras, complicaciones crónicas cardiovasculares, metabólicas, respiratorias y hormonales de la obesidad. Esta última es un estado proinflamatorio y protrombótico por las alteraciones que induce en la producción de citocinas, la coagulación y la fibrinólisis (SIGN, 2010; Salvador J, 2004).

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    © Descargado el 29/03/2024 10:51:01 Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright © . Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.

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