Fisterra

    Nódulo pulmonar solitario

    ¿De qué hablamos?


    El nódulo pulmonar solitario (NPS) se define como una imagen radiológica redondeada de mayor densidad que el tejido pulmonar que la rodea, menor de 3 cm de diámetro y que no se acompaña de adenopatías ni atelectasias. Es un diagnóstico de imagen que puede aparecer tanto en la radiografía simple de tórax (RX) como en la tomografía axial computerizada (TAC) de tórax, cuello o abdomen (Kikano GE, 2015; Álvarez Martínez CJ, 2014; Truong MT, 2014). Las imágenes con forma más alargada y mayores de 3 cm no entran en esta definición, se consideran masas y con frecuencia son malignas (Kikano GE, 2015; Thiessen NR, 2010; Gould MK, 2015).

    Hasta en un 90% de los casos es un hallazgo casual. La prevalencia estimada del NPS varía según los estudios desde el 8 al 51%: aparece en el 0,2% de las RX de tórax en los más antiguos, sin embargo su incidencia está aumentando por el mayor uso de la TAC y en programas de cribado de cáncer de pulmón puede alcanzar del 20-50% en población de adultos fumadores (Kikano GE, 2015; Gould MK, 2015; Ost DE, 2012; Álvarez Martínez CJ, 2014).

    Los NPS se clasifican en nódulos sólidos, que son los más frecuentes, y subsólidos que a su vez pueden presentarse como subsólidos con parte sólida y nódulos puros en vidrio esmerilado (Baldwin DR, 2015).

    La RX tiene baja sensibilidad en la detección del NPS, sólo aprecia los sólidos y presenta una elevada proporción de falsos positivos. Los equipos de TAC helicoidal multidetectores pueden realizar numerosos cortes y de espesor muy fino que aumentan su capacidad de detección. Permiten visualizar los nódulos “pequeños” definidos como los de diámetro menor de 1 cm y, si además incorporan análisis con procesadores de imágenes por ordenador, esta capacidad se incrementa del 54 al 95%, con importante disminución de falsos positivos (Brandman S, 2011; Truong MT, 2014; Goo JM, 2011).

    La mayoría de los NPS son benignos, de estos más del 80% corresponden a granulomas infecciosos por mycobacterias, seguidos de infecciones fúngicas. Los hamartomas representan el 10% y el resto se deben a malformaciones arteriovenosas o aneurismas, de origen reumático o traumático. El 84% de los NPS malignos corresponden a cáncer de pulmón (CP) y el 8% a metástasis pulmonares únicas. El tipo más frecuente de CP es el adenocarcinoma, con una localización frecuente periférica (51%), seguido del carcinoma escamoso que suele ser de localización central. El 5% corresponde a carcinoma de células pequeñas y del 1-2% a tumores carcinoides (Álvarez Martínez CJ, 2014; Brandman S, 2011; McNulty W, 2012).

    Entre los objetivos más importantes de la evaluación del NPS están (Álvarez Martínez CJ, 2014; McNulty W, 2012; Brandman S, 2011):

    • La posibilidad de realizar un diagnóstico precoz del CP en estadios iniciales cuando la supervivencia puede alcanzar hasta el 80% a los 5 años, frente al 5% si la enfermedad está diseminada.
    • Mediante su estudio radiológico, determinar con la mayor precisión posible las posibilidades de malignidad o benignidad de la imagen, con objeto de evitar el mayor número de pruebas cruentas para el paciente.

    ¿Cómo se diagnostica?

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    ¿Cuál es su manejo?

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    Algoritmo de manejo

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    Bibliografía

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Nódulo pulmonar solitario

    Fecha de revisión: 02/03/2018
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    El nódulo pulmonar solitario (NPS) se define como una imagen radiológica redondeada de mayor densidad que el tejido pulmonar que la rodea, menor de 3 cm de diámetro y que no se acompaña de adenopatías ni atelectasias. Es un diagnóstico de imagen que puede aparecer tanto en la radiografía simple de tórax (RX) como en la tomografía axial computerizada (TAC) de tórax, cuello o abdomen (Kikano GE, 2015; Álvarez Martínez CJ, 2014; Truong MT, 2014). Las imágenes con forma más alargada y mayores de 3 cm no entran en esta definición, se consideran masas y con frecuencia son malignas (Kikano GE, 2015; Thiessen NR, 2010; Gould MK, 2015).

    Hasta en un 90% de los casos es un hallazgo casual. La prevalencia estimada del NPS varía según los estudios desde el 8 al 51%: aparece en el 0,2% de las RX de tórax en los más antiguos, sin embargo su incidencia está aumentando por el mayor uso de la TAC y en programas de cribado de cáncer de pulmón puede alcanzar del 20-50% en población de adultos fumadores (Kikano GE, 2015; Gould MK, 2015; Ost DE, 2012; Álvarez Martínez CJ, 2014).

    Los NPS se clasifican en nódulos sólidos, que son los más frecuentes, y subsólidos que a su vez pueden presentarse como subsólidos con parte sólida y nódulos puros en vidrio esmerilado (Baldwin DR, 2015).

    La RX tiene baja sensibilidad en la detección del NPS, sólo aprecia los sólidos y presenta una elevada proporción de falsos positivos. Los equipos de TAC helicoidal multidetectores pueden realizar numerosos cortes y de espesor muy fino que aumentan su capacidad de detección. Permiten visualizar los nódulos “pequeños” definidos como los de diámetro menor de 1 cm y, si además incorporan análisis con procesadores de imágenes por ordenador, esta capacidad se incrementa del 54 al 95%, con importante disminución de falsos positivos (Brandman S, 2011; Truong MT, 2014; Goo JM, 2011).

    La mayoría de los NPS son benignos, de estos más del 80% corresponden a granulomas infecciosos por mycobacterias, seguidos de infecciones fúngicas. Los hamartomas representan el 10% y el resto se deben a malformaciones arteriovenosas o aneurismas, de origen reumático o traumático. El 84% de los NPS malignos corresponden a cáncer de pulmón (CP) y el 8% a metástasis pulmonares únicas. El tipo más frecuente de CP es el adenocarcinoma, con una localización frecuente periférica (51%), seguido del carcinoma escamoso que suele ser de localización central. El 5% corresponde a carcinoma de células pequeñas y del 1-2% a tumores carcinoides (Álvarez Martínez CJ, 2014; Brandman S, 2011; McNulty W, 2012).

    Entre los objetivos más importantes de la evaluación del NPS están (Álvarez Martínez CJ, 2014; McNulty W, 2012; Brandman S, 2011):

    • La posibilidad de realizar un diagnóstico precoz del CP en estadios iniciales cuando la supervivencia puede alcanzar hasta el 80% a los 5 años, frente al 5% si la enfermedad está diseminada.
    • Mediante su estudio radiológico, determinar con la mayor precisión posible las posibilidades de malignidad o benignidad de la imagen, con objeto de evitar el mayor número de pruebas cruentas para el paciente.

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    Nódulo pulmonar solitario

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    El nódulo pulmonar solitario (NPS) se define como una imagen radiológica redondeada de mayor densidad que el tejido pulmonar que la rodea, menor de 3 cm de diámetro y que no se acompaña de adenopatías ni atelectasias. Es un diagnóstico de imagen que puede aparecer tanto en la radiografía simple de tórax (RX) como en la tomografía axial computerizada (TAC) de tórax, cuello o abdomen (Kikano GE, 2015; Álvarez Martínez CJ, 2014; Truong MT, 2014). Las imágenes con forma más alargada y mayores de 3 cm no entran en esta definición, se consideran masas y con frecuencia son malignas (Kikano GE, 2015; Thiessen NR, 2010; Gould MK, 2015).

    Hasta en un 90% de los casos es un hallazgo casual. La prevalencia estimada del NPS varía según los estudios desde el 8 al 51%: aparece en el 0,2% de las RX de tórax en los más antiguos, sin embargo su incidencia está aumentando por el mayor uso de la TAC y en programas de cribado de cáncer de pulmón puede alcanzar del 20-50% en población de adultos fumadores (Kikano GE, 2015; Gould MK, 2015; Ost DE, 2012; Álvarez Martínez CJ, 2014).

    Los NPS se clasifican en nódulos sólidos, que son los más frecuentes, y subsólidos que a su vez pueden presentarse como subsólidos con parte sólida y nódulos puros en vidrio esmerilado (Baldwin DR, 2015).

    La RX tiene baja sensibilidad en la detección del NPS, sólo aprecia los sólidos y presenta una elevada proporción de falsos positivos. Los equipos de TAC helicoidal multidetectores pueden realizar numerosos cortes y de espesor muy fino que aumentan su capacidad de detección. Permiten visualizar los nódulos “pequeños” definidos como los de diámetro menor de 1 cm y, si además incorporan análisis con procesadores de imágenes por ordenador, esta capacidad se incrementa del 54 al 95%, con importante disminución de falsos positivos (Brandman S, 2011; Truong MT, 2014; Goo JM, 2011).

    La mayoría de los NPS son benignos, de estos más del 80% corresponden a granulomas infecciosos por mycobacterias, seguidos de infecciones fúngicas. Los hamartomas representan el 10% y el resto se deben a malformaciones arteriovenosas o aneurismas, de origen reumático o traumático. El 84% de los NPS malignos corresponden a cáncer de pulmón (CP) y el 8% a metástasis pulmonares únicas. El tipo más frecuente de CP es el adenocarcinoma, con una localización frecuente periférica (51%), seguido del carcinoma escamoso que suele ser de localización central. El 5% corresponde a carcinoma de células pequeñas y del 1-2% a tumores carcinoides (Álvarez Martínez CJ, 2014; Brandman S, 2011; McNulty W, 2012).

    Entre los objetivos más importantes de la evaluación del NPS están (Álvarez Martínez CJ, 2014; McNulty W, 2012; Brandman S, 2011):

    • La posibilidad de realizar un diagnóstico precoz del CP en estadios iniciales cuando la supervivencia puede alcanzar hasta el 80% a los 5 años, frente al 5% si la enfermedad está diseminada.
    • Mediante su estudio radiológico, determinar con la mayor precisión posible las posibilidades de malignidad o benignidad de la imagen, con objeto de evitar el mayor número de pruebas cruentas para el paciente.

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