Fisterra

    Hernia epigástrica y diástasis de rectos

    ¿De qué hablamos?


    La pared anterior del abdomen está formada en su zona medial por los músculos rectos, que se insertan cranealmente en la 5ª, 6ª y 7ª costillas y caudalmente en el pubis. Están rodeados por sus aponeurosis (fibras tendinosas entrecruzadas). La unión de estas aponeurosis en la línea media, de 1 a 2 cm de anchura, forma la línea alba. La vaina es completa hasta 4 cm por debajo del ombligo, donde se encuentra la línea arqueada o arcada de Douglas.

    Defectos a nivel de la línea alba permiten la salida o herniación de grasa preperitoneal. Las hernias epigástricas se localizan en la línea media abdominal entre el apéndice xifoides y el ombligo; denominándose hernias hipogástricas a las localizadas por debajo del ombligo. Las situaciones de aumento de presión intraabdominal, tales como obesidad, embarazo o ascitis, pueden favorecer la ruptura de las fibras aponeuróticas de la línea alba y la aparición de hernias epigástricas. Se presentan a modo de tumoración de pequeño tamaño en línea media abdominal, recubierta de piel y cuyo saco herniario suele contener grasa preperitoneal. Los orificios de salida de los pequeños vasos y nervios paramedianos de la línea alba pueden favorecer la aparición de hernias (Feliu X, 2005).

    Representan entre el 0,5 y 3,6% de las hernias de pared abdominal, y son más frecuentes en los hombres en una proporción 3:1 (López C, 2013).

    La progresiva laxitud y adelgazamiento de la línea alba, entre el xifoides y el pubis, sin defecto en la fascia, con separación adquirida de los haces musculares de los rectos del abdomen, causa la protusión del contenido intraabdominal. Cuando esta separación es mayor de 2 cm se considera que es una diástasis de rectos (Reinpold W, 2019). A diferencia de las hernias epigástricas, no existe orificio ni anillo herniario. Pero el progresivo ensanchamiento y adelgazamiento de la línea alba es un importante factor de riesgo para el desarrollo de hernias epigástrica y umbilicales, con frecuencia asociadas a la diástasis de rectos. Se han descrito pequeñas hernias epigástricas <2 cm asociadas a diástasis de rectos hasta en un 45% de pacientes (Köhler G, 2015).

    La aparición de la diástasis de rectos también está favorecida por las situaciones que aumentan la presión intraabdominal (obesidad, partos múltiples o gemelares, ascitis, tos crónica) y las alteraciones en el tejido mioconectivo (enfermedades del colágeno, sobre todo del colágeno tipo III, corticodependencia). Durante el embarazo, debido a las alteraciones en el tejido conectivo (por los cambios hormonales) y al aumento progresivo de la presión intraabdominal, la distancia entre los músculos rectos puede llegar a ser de hasta de 8 cm, pero a los 6 meses del parto suele normalizarse a sus valores previos (Beer GM, 2009). Otros factores predisponentes a la aparición de la diástasis de rectos son la obesidad y la vida sedentaria.

    ¿Cómo se diagnostica?

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    Bibliografía

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    Conflicto de intereses
    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

    Hernia epigástrica y diástasis de rectos

    Fecha de revisión: 02/12/2019
    • Guía
    Índice de contenidos

    ¿De qué hablamos?


    La pared anterior del abdomen está formada en su zona medial por los músculos rectos, que se insertan cranealmente en la 5ª, 6ª y 7ª costillas y caudalmente en el pubis. Están rodeados por sus aponeurosis (fibras tendinosas entrecruzadas). La unión de estas aponeurosis en la línea media, de 1 a 2 cm de anchura, forma la línea alba. La vaina es completa hasta 4 cm por debajo del ombligo, donde se encuentra la línea arqueada o arcada de Douglas.

    Defectos a nivel de la línea alba permiten la salida o herniación de grasa preperitoneal. Las hernias epigástricas se localizan en la línea media abdominal entre el apéndice xifoides y el ombligo; denominándose hernias hipogástricas a las localizadas por debajo del ombligo. Las situaciones de aumento de presión intraabdominal, tales como obesidad, embarazo o ascitis, pueden favorecer la ruptura de las fibras aponeuróticas de la línea alba y la aparición de hernias epigástricas. Se presentan a modo de tumoración de pequeño tamaño en línea media abdominal, recubierta de piel y cuyo saco herniario suele contener grasa preperitoneal. Los orificios de salida de los pequeños vasos y nervios paramedianos de la línea alba pueden favorecer la aparición de hernias (Feliu X, 2005).

    Representan entre el 0,5 y 3,6% de las hernias de pared abdominal, y son más frecuentes en los hombres en una proporción 3:1 (López C, 2013).

    La progresiva laxitud y adelgazamiento de la línea alba, entre el xifoides y el pubis, sin defecto en la fascia, con separación adquirida de los haces musculares de los rectos del abdomen, causa la protusión del contenido intraabdominal. Cuando esta separación es mayor de 2 cm se considera que es una diástasis de rectos (Reinpold W, 2019). A diferencia de las hernias epigástricas, no existe orificio ni anillo herniario. Pero el progresivo ensanchamiento y adelgazamiento de la línea alba es un importante factor de riesgo para el desarrollo de hernias epigástrica y umbilicales, con frecuencia asociadas a la diástasis de rectos. Se han descrito pequeñas hernias epigástricas <2 cm asociadas a diástasis de rectos hasta en un 45% de pacientes (Köhler G, 2015).

    La aparición de la diástasis de rectos también está favorecida por las situaciones que aumentan la presión intraabdominal (obesidad, partos múltiples o gemelares, ascitis, tos crónica) y las alteraciones en el tejido mioconectivo (enfermedades del colágeno, sobre todo del colágeno tipo III, corticodependencia). Durante el embarazo, debido a las alteraciones en el tejido conectivo (por los cambios hormonales) y al aumento progresivo de la presión intraabdominal, la distancia entre los músculos rectos puede llegar a ser de hasta de 8 cm, pero a los 6 meses del parto suele normalizarse a sus valores previos (Beer GM, 2009). Otros factores predisponentes a la aparición de la diástasis de rectos son la obesidad y la vida sedentaria.

    ¿Cómo se diagnostica?

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    Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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    Fecha de revisión: 02/12/2019

    ¿De qué hablamos?


    La pared anterior del abdomen está formada en su zona medial por los músculos rectos, que se insertan cranealmente en la 5ª, 6ª y 7ª costillas y caudalmente en el pubis. Están rodeados por sus aponeurosis (fibras tendinosas entrecruzadas). La unión de estas aponeurosis en la línea media, de 1 a 2 cm de anchura, forma la línea alba. La vaina es completa hasta 4 cm por debajo del ombligo, donde se encuentra la línea arqueada o arcada de Douglas.

    Defectos a nivel de la línea alba permiten la salida o herniación de grasa preperitoneal. Las hernias epigástricas se localizan en la línea media abdominal entre el apéndice xifoides y el ombligo; denominándose hernias hipogástricas a las localizadas por debajo del ombligo. Las situaciones de aumento de presión intraabdominal, tales como obesidad, embarazo o ascitis, pueden favorecer la ruptura de las fibras aponeuróticas de la línea alba y la aparición de hernias epigástricas. Se presentan a modo de tumoración de pequeño tamaño en línea media abdominal, recubierta de piel y cuyo saco herniario suele contener grasa preperitoneal. Los orificios de salida de los pequeños vasos y nervios paramedianos de la línea alba pueden favorecer la aparición de hernias (Feliu X, 2005).

    Representan entre el 0,5 y 3,6% de las hernias de pared abdominal, y son más frecuentes en los hombres en una proporción 3:1 (López C, 2013).

    La progresiva laxitud y adelgazamiento de la línea alba, entre el xifoides y el pubis, sin defecto en la fascia, con separación adquirida de los haces musculares de los rectos del abdomen, causa la protusión del contenido intraabdominal. Cuando esta separación es mayor de 2 cm se considera que es una diástasis de rectos (Reinpold W, 2019). A diferencia de las hernias epigástricas, no existe orificio ni anillo herniario. Pero el progresivo ensanchamiento y adelgazamiento de la línea alba es un importante factor de riesgo para el desarrollo de hernias epigástrica y umbilicales, con frecuencia asociadas a la diástasis de rectos. Se han descrito pequeñas hernias epigástricas <2 cm asociadas a diástasis de rectos hasta en un 45% de pacientes (Köhler G, 2015).

    La aparición de la diástasis de rectos también está favorecida por las situaciones que aumentan la presión intraabdominal (obesidad, partos múltiples o gemelares, ascitis, tos crónica) y las alteraciones en el tejido mioconectivo (enfermedades del colágeno, sobre todo del colágeno tipo III, corticodependencia). Durante el embarazo, debido a las alteraciones en el tejido conectivo (por los cambios hormonales) y al aumento progresivo de la presión intraabdominal, la distancia entre los músculos rectos puede llegar a ser de hasta de 8 cm, pero a los 6 meses del parto suele normalizarse a sus valores previos (Beer GM, 2009). Otros factores predisponentes a la aparición de la diástasis de rectos son la obesidad y la vida sedentaria.

    ¿Cómo se diagnostica?

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